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Despacio, que tengo prisa

LOS HECHOS

Por José Inés Figueroa Vitela

Despacio, que tengo prisa

Grandes obstáculos se va encontrando el nuevo gobierno en el inicio de su gestión.

Ya se sospechaba que tramaban algo así, cuando de manera reiterada se negaron a abrir las puertas del proceso de transición reglamentario y de lo poco que abrieron, la obstrucción fue la constante.

Con el cuento de que “todo era rentado”, se llevaron hasta el florero, la silla y el macetero; mobiliario y equipo, vehículos, computadoras, impresoras, oficinas enteras desmontadas, asegurando que pagaban la prestación de servicios externos en esas áreas.

Claro que la mayoría de los trabajos que se facturaron y pagaron a prestanombres y empresas fantasma, como quiera los hicieron los empleados de gobierno y con equipo comprado con presupuesto público.

Y con la primera renta que pagaron a los mismos –prestanombres y empresas fantasma-, se cubrió el precio del equipo tecnológico disque rentado, iniciando la cosecha de píngües ganancias, flagrante robo a plena luz del día, que duraron todo el sexenio.

Desde ese origen empezaron los delitos y acabaron de consumarse en estas semanas, que ejecutaron el descomunal saqueo generalizado.

Mientras se hace justicia, se recupera lo robado y los delincuentes exfuncionarios son sometidos a buen resguardo, el gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA y su equipo van sorteando obstáculos y buscando la forma de normalizar el ejercicio ejecutivo a la brevedad y con la contundencia que se requiere.

“Agradecemos la confianza. Estamos queriendo caminar a paso firme en estos días de inicio, viendo la situación y direcciones para hacer valer los compromisos de campaña. Tenemos la bonhomía de los servidores públicos, la empatía y deseos de oportunidad de cambio”.

A esa expresión dada a los medios a su arribo a Palacio ayer, el gobernador insistió en la orientación a sus colaboradores, para que respeten los derechos humanos y en todas las acciones gubernamentales, se busque el beneficio y el desarrollo del pueblo.

“Vamos a tener la capacidad de atender a la ciudadanía”, garantizó.

No es fácil, porque además, los que se fueron dejaron la caja vacía, el fondo presupuestal en ceros y una larga fila de acreedores reclamando pagos, amén de la descomunal deuda pública, que creció en proporción inversa a la ausencia de obra pública y mantenimiento de la infraestructura instalada.

Pero para el doctor no hay imposibles.

Sin detrimento que quienes se prestaron a delitos regresen lo sustraído, buscando “criterios de oportunidad”, ya se tienden los puentes y hacen los trámites para reinstaurar la viabilidad gubernamental secuestrada por aquellos.

Todo, sobre rieles de legalidad y decencia, con tolerancia, pero con firmeza, con verdad, siempre con verdad y a tiempo.

Esa es una premisa que bien se refleja en la integración del nuevo gobierno.

Hay quienes apuran por conocer los nombramientos de los subsecretarios, directores generales y demás colaboradores principales de los integrantes del gabinete legal y sus secretarías.

Lo cierto es que, cada propuesta se ha revisado de manera minuciosa y en ya no pocas ocasiones, pero que siguen siendo la excepción, se han encontrado con personajes que, por algún motivo, no caben en el proyecto de la Cuarta Transformación de Tamaulipas.

Que encuadren perfectamente los perfiles en las aspiraciones y objetivos del nuevo gobierno, resulta fundamental; así lo ve y así lo está ejecutando desde el primer día el mismo gobernador AMÉRICO.

“Despacio que llevo prisa”, reza el dicho popular que encaja a la perfección, en ese trabajo fino, que inicia en esta jornada, de ver a quien se le confían las responsabilidades de echan a andar y mantener a su máxima capacidad la maquinaria.

Eso es en lo que representa el nuevo orden estructural y no admite manoseos.

La aclaración vale, por aquellos que igual, andan entusiasmados con la idea de que pueden alentar rumores, generar chismes, propagar infundios, para desbancar a algunos de los funcionarios a los que ya se les brindó la confianza y acomodar algún propio, o a ellos mismos.

Pueblo chico, infierno grande, aquí no hay secretos.

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