MIRADA DE MUJER
Por Luz del Carmen Parra
Feminismo, un pendiente no superado
Hombre, ¿Eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta”, estas fueron las primeras palabras con las que redactó Olimpia de Gouges, su Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”, en 1791, a dos años de la Toma de la Bastilla, cuya tesis central decía los derechos naturales de la mujer están limitados por la tiranía del hombre, situación que debe ser reformada según las leyes de la naturaleza y la razón”. Su rebeldía, le costó la vida.
Para quienes molesta, o manipulan la lucha de la mujer por alcanzar la igualdad de género, baste con recordarle un poco cómo ha sido el ser mujer” a lo largo de la historia de la humanidad, y entenderá que no basta con ponerle el género femenino al sustantivo, para dignificar su incansable esfuerzo por posicionarse como un ser humano, tan inteligente como el hombre, tan necesaria como el hombre, con alma y sentimientos que enaltecen su existencia, como la del hombre.
Reconozco que nada ha sido otorgado de buena voluntad a la mujer. Ha tenido que luchar y defender palmo a palmo lo que ha sido conquistado. Así nos lo demuestran los acontecimientos a lo largo de los años. Según datos históricos, la búsqueda de la mujer por encontrar espacios que le permitan un lugar en la sociedad, apenas empieza a partir de la Revolución Francesa, ligada a la ideología igualitaria y racionalista del iluminismo, y a las nuevas condiciones de trabajo, surgidas como consecuencia de la Revolución Industrial, y curiosamente, si bien, los principios del iluminismo proclamaban la igualdad, la realidad demostró que ésta, no era para las mujeres.
Otro capítulo de la narrativa de la lucha feminista, se da en Estados Unidos, en 1865, cuando terminada la guerra civil, se concedió el voto a los negros, pero no a las mujeres. Fue hasta 1920 que lo consiguieron.
El historial de acontecimientos que registra la dura batalla dada por las mujeres desde mediados del siglo pasado hasta la fecha, para ser reconocidas y valoradas, está plena de fechas y nombres de mujeres perseguidas, encarceladas y asesinadas. Momentos álgidos de conquistas, y sucesos de penetración de otras corrientes que han venido a ensuciar sus objetivos y a manosear el movimiento, dando origen a varias corrientes feministas, cada una con objetivos
diferentes, centrados en puntos de mayor interés ya sea en la vida política, social, cultural o personal de la mujer.
Exigencias como la redefinición del concepto de patriarcado, el análisis de los orígenes de la opresión de la mujer, el rol de la familia, la división sexual del trabajo y las diferencias en el salario devengado por él; el trabajo doméstico menospreciado, la libertad sexual, la reformulación de la separación de espacios público y privado, y en general el cúmulo de roles que juega la mujer en la vida cotidiana, es necesario atenderlas de forma profunda, intentando encontrar respuestas a las necesidades más sentidas de la mujer.
¿Cómo evitar que se dé la violencia contra la mujer desde su espacio más íntimo? ¿Cómo acercarle herramientas que le permitan defenderse y entender su derecho a una vida sana, productiva y feliz? ¿Cómo apoyarla en su reclamo de respeto y dignidad para su persona? ¿Cómo evitar que se revictimice tras ser agredida y humillada?
Lo cierto es que la batalla continúa, todavía queda mucho por hacer. Muchas voces hacen eco de una historia común. El grito de impotencia y desesperación de quienes se atreven a salir a dar la cara y poner en evidencia una realidad difícil de ocultar, no podemos ignorarlas.
¡¡¡Ya basta!!!! ¡¡¡Ni una más!!!
En esta lucha todo se vale. Todas las voces y todas las formas son adecuadas. No importa si todavía es fuerte la resistencia.
Cada una desde su trinchera, cada una desde su perspectiva, cada una desde su posibilidad.
Educación, empoderamiento, auto suficiencia económica, independencia emocional, son elementos indispensables, necesarios para una paridad de género. La lucha está vigente.
Si la mujer puede subir al cadalso, también se le debería reconocer el derecho de poder subir a la Tribuna”, escribió poco antes de ser decapitada Olimpia de Gouges, que defendió con su vida la igualdad entre hombre y mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada, un sueño que, a más de dos siglos, todavía no se hace realidad.
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