Victoria y Anexas
Ambrocio López Gutiérrez
LA RAZA DE VASCONCELOS
Marginado como prócer de la Revolución Mexicana, arropado por los conservadores de la primera mitad del siglo pasado e incomprendido por la mayoría de sus amigos y seguidores, José Vasconcelos Calderón comienza a ser reivindicado como lo señala el hecho de que una de las administraciones federales panistas impusiera el nombre del ilustre oaxaqueño a la Biblioteca Nacional y más recientemente, el presidente Andrés Manuel López Obrador inició un ambicioso programa de promoción de la lectura en Mocorito, Sinaloa (el mismo lugar donde se iniciaran las célebres misiones culturales vasconcelistas).
Durante las vacaciones de primavera que están a punto de terminar estuve leyendo El Desastre, obra donde al destacado educador mexicano desglosa los avatares gubernamentales durante la presidencia del general Álvaro Obregón cuando nuestro personaje ocupó la Rectoría de la Universidad Nacional y la Secretaría de Educación Pública donde se distinguió por la obra material, por el fomento a las artes y por la protección a los artistas perseguidos en Latinoamérica quienes encontraban refugio y trabajo en los mejores momentos de la Revolución Mexicana aunque destaca que las cosas cambiaron con la llegada de Plutarco Elías Calles al Poder Ejecutivo Federal.
Antes de abordar la lectura de El Desastre tuve la oportunidad de disfrutar casi de corrido otras obras autobiográficas como Ulises Criollo y La Tormenta reimpresas recientemente como parte del rescate de la obra de este talentoso mexicano quien, aparte de escribir muy bien, fue impulsor de la protección del patrimonio cultural, promotor incansable de la lectura y mecenas de artistas tan destacados como los pintores Diego Rivera y José Clemente Orozco y de una poeta chilena célebre como lo es Gabriela Mistral (ganadora del premio Nobel de Literatura). Con el propósito de motivar a mis posibles lectores a acercarse a la obra de Vasconcelos, comparto a continuación una síntesis del reporte elaborado por el joven historiador (egresado de la UAT), José Rafael Moreno Quevedo, sobre La Raza Cósmica:
En el siguiente trabajo se plasmará lo que más me llamó la atención de esta obra, para ello me parece conveniente hablar un poco acerca del autor. Fue ensayista, ideólogo y político mexicano, nacido en Oaxaca el 28 de febrero de 1882, que influyó notablemente en la definición de un iberoamericanismo basado en el mestizaje, a partir del cual se conformaría la raza cósmica, raza que estaría llamada, en no mucho tiempo, a ser receptora del espíritu del mundo.
El autor insiste en 4 razas existentes que son: el negro, el mongol, el blanco y el indio; pero de una fusión de estas 4 saldrá una raza superior, la quinta raza, es decir: la raza cósmica. Este texto hace mucho énfasis en las razas existentes en el mundo y su fusión, en la introducción nos menciona como antiguas civilizaciones se hacían más fuertes cuando estas se mezclaban con otras, como por ejemplo la egipcia que al tener una época de decadencia y procrear con los negros se hizo más fuerte. Estados unidos de América no es otra cosa más que el reflejo de la llegada de los ingleses y un país latinoamericano que resalta después de Estados Unidos es Argentina, donde predomina gente de ascendencia europea.
Creo yo que el punto importante en esta lectura, es el hecho de que el mexicano muchas veces y por la mayoría de sus habitantes, reniega de su cultura y quiere seguir aferrado a las raíces indígenas, pero debe de tener en cuenta que las razas evolucionan, una raza no puede quedarse para siempre, solo tienen que cumplir un objetivo y después tal vez desaparecerá poco a poco, en el punto de renegar su cultura, el autor se refiere a que nosotros somos lo que somos gracias a nuestros padres los españoles, que no seriamos ni estaríamos aquí si no fuera por ellos.
Muchas personas critican el hecho de que hubiera sido mejor si nos hubieran conquistado los franceses o los ingleses; pero el problema es ese, renegamos nuestras raíces. Y eso tal vez se debe a que desde siempre hemos sido influenciados por los “enemigos” (ingleses, americanos, blancos, como se les quiera llamar), ellos piensan que nosotros somos inferiores por el simple hecho de ser mestizos y nos implantan esa idea y nosotros la creemos.
