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Un mensaje navideño

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Por Homero Hinojosa
Un mensaje navideño 

El retorno a la “nueva normalidad” significó en muchas ciudades el regreso a las prisas, al estrés y a la lucha por la supervivencia en nuestras junglas urbanas. Diciembre no ha sido la excepción: las tiendas comerciales lucieron como en sus mejores épocas. Eso sí, con menos empleados para dar un mejor servicio. 

Con todo y el “acelere” decembrino, no queda de más intentar hacer una pausa en esta nueva carrera de vida que intentamos retomar, con Omicrón o sin Omicrón a la vista. No olvidemos que la Navidad es una oportunidad, por ejemplo, para reconectar en familia y dar a nuestros hijos una lección de valor y aprecio por las cosas más sencillas y simples.  

Es importante no dejarnos arrastrar por los gastos extremos. Es cierto que hoy existe una oferta exagerada del crédito fácil y nuestros teléfonos no dejan de sonar con llamadas de HSBC y Banamex ofreciendo la tarjeta que promete materializar todos nuestros sueños. 

Hoy en día ya no hay que pedir tarjetas bancarias o solicitar créditos. Ahora se ofrecen de a montón vía telemarketing y prácticamente llegan «solitos» a las puertas de la casa. 

Por eso resulta importante estar alerta durante esta época del año para evitar caídas bruscas en el presupuesto familiar. Los adelantos de nómina de fin de mes que recibieron muchos en esta primera quincena se interpreta en los hogares como “dinero extra” para gastar antes de la fecha correspondiente. Ya nos podemos imaginar las largas filas en enero en las casas de préstamo local. 

En México hemos perdido el fomento a la cultura del ahorro. Por el contrario, los bancos la han eliminado de sus promociones. ¿Cuándo fue la última vez que usted escuchó un anuncio publicitario exhortando a ahorrar? Y es que el negocio está en la deuda eterna del mexicano, en mantenerlo cautivo. 

«Si a usted le cuesta controlar el deseo de comprar, hágaselo difícil», dice Elaine St. James, autora del libro Simplifica Tu Vida. 

«Procure mirar la publicidad con ojo crítico», añade. «Es la emoción de comprar lo que es adictivo» (… y más con seductoras melodías navideñas, aromas de repostería y decoraciones multicolor). 

Como dice la escritora, todo está en lograr un equilibrio justo, controlando el gasto del aguinaldo y sobre todo evitando el uso exagerado de tarjetas en esta época. 

Apreciar la Navidad, con afecto medido y tranquilidad económica con miras a enero, es el mejor auto regalo que nos podemos dar. 

Pero vayamos más allá. Tal vez este año es una buena oportunidad para redefinir con nuestros hijos el significado de lo material y reforzar el valor de la generosidad.  

Puede ser un momento ideal también para convocarlos a cultivar el esfuerzo cotidiano y de aceptar lo que nos llegue en el transcurso de la vida por delante. 

En esta Navidad optemos por practicar con ellos la caridad auténtica y generar un buen espíritu de convivencia en familia, apartados un momento de los teléfonos móviles. Los días restantes de este año intentemos controlar el gasto y cuidar más de nosotros y de nuestras familias. 

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