CABRITO NEWS
Por Homero Hinojosa
Hora de unir esfuerzos
Estados Unidos y diversos países de América Latina decidieron esta semana suspender la entrada de extranjeros y de vuelos desde los países de la Unión Europea y de algunos países asiáticos para prevenir la propagación del Coronavirus que trae de cabeza al mundo y que fue declarado oficialmente en nivel de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la mayoría de los casos la suspensión durará al menos 30 días, es decir, hasta pasada la Semana Santa. En el caso de Estados Unidos, el Departamento de Seguridad Nacional aclaró que la medida paraliza la entrada de la mayoría de extranjeros que estuvieron en ciertos países de Europa en los 14 días antes de su llegada. El veto no se aplicará a ciudadanos estadounidenses o sus familiares inmediatos, ni tampoco a residentes permanentes, entre otros casos.
El Gobierno de Donald Trump considera al Covid-19 como un «virus extranjero» y ha culpado a los países europeos de parte de su propagación en ese país. Su argumento principal es que la Unión Europea no ha tomado las mismas precauciones y no ha restringido, en la mayoría de los casos, los viajes desde China y otros focos del virus.
Según la Casa Blanca, una gran cantidad de nuevos casos en territorio norteamericano fueron provocados por viajeros procedentes de Europa.
“He decidido tomar varias medidas, fuertes pero necesarias, para proteger la salud y el bienestar de todos los estadounidenses. Para evitar que nuevos casos ingresen a nuestras fronteras, suspenderemos todos los viajes desde Europa a Estados Unidos”, anunció Trump.
Actualmente se han registrado más de 1,600 casos en nuestro vecino país del norte. Diversas aerolíneas han anunciado suspensión de vuelos también hacia América Latina. American Airlines, por ejemplo, dejará de volar a Argentina, Brasil y Chile.
La supervisión de entrada y salidas de vuelos se antoja una tarea monumental que afectará enormemente al comercio y turismo de todo el continente americano. Interesante resulta observar cómo cada país está actuando de manera individual para enfrentar este fenómeno, algo comprensible desde el punto de vista doméstico de la salud y de la economía.
Sin embargo, existen otros rubros de carácter más internacional y, en el caso particular de México, de índole binacional en donde resulta urgente maniobrar desde una estrategia de cooperación.
Estos son momentos en que los países de América deberían estar trabajando conjuntamente para enfrentar la crisis a nivel continental. La poca intervención y la falta de capacidad de influencia de la ONU y de la OEA han sido evidentes en esta situación en particular, o al menos no han logrado difundir en claro sus acciones. Y el acercamiento oficial de México con Canadá y Estados Unidos ha sido prácticamente nulo.
La política oficial de cautela y de retórica evasiva de México —nuestro presidente invita a darnos abrazos en estos momentos— no es suficiente. Es hora de mostrar mayor altura política interna y externa. Y de actuar con mayor investidura de estadista y menos de figura populista.
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