Por Francisco Cuéllar Cardona
¿Qué celebrar?
El periodista Rafael Rodríguez Castañeda en su libro «Prensa Vendida», cuenta cómo y cuáles fueron los orígenes del Día de las Libertad de Expresión en México. Su origen, dice, fue un «tanto bastardo», pues fue el General José García Valseca, magnate de los medios, quien a principios de los años 50s, tuvo la «brillante» idea de instituir el Día de la Libertad de Expresión. Reunió las firmas de 111 gerentes, editores y directores de diarios y revistas del país, y con el aval del presidente Miguel Alemán decidieron que el 7 de junio de 1952 se festejara la Libertad de Expresión en México.
Ese día (7 de junio de 1952) los dueños de los medios le entregaron un pergamino firmado por todos periodistas al presidente Alemán. Ahí García Valseca casi de rodillas le dijo:
“Como mexicanos y como periodistas alertas a los acontecimientos mundiales, tenemos el orgullo de proclamar que, bajo el régimen de usted, México ha dado la mejor enseñanza de la libertad. Por eso proponemos hoy a la nación mexicana que este día 7 de junio sea, en años sucesivos, de consagración de los periodistas al ideal de la libertad de prensa. Tenemos la certidumbre de que mientras este Día de la Libertad de Prensa se pueda celebrar en nuestro país, gozaremos de paz interior”.
Durante décadas la prensa y los gobiernos priistas se reunieron cada año para echarse confeti mutuamente. Con el tiempo, se degeneró la celebración y hoy en día, más que festejar, se lamenta que no hay una verdadera libertad porque los periodistas que la han impulsado, hoy están muertos, amenazados o perseguidos.
Contrario sucede a los orígenes que le dieron al Día Mundial de la Libertad de Expresión.
En 1993. La Asamblea General de las Naciones Unidas, proclama el 3 de mayo como el Día Mundial de la Libertad de Expresión, «con la idea de fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente, es un componente esencial de toda sociedad democrática».
Este día, que debería ser un marco para festejar, es en el mundo, una fecha triste para llorar y recordar a los que han caído tratando de informar la verdad. México, en 19 años, 130 periodistas y decenas de líderes defensores de los derechos humanos han sido asesinados por el simple hecho de defender la verdad y la libertad.
Los grupos criminales y políticos que dominan y detentan el poder en México tienen silenciada a la prensa, y moribunda a la democracia, porque sin prensa libre, no hay existen sociedades democráticas.
La libertad de expresión, no existe, y la que hay, se ejerce a medias. Existen territorios enteros en donde pasa todo y no se dice nada, como Tamaulipas, entidad que según la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, es una de las tres zonas del silencio en el mundo, las otras dos están en Siria e Irak.
Este 3 de mayo, organizaciones y periodistas del mundo exponen en sus investigaciones como la libertad de prensa es una quimera; en México se hace también, pero la cruda realidad es que nadie hace nada para ofrecer garantías a quienes buscan ejercer su derecho de informar. Las denuncias y los gritos de los comunicadores no se escuchan. La sordera de los gobiernos es tanta que hasta se vuelven cómplices de los enemigos de las libertades.
Por eso, no hay nada qué festejar este 3 de mayo. La libertad de Expresión no existe, y aunque todos los días en el mundo y en México existe un ejército de periodistas por ejercer su derecho a escribir la verdad, hay otros monstruos que matan para que la oscuridad se mantenga en lugar de la luz.
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