La otra ópticaOpinión

Un buen inicio

LA OTRA OPTICA
Por Juan Carlos Flores Turrubiates
Un buen inicio 

Más de 7 millones de mexicanos fueron los que salieron a las calles para manifestar su postura en la primera consulta ciudadana organizada y avalada por el INE y los Poderes de la Unión. 

A pesar de haberse quedado muy lejos de la meta para que el ejercicio pudiera ser considerado vinculante, no se le debe considerar como un rotundo fracaso, como algunos personajes y ciertos sectores de la población lo han querido calificar. 

También es cierto que tampoco fue la gran fiesta de la democracia participativa y resulta muy desproporcionado y hasta cierto punto ingenuo creer que la jornada del 1 de agosto fue un gran éxito. 

En todo caso, el balance general nos indica que fue un buen ejercicio que tenemos que revisar a profundidad en los próximos meses para aprender de las evidentes fallas que hubo en lo que podríamos llamar un muy buen primer gran ensayo en la implementación de la participación ciudadana en nuestro país. 

Primero que nada, no cabe duda que el INE, nuestro máximo órgano electoral se vio rebasado, una vez más, en términos de logística y de capacidad para llevar a cabo una simple consulta ciudadana. 

El consejero presidente del Instituto, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama quedaron exhibidos por el mal manejo que hicieron de este ejercicio avalado tanto por el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y por su negativa a llevar a cabo esta consulta. 

Y, por si fuera poco, hay elementos suficientes como para poder hablar del llamado Ratón Loco, un instrumento antidemocrático el cual consiste en obstaculizar el sufragio de un elector mediante la anotación errónea de las secciones electorales en la lista nominal de electores con lo que se dificulta la localización de la casilla en donde deba de votar. 

Muchas denuncias de gente que tardaba más de una hora en localizar su casilla o de cambios de dirección de último momento sin especificar exactamente donde se encontraba su casilla y anulación anticipada de boletas fueron evidenciados en redes sociales.  

Estas faltas graves en la organización, con o sin dolo, deben ser inadmisibles para una institución con tanta experiencia como lo es el INE. 

Por último, otra falla del instituto electoral en la pasada consulta fue la muy poca difusión y promoción para participar en la consulta del domingo primero de agosto. La única campaña de promoción fue llevada a cabo por algunas personas que han estado al pie del cañón desde que se recolectaron las más de dos millones de firmas del electorado. 

También, es importante volver a revisar el Artículo 35, si bien el INE argumenta que la mayoría de sus fallas cometidas se debieron por el muy bajo presupuesto que se destinó para llevar a cabo el referéndum, la solución para ahorrar dinero y mejorar la organización no es tan compleja. 

En vez de organizarla forzosamente cada primer domingo de agosto como viene estipulado en la ley, deben de aprovechar la jornada electoral, intermedias o presidenciales, esta acción impulsará aún más la participación en este tipo de consultas. 

Así es como nos quedan muchas más lecciones que aprender de este ejercicio que esperemos, sea el primero de mucho más, porque la participación de la ciudadanía no es una cosa menor y en las grandes democracias occidentales este tipo de ejercicios son fundamentales para la toma de decisiones de trascendencia nacional. 

Veremos si el INE, el Congreso, la SCJN y el mismo presidente junto a la ciudadanía toman nota y ponemos cartas en el asunto de cara a lo que será el primer gran referendo nacional… la revocación de mandato en 2022 en donde muy seguramente la participación será mayor. 

Clamor de justicia 

Los resultados fueron contundentes, esos 7 millones de ciudadanos votaron rotundamente por esclarecer algunas de las decisiones del pasado, guerra inútil contra el narcotráfico, desapariciones forzadas, fabricaciones de culpables, rescates como el Fobaproa, corrupción y saqueos desmedidos. 

No fueron cientos ni miles de inconformes, fueron millones y representan no a 30 millones, sino a todo un país cansado de los malos manejos de los gobiernos, de los que no se salva la actual administración. 

El pueblo clama justicia, que la ley se cumpla y se erradique el cáncer de la impunidad, hay que reconocer que hoy en día hay buenas intenciones para lograrlo, pero se necesitan acciones concretas y se necesitan urgentemente. 

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