PASADO Y PRESENTE
Por Pedro Alonso Pérez
Los misterios de Portes Gil
Reconocido como uno de los constructores del Estado mexicano posrevolucionario, Emilio Portes Gil es también el político tamaulipeco más destacado del siglo XX. Fundador del Partido Socialista Fronterizo (PSF) en mayo de 1924, recorrió amplia gama de puestos públicos por elección o nombramiento. Fue gobernador de Tamaulipas dos veces; la primera, con carácter provisional, durante pocas semanas en 1920 cuando la rebelión sonorense; y la segunda, electo gobernador constitucional de 1925 a 1928. Tres veces diputado federal. Secretario de Gobernación dos veces, procurador, secretario de Relaciones Exteriores, embajador, y presidente de la República (1 de diciembre de 1928 – 5 de febrero de 1930), durante su gobierno se constituyó el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que fue presidido en dos ocasiones por don Emilio.
A todas luces se trata de un personaje histórico que figura en diversas obras de la historiografía mexicana y extranjera. Portes Gil y el portesgilismo han sido estudiados por varios autores, pero no es este el lugar para extendernos en dichos trabajos. Interesa – más bien – reparar en un misterioso asunto, de los varios que tiene su vida y obra; en este caso, centrar la atención en el entorno familiar de nuestro personaje, observando un escabroso y poco conocido tema, sobre el cual él nunca habló o escribió y sus biógrafos han tratado de soslayo.
Portes Gil trabajó con la pala- para construir – pero también con la pluma para defender puntos de vista y labrarse un lugar en la memoria colectiva. Tuvo en cuenta el “juicio de la historia” y quería ser recordado de forma especial, como se lo propuso. Escribió y publicó más de 30 libros sobre temas diversos. Entre los que destacan, Quince años de política mexicana (1940); Autobiografía de la revolución mexicana (1964) y Raigambre de la revolución en Tamaulipas. Autobiografía en acción (1972). Presentándose en sus textos como hombre sincero, político talentoso, estadista con ideales revolucionarios, rayando muchas veces en el autoelogio. Hay varios datos que sugieren el propio interés de tejer un mito en torno a su figura, pero no pocas veces los hechos lo desmienten, su palabra escrita no siempre se apega a la realidad histórica.
Respecto de su biografía, persisten varias dudas acerca del nombre completo y fecha real de su nacimiento en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Él siempre sostuvo que nació el 3 de octubre de 1890, día que, según nos dice, por primera vez arribaba el ferrocarril a esta ciudad, o sea ¡todo un acontecimiento histórico! También dice que su padre, Domingo Portes – su madre era Adelaida Gil – le puso por nombre Emilio Cándido, en honor a dos escritores franceses: Emilio, por la obra de Rousseau y Cándido, por la obra de Voltaire. Es decir, la estirpe liberal le vendría desde su nombre y de sus orígenes familiares, pues era nieto de Simón Portes quién llegó a Tamaulipas en la primera mitad del S. XIX, junto a Guillermo Núñez de Cáceres, ambos luchadores de la República Dominicana.
Estos mismos datos repiten en forma acrítica casi todos los autores que se ocupan de su aspecto biográfico. La excepción fue Vidal Covián Martínez, quien en Emilio Portes Gil, gobernador delahuertista en Tamaulipas (1967), consignó que el victorense nació el 19 de abril de 1884. En este breve texto reproduce copia de dos actas de nacimiento, una de 1885 a nombre de Emilio Crescencio nacido en1884; y otra muy extemporánea de 1947, de Emilio Portes Gil nacido en 1891. En nota aclaratoria Covián aventura: «la duplicidad de actas nos hace suponer que en 1884 nació el niño […] Emilio Crescencio […] pero este murió a pocos días o meses de vida, y que al procrear otro, el matrimonio le dio el nombre del primero para recordarlo». Suposición al fin, pero Portes gil nunca mencionó en sus escritos a este hermano y su prematura muerte; ni el dato, que pudiera ser relevante, de llevar tal nombre en su memoria. Misterio total.
Nuestras investigaciones constatan que en el Archivo Histórico del Registro Civil de Tamaulipas no existe acta de nacimiento a nombre de Emilio Cándido o de Emilio Portes Gil en los libros de 1884, 1890, 1891 o 1892, años utilizados indistintamente para fechar sus primeras luces. Pero encontramos esas dos actas, una de 1885 que registra a Emilio Crescencio nacido el 19 de abril de 1884; y otra de 1947, que fecha el nacimiento de Emilio Portes Gil en 1891, levantada en presencia del propio interesado – según este documento – que compareció acompañado de dos magistrados del estado: Jacobo Martínez y Maximiliano Hernández Garza. Extraño el trámite de esta última acta, pero ahí sigue. También en el Archivo General e Histórico del Estado de Tamaulipas (AGHET) hay copia del acta registrada en 1885 y el gobierno de Tamaulipas publicó en 2014 un libro conmemorativo de 155 años del Registro Civil, donde oficializa esta acta, con lo cual Emilio Portes Gil no sería Emilio Cándido, sino Emilio Crescencio, nacido no en 1890, sino en 1884. Este libro simplemente ignoró el acta de 1947.
Un estudio genealógico, cruzando actas de nacimiento y defunción cuando existen o cédulas bautismales y otras bases de datos como Family Search, corrobora que Portes Gil tuvo dos hermanos: Domingo, nacido el 27 de diciembre de 1886; y Esperanza, nacida y fallecida en 1895; ambos mencionados en sus recuerdos; pero también tuvo una media hermana, Teodosia Portes Sánchez nacida en 1876 y fallecida en la Ciudad de México en 1903, a la que nadie había mencionado antes. Como se advierte, los enigmas persisten.
Despejar esas incógnitas resulta trascendente, no son minucias ni simple curiosidad del historiador, sino componentes fehacientes y de veracidad para forjarse imagen más objetiva del personaje histórico. Las dudas planteadas, algunas veces están aderezadas con elementos más propios de la leyenda que de la historia. Todavía hay quienes piensan que el acta original fue literalmente arrancada del libro correspondiente y que la de 1947 es espuria, “sembrada” con el propósito de involucrar a Portes Gil en el asesinato del periodista Vicente Villasana. Homicidio perpetrado por Julio Osuna de León, – entonces Inspector de Policía y Tránsito en la entidad – aquel fatídico 31 de marzo de 1947 en la capital tamaulipeca: el mismo día que Emilio Portes Gil supuestamente comparecía ante el Registro Civil para ese extraño trámite de su acta de nacimiento. Lo cierto es que, al margen de nieblas y “tenebras” del pasado, aquel hecho sería el inicio del fin del portesgilismo en Tamaulipas.
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