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Soltar la necesidad de reconocimiento

MIRADA DE MUJER

Por Luz del Carmen Parra

Soltar la necesidad de reconocimiento

De pronto pasamos al gusto de ser observados de forma continua, buscamos ser el centro de atención, ocupando la mayor parte de nuestro tiempo en conquistar el reconocimiento de quienes, como nosotros mismos, compiten por el papel principal en esta historia cotidiana del Facebook o del Instagram.

Sin llegar a ser necesariamente un influencer, intentamos que todo lo que hacemos sea visto y admirado por los otros, aplaudido y de ser posible imitado; ya no solo buscamos la satisfacción personal, sino que cada vez más crece en nosotros el deseo de recibir un estímulo externo, como respuesta a lo que hacemos, o dejamos de hacer.

Aun cuando damos el mejor esfuerzo y creemos que hemos alcanzado la “perfección”, no valoramos el resultado de nuestro trabajo, en tanto que otra persona nos lo haga saber. Siendo mujeres, en la mayoría de los casos, solo nos sentimos seguras, a pesar de que el espejo nos devuelve una imagen que nos satisface, cuando nuestra pareja nos expresa su aprobación, antes solo nos asaltan dudas.

Por regla general tendemos a criticarnos, a ser demasiado duros y exigentes con nosotros mismos, atendiendo el punto de vista de ese juez desalmado que llevamos dentro y no descansamos hasta que viene otra persona a validarnos, a darnos su aprobación.

Pero ese afán de estar presentes, de ser valorados y estimulados por los demás, puede llegar a convertirse en una necesidad que nunca logremos satisfacer por completo, sino que día a día aumente generándonos una codependencia como si fuera una droga, dejándonos desprotegidos, en manos ajenas, a la buena voluntad o a la manipulación.

Si la confianza en nosotros mismos depende más de lo que tenemos, o de lo que hacemos, que de lo que somos, con todo el matiz de capacidades, de toda nuestra creatividad, de nuestros sentimientos y emociones que nos dan identidad, y dependemos del reconocimiento ajeno, nuestra autoestima cae, se desmorona, generándonos una sensación de vacío emocional difícil de llenar.

Sin apenas darnos cuenta estamos viviendo para los demás, haciendo lo que a ellos les gusta y como les gusta, satisfaciendo las necesidades ajenas, adaptándonos a sus exigencias y a su forma de pensar y de ver la vida, atendiendo sus sugerencias y tal vez hasta imitando sus proyectos y aspiraciones y posiblemente hasta su forma de hablar y de vestir. Pagamos muy caro el costo de ganarnos su aceptación.

Dejamos de lado al líder que llevamos dentro y supeditamos nuestra fortaleza a la calificación ajena. Distantes del reconocimiento propio, buscamos la fuente de inspiración en quienes nos rodean o en quienes servimos, tratando de quedar bien con ellos, en lugar de presentar propuestas, de tomar la iniciativa.

Un líder se motiva a sí mismo y es fuente de inspiración para quienes lo rodean, aunque en muchas ocasiones incluso cuestionen su gestoría, pero es él el que sabe a dónde quiere llevar su equipo. No trabaja para ser reconocido como su fin principal, sino por alcanzar metas y objetivos en bien de sus compañeros o de su comunidad.

El sentimiento de orgullo y la satisfacción personal que genera sentirse exitoso, productivo y propositivo, inteligente y sobre todo capaz de imaginar cosas, de realizar proyectos, de concretar lo que se planea, no necesariamente se traduce en soberbia, que humilla o lastima, sino en una fuente de inspiración y motivación para estimular el creciendo de los demás, el aprendizaje de explorar nuevas habilidades y ponerlas al servicio del equipo, sin esperar a cambio que nos prodiguen falsos halagos exagerados.

Darnos un poco de apapacho después de conquistar una meta, de probar el éxito, es altamente rentable para nuestra autoestima, sobre todo cuando somos capaces de reconocer nuestro valor y aceptarnos viviendo todas nuestras facetas, pero sin volver la vista buscando el apoyo de los demás. Es momento de darnos un pequeño regalo que estimule nuestro ego y nos llene de satisfacción. No necesitamos el reconocimiento ajeno, pero si se da, también es importante aprender a recibirlo con gratitud.

Buscando una frase para concluir mi reflexión, el tio Google me remitió a la página https://www.facebook.com/TesoroCentroCoaching/ como autora de este pensamiento: “Olvídate del poder que puedan tener los demás sobre ti, atrévete a perseguir tus sueños y verás como si te llenas de confianza en ti mismo/a, nada parecerá imposible”.

Tener un poco de amor propio, alejados del egocentrismo, nos permitirá cuidar de nosotros mismos sin caer ni la autocomplacencia, ni en la dependencia del reconocimiento ajeno que nos somete y nos manipula.

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