OpiniónOtra MiradaRosa María Rdz. Quintanilla

La misoginia y el machismo de Arnulfo

OTRA MIRADA

Por Rosa Maria Rodríguez Quintanilla

La misoginia y el machismo de Arnulfo

Desde el inicio de su gestión, el Gobernador Américo Villarreal Anaya integró por primera vez en la historia de Tamaulipas, un gabinete paritario. Incorporó a mujeres con una incuestionable capacidad profesional a los más altos cargos de decisión en la administración estatal.

Lamentablemente estas mujeres a veces tienen que pagar un alto costo; hay quienes no les perdonan que rompan estereotipos y se incorporen a espacios que todavía creen que son exclusivos para hombres.

Una de estas “transgresoras” del orden patriarcal, es la Secretaria de Educación, Lucía Aimé Castillo Pastor quien hoy enfrenta la misoginia y el machismo del Secretario General de la Sección 30 del SNTE Arnulfo Rodríguez de forma abierta y con toda su crudeza.

Cada que tiene oportunidad, Arnulfo descalifica la trayectoria, la capacidad y la imagen pública de la titular de la SET. Su odio, rechazo, aversión y desprecio a Lucía Aimé, es misoginia pura.

Arnulfo insiste que son las “bases” quienes rechazan a quien hoy está al frente de la Secretaría de Educación.

Lo cierto es que, por sus creencias misóginas, Arnulfo Rodríguez no tiene capacidad para sentarse en una mesa de diálogo y tomar acuerdos con una mujer, cuya autoridad y capacidad intelectual están muy por encima de su pequeñez.

Por eso, en el conflicto SET-SNTE, que Arnulfo se empeña en atizar, estamos frente a un claro ejemplo de violencia política por razón de género.

Evidentemente, Arnulfo es un sano hijo del patriarcado; exige mantener el status quo, ese donde los hombres dominan y controlan en tanto que las mujeres deben desempeñar un rol subordinado.

La violencia que Arnulfo ejerce contra la Secretaria de Educación es grosera y reprobable; no sólo falta el respeto a las mujeres que son parte del sindicato magisterial y de todo el sector educativo, sino