Destrozadas, sucias, enmontadas, así lucen en el marco del Día de Muertos, las tumbas de los héroes y heroínas de lucharon por Nuevo León en sus diferentes etapas de la historia.
Por Jhovany Gómez Zuazua
MONTERREY | La Talacha Noreste.- Este día de muertos, mientras todos recuerdan a sus seres queridos y van a los panteones a llevarles flores y a reencontrarse con ellos en sus tumbas, hay otros muertos que han quedado en el olvido, por sus descendientes y por el mismo gobierno.
Se trata de los los héroes de Nuevo León o personajes históricos que dieron su vida por este estado y por el país y que nadie les lleva una flor, ni un recuerdo.
Personajes de la historia, incluso con quienes todos los días nos encontramos y caminamos las calles que llevan su nombre, como Juan Zuazua, Pablo González, Serafin Peña, Eugenio Garza Sada, Pablo Livas o Enrique C Livas, Manuel M de Llano entre otros.
Sus tumbas están olvidadas, destrozadas, llenas de basura; para ellos no hay flores, ni música, ni festejo, sólo cuando algún político los pronuncia en sus discursos.
Gracias al historiador y cronista Abel Moreno, pudimos conocer sus tumbas en los panteones del Carmen y Dolores, donde nadie las visita y la yerba los cubre; sus lápidas están descuidadas, desgastadas por el tiempo.
Hay otros, incluso destacados y laureados en el discurso político que no se sabe donde quedaron, como el Padre Mier, quien recientemente acaba de ser recordado en su aniversario. Otros, como Juan Zuazua, Silvestre Aramberri, Bernando Reyes y Francisco Naranjo, sus restos están en la Macroplaza, al pie de los monumentos a Juárez e Hidalgo, pero nadie los visita y menos se les menciona en los discursos oficiales. José Eleuterio González «Gonzalitos», sus restos descansan en los patios de la Facultad de Medicina, pero igual que los demás, sus lápidas son decorativas, y no recibe visitas de sus descendientes.
De acuerdo al historiador y cronista Abel Moreno, de los fundadores Diego Montemayor de Carvajal, no se sabe en donde quedaron sus cuerpos, incluso del mismo Padre Mier; lo único que se conoce es que por su largo peregrinar y persecución a la que fue sometido durante su vida, se cree que puede estar en Bélgica.
Francisco León Guzmán, constituyente de 1857 y procurador de la nación, y quien combatió luego a Benito Juárez por reelegirse, murió en Monterrey víctima de una pulmonía. Su tumba está en el panteón del Carmen y su lápida está semidestruida y enmontada. A unos metros está la del general Jerónimo Treviño, militar protagonista en la guerra de Reforma y en la segunda intervención francesa, fue secretario de guerra y Marina y gobernador de Nuevo León en varias ocasiones. Su tumba luce igual que las demás, manchada y sucia. Su nombre apenas se puede distinguir por el polvo y el tiempo.
José Antonio Muguerza Crespo, emprendedor y filántropo regiomontano y todos sus descendientes, descansan en el panteón del Carmen. Su obra hospitalaria que perdura hasta nuestros días, permanecen en el olvido en el panteón del Carmen. A unos metros de ahí, está la capilla donde descansa Issac Garza Garza, fundador de la cervecería Moctezuma, y de su hijo, Eugenio Garza Sada, quien fuera asesinado en 1973 y cuya polémica recientemente ocupó los espacios de la opinión pública nacional. Sus moradas lucen descuidadas y no corresponden al cariño que se les manifiesta en los discursos públicos.
Muchas mujeres heroínas de la historia de Nuevo León, solo están en los textos de los libros y en algún discurso extraviado, pero sus tumbas no aparecen en los registros oficiales. Nadie sabe el paradero de la tumba de María de Jesús Dosamantes, la «Juana de Arco Mexicana», regia que vestida de capitán y montada para pelear contra los invasores norteamericanos que llegaron a tomar Monterrey en la famosa «Batalla de Monterrey». O María Josefa Zozaya de Garza, otra mujer destacada que combatió con gallardía en la lucha contra la invasión gringa en Monterrey en 1846. Murió en 1860, pero nadie sabe donde está su tumba, solo se tiene documentado que una escuela primaria en el municipio de San Nicolás de los Garza lleva su nombre, igual una biblioteca en Sabinas Hidalgo, en tributo a su lucha lleva su nombre. La historia de otras brillantes y valientes heroínas nuevoleonesas que dieron su vida por el Estado, nadie sabe de ellas, y menos en estos días cuando se veneran a los que se han ido de este mundo.
La mayoría de los personajes de la historia, de los que se sabe en donde están sus restos, se les ha castigado con el olvido. La ingratitud oficial, se nota más en estas fechas cuando todo mundo recuerda a sus muertos.
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