Si a un indígena se le menciona que nuestra cultura es latina o nuestras costumbres en su mayoría son provenientes de ellos, en seguida se opondrá a nuestras palabras, lo hacen porque como he mencionado antes, no saben que la raza india ya cumplió su papel en nuestra nación y que esta solo fue pasajera, porque a pesar de que aún hay indígenas, estos también están ejerciendo diariamente costumbres heredadas de los españoles.
Debo mencionar que hay ciertos puntos que me confundieron como por ejemplo cuando el autor menciona que de esta quinta raza solo predominarán los bellos, que los más feos no procrearán. Aquí se complica un poco mi comprensión respecto a la idea del autor, ya que en partes de la lectura me parece que no está de acuerdo con el Darwinismo, pero afirmando esto, pareciera que, si lo está, por ende, me parece una contradicción. Pero siguiendo la idea de dicha suposición del autor se asume entonces que la quinta raza será una raza llena de seres bellos.
Cuando Vasconcelos nos habla de la quinta raza, establece lo siguiente: la quinta raza cósmica dará lugar en tierras iberoamericanas, dará su lugar ahí porque el clima, el tipo de gente, y si la política lo amerita; el clima porque contamos con un clima cálido y tenemos una gran vegetación. El tipo de gente que somos, porque somos simpáticos, simpáticos en el sentido de que nos es fácil relacionarnos con las personas de otras razas, nosotros podemos alojarlos y tratarlos bien y así buscaríamos hacer una mejor raza, mezclándonos todos y llegar así a la raza superior, de hecho, alojaríamos al sajón, o sea la raza blanca. En el punto espiritual se supone que la gente buscaría el bien común, de hecho, habría un sistema más o menos como el socialismo, donde tendría mucha influencia el Cuaquerismo.
En su obra propone un modelo ideológico que aspira a mejorar la moral cultural de las «razas oprimidas» a través de una teoría optimista del futuro, desarrollo de una «raza cósmica», una raza integral, alabando al mismo tiempo las virtudes de la cultura hispanoamericana, en parte tal vez por pertenecer a ella, como primer precedente en la creación de esta humanidad verdaderamente universal.
Pensamiento que fundamenta tanto en circunstancias históricas como en aspectos geográficos-territoriales de las colonias latinas en las Américas que, en sus palabras, favorecieron el mestizaje (entre las que considera las cuatro razas existentes) y favorecerían el desarrollo de esta nueva quinta raza para, posteriormente, lograr la aceptación de la unificación de razas entre las naciones de todos los continentes.
Así, por ejemplo, el mismo Vasconcelos establece que, si bien el mestizaje hispanoamericano en un principio obedece meramente a necesidades carnales, con el paso de las generaciones y el mejoramiento de las condiciones sociales (es decir, mayor aceptación interracial) “el cruce de las sangres será cada vez más espontáneo, a tal punto, que no estará ya sujeto a la necesidad, sino al gusto” y es, a su parecer, la región latinoamericana el laboratorio ideal para el surgimiento de ésta, pues además de la propensión histórica al mestizaje, el territorio reúne las condiciones apropiadas por su abundancia de recursos, para sustentar tal acontecimiento y ser punto de propagación al resto del mundo.
De tal modo que el pensamiento de Vasconcelos plasmado en “La raza cósmica” por lo menos, es más que una argumentación elaborada de un ideal supremacista hispano, es un esfuerzo por conciliar y superar las murallas levantadas sobre prejuicios raciales, pues, cómo puedes ser racista si cada una de las razas del mundo te conforma.
EL ABRAZO DE hoy es para la familia de Juan Peña Almaraz, profesionista victorense con el que compartí sabrosas charlas. Nuestro amigo falleció cuando participaba en un encuentro literario en la Biblioteca Marte Rodolfo Gómez de esta capital. Hasta siempre compañero.
Correo: amlogtz@gmail.com
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