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El día después

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Por Lucía Lagunes Huerta 

El día después

 

Cómo será el día después del anuncio oficial del regreso a la nueva normalidad. Hasta ahora todo se ha concentrado en las medidas sanitarias, en los metros de distancia que tendremos que guardar en los centros laborales, los horarios escalonados, el uso de cubrebocas como un accesorio más, etcétera. Sin duda, todas medidas importantes.

De lo que no se ha hablado es lo que dejó al desnudo esta pandemia, como es la desigualdad y la violencia, a esa “normalidad” tendríamos que darle la vuelta, transformarla, como si de verdad hubiéramos aprendido.

En días pasados leía a la escritora inglesa Premio Nobel de literatura 2007, Doris Lessing, sobre lo mucho que sabemos sobre la humanidad y lo poco que utilizamos ese conocimiento para vivir mejor.

Pensando en ello, me parece que el día después del regreso a la nueva normalidad, debe incluir la transformación profunda de esta humanidad que ha crecido en la desigualdad, en las posiciones individualistas y en el uso de la violencia para el sometimiento.

De todas ellas tenemos información a manos llenas que no se ha utilizado para transformar esta situación.

Sabemos que la desigualdad creció en las últimas 2 décadas gracias a las malas decisiones gubernamentales que prefirieron beneficiar a unos cuantos por encima de las inmensas mayorías, tenemos cantidad de investigaciones sobre el tema y sólo para hacer referencia a una, se puede consultar el informe de Naciones Unidas sobre la desigualdad que presentó a principios de este año.

Sabemos que una de las desigualdades más añejas y menos atendida ha sido la de las mujeres, desigualdad en la valoración social, económica, cultural, política, desigualdad en el acceso y goce pleno de todos los Derechos Humanos y mientras ésta no se modifique ningún cambio será completo, y lo ganado a lo largo de los años está en riesgo de perderse por falta de prioridad gubernamental.

Sabemos que existe la violencia contra las mujeres como una expresión brutal de esas desigualdades, y que esa misma violencia es utilizada para conservar el privilegio del poder y de la sobre representación para una minoría masculina.

Si nos apreciamos como humanidad y realmente queremos salir de esta pandemia con lecciones aprendidas, esto debe de ser transformado ya en la nueva normalidad.

Desdeñarlo, dejarlo a un lado e incluso tratar de ocultarlo en los planes para el retorno a la movilidad social, nos confirmará que por más conocimiento que hemos acumulado como humanidad no hemos sido capaces de ponerlo en práctica para dar un salto evolutivo, el más importante de este nuevo siglo.

La desigualdad ha sido el gran lastre en la historia humana, es tiempo ya que la información acumulada por milenios sobre los estragos de estas desigualdades queden en el pasado, para que el legado que dejemos a las próximas generaciones sea más de lecciones aprendidas que nos llevaron a la transformación, que de fracasos soberbios que nos regresaron al mismo camino pantanoso de los privilegios para unos cuantos.

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