Con el regiomontano Fidias Elizondo el arte escultórico encuentra en 1950 una nueva forma de expresión en la convulsionada zona de la Guerra Cristera en el bajío con la construcción del monumental Cristo Rey de su autoría, tras varias décadas de violencia gubernamental y clerical
Luis Alvarado
Si el general regiomontano Enrique Gorostieta encabeza en 1927 la rebelión armada contra el gobierno federal en la Guerra Cristera, sería otro paisano, Fidias Elizondo, artista, el que culminaría la pacificación en 1955 con la monumental obra del Cristo Rey en el Cerro del Cubilete.
Ubicado en la cima de dicho cerro en la mera zona del fanatismo religioso en la ciudad de Silao, Guanajuato, la obra de más de 45 metros de altura no la tuvo fácil, pues debió afrontar desde prohibiciones hasta un atentado dinamiteros contra el monumento que ya desde 1925 se pretendía erigir.
La historia de esta escultura está cubierta de actos de fe de la feligresía y curia de Guanajuato cuenta también con la versión popular no comprobada, de una bomba arrojada desde un avión piloteado por el célebre capitán Emilio Carranza.
Los monumentos precedentes
El culto a Cristo Rey en esta región, mereció la aprobación papal para festividades, que luego se materializarían en abril de 1921 con la construcción de la primera estatua en El Cubilete, justo donde los organizadores consideraban que estaba el centro geográfico del país.
Luego, el delegado apostólico Ernesto Filipi sufre la expulsión del país por haber colocado la primera piedra de otro monumento en enero de 1923, quedando el sitio marcado como símbolo de la cristiandad continental.
La primera escultura había sido bajado a donde se encuentra actualmente la Ermita Expiatoria fue dinamitado el 30 de Enero de 1928. El tercer monumento es la capilla de Cristo Rey en la Catedral en León, Guanajuato construida en secreto y bendecida el 11 de Enero de 1938.
El religioso Ascensión Betancourt habría de construir el cuarto monumento, conocido como el “Monumento de las nubes”, inaugurado el 11 de Abril de 1942. A las autoridades eclesiásticas les entusiasmó otra escultura más y el Arzobispo de México Luís Martínez consigue el permiso del presidente Manuel Ávila Camacho.
El 11 de Diciembre de 1944 el obispo Valverde bendijo y colocó la primera piedra del quinto monumento, y ese mismo día consagró la Ermita Expiatoria, que se edificó en el lugar donde fue dinamitado el primer monumento para pedir perdón por el sacrílego atentado.
Fidias construye el último Cristo Rey
El último Cristo Rey sería de la autoría escultórica del regiomontano Fidias Elizondo y construido por los arquitectos mexicanos Nicolás Mariscal y Piña y José Carlos Ituarte González. La obra se inició en 1944 fecha en que comenzaron a trabajar los dos arquitectos.
La obra en su conjunto es de dos partes: una basílica-esfera que simboliza el universo y sobre ella, de pie, la estatua de Cristo Rey con dos ángeles que le ofrecen dos coronas, la del martirio y la regia.
La estatua, de estilo helénico, obra del escultor regiomontano Fidias Elizondo, simboliza la Divina Realeza de Cristo Señor del universo.
De algún modo, la estatua contribuye a ir consolidando la paz, dentro de un proceso de la terminación de la lucha armada cristera en un aparente cese de hostilidades, pero que en la práctica seguían los atentados y enfrentamientos entre los anticlericales y los católicos.
Con su obra artística, Elizondo asentaba en suelo del bajío el símbolo triunfante de los religiosos, visible desde varios kilómetros que Valverde muere el 26 de Diciembre de 1948, pero deja el trabajo Obispo Manuel del Campo quien continúa el ideal, hasta que el 11 de Diciembre de 1950 bendice la estatua a nombre del papa Pío XI, en el 25 aniversario de la encíclica “Quas primas” por la que se establece la festividad mundial de Cristo Rey.
El sitio se convertiría en uno de los destinos de peregrinaciones más importantes de México, luego de la Basílica de Guadalupe, la Basílica de la Virgen de San Juan de los Lagos, el Santuario del Santo Señor de Chalma y el del Santo Niño de Atocha.
Gracias a su nombre entra a San Carlos
Fidias Elizondo nace el 24 de marzo de 1891 y muere en la Ciudad de México el 3 de enero de 1979, quien como escultor participa en la renovación escultórica de inicios del siglo XX en México junto a otros artistas como Ignacio Asúnsolo, José María Fernández Urbina y Manuel Centurión.
Fidias es el jovenzuelo que a los 17 años de edad toma un tren a la capital del país con un envoltorio de trapos bajo el brazo para ingresar a la Academia de San Carlos, en la que por mucho tiempo había sido su anhelo el matricularse.
Llega a la escuela pero las inscripciones ya estaban cerradas, sin embargo, el director le da la oportunidad de ingresar por ser su nombre Fidias, como el más famoso escultor de la antigua Grecia.
Ya en San Carlos, tiene la oportunidad de estudiar pintura y escultura con algunos de los más grandes artistas de México como lo fueron Ignacio Asúnsulo, Fermín Revueltas, Jean Charlot y Ernesto García Cabral.
Fue su maestro Alfredo Ramos Martinez quien lo impulsó a viajar a París, y es así que en 1913 se embarca en el famoso barco “Ipiranga”,-el mismo que llevó al dictador Porfirio Díaz al exilio a Francia en 1911- para pisar suelo europeo por primera vez.
Sin embargo, se desata la I guerra mundial y debe dejar el arte para trabajar en talleres de lanzabombas, automóviles y aviones, reencontrándose como escultor en sus ratos libres con sus primeras creaciones en madera.
Regresa a México en el momento preciso con Vasconcelos
Elizondo, antes de regresar a México en 1921 vive en Barcelona y Argentina. Ya en México fue profesor de la Escuela de Pintura al Aire Libre de Coyoacán de su maestro y amigo Ramos Martínez así como también de la Academia de San Carlos de donde se jubiló en 1954.
Aparte del Cristo Rey del Cerro del Cubilete en Guanajuato, tiene la escultura de Fray Juan de San Miguel la cual se puede ver en San Miguel de Allende. Al morir en 1979 a los 88 años deja su legado como uno de los mejores escultores de la historia del arte Mexicano.
En su tiempo, Fidias desarrolló en el país las técnicas más avanzadas imperantes en Europa que lo llevan de la mano con las vanguardias más importantes y con tendencias como el Art Déco, que lo hacen incorporarse al proyecto nacionalista que encabeza José Vasconcelos en el momento en que se discute la participación de la escultura en el mismo.
Obra local
Otras de sus obras son, el Vía Crucis en el panteón Jardín en San Ángel de la ciudad de México y en Monterrey tiene las puertas de acceso al Sagrario de la Catedral y de su trabajo escultórico destaca La Ola y La Primavera, ambos en bronce; la Ventana al Infierno, y La india, tallados sobre madera.
Su legado forma parte de la colección permanente de la Pinacoteca de Nuevo León y de Conarte.
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