CABRITO NEWS
Políticas “sucias”
Por Homero Hinojosa
Los golpes del Gobierno Federal en México contra las empresas de energías limpias no se detienen. La Comisión Reguladora de Energía (CRE) aprobó esta semana un aumento de hasta nueve veces a las tarifas de transmisión que pagan las llamadas centrales renovables.
Este tipo de centrales son aquéllas que basan su industria en la generación de energía con base en fuentes renovables. Los parques eólicos —que como “totems” con enormes hélices adornan nuestros campos— y las centrales solares son un buen ejemplo de ello.
Desde hace unas semanas existe tensión en este sector que tiene como origen la nueva política energética anunciada por el Gobierno Federal para limitar la operación de proyectos de energías limpias en México. Por lo menos siete gobernadores ya han rechazado dicha política.
La llamada “economía circular” —o tecnologías limpias— son hoy en día los motores que mueven la actividad en muchos países que han dicho adiós a otro tipo de energías más contaminantes, como el carbón.
En España, por ejemplo, la apuesta es clara, dice el empresario Ignacio Galán, presidente de Iberdrola.
“La economía circular y las energías limpias son los ejes que promueve la Unión Europea y junto con la digitalización son elementos de futuro. Nos vamos a una mayor competitividad en las renovables o las redes inteligentes”, comenta Iberdrola en una entrevista con el diario El País.
“Son más eficientes que los sistemas tradicionales energéticos. O sea, reduciremos las emisiones, habrá menor contaminación, creando un círculo virtuoso”, agrega.
Sin embargo, nuestro país va de nuevo en contra a las tendencias mundiales. La Secretaría de Energía publicó recientemente en el Diario Oficial de la Federación una nueva política (le llama “acuerdo”) que limita la participación de centrales de energías renovables bajo el argumento de salvaguardar y dar confiabilidad al sistema eléctrico nacional. Para muchos, esto significa un burdo instrumento dirigido a limitar el ingreso y la operación rentable de más plantas solares y eólicas.
Un buen juez (todavía existen en México) otorgó puntualmente esta semana trece suspensiones definitivas que impedían la entrada de operación de nuevas centrales. Pero la batalla no ha terminado.
Analistas europeos estiman que esta nueva política causará un impacto negativo en al menos 44 proyectos de energía limpia en 18 estados del país y afectará las inversiones que diversas empresas europeas tienen en México por más de 6 mil 400 millones de dólares.
Preocupa que este tipo de “acuerdos” y todos los movimientos de la Secretaría de Energía se den en lo “oscurito”. Se emiten sin respetar procesos legales y normativos, lo que muchos empresarios han visto como un ataque frontal a la certeza jurídica de las inversiones en México.
Nuestro gobierno debe entender que políticas populistas e impulsivas de esta naturaleza tendrán graves efectos: pérdida de empleos, pérdida de confianza de inversionistas y afectaciones para los proyectos eléctricos de todas tecnologías en al menos 18 estados.
Acciones como ésta solo refuerzan el centralismo y pisotea el espíritu de federalismo y libre empresa que debería imperar en el País. Es tiempo que las decisiones en materia energética se consulten con cada estado antes de emitir políticas y decretos que ensucien de manera pareja los proyectos que con tanto esfuerzo se emprenden en México en materia de tecnologías limpias.
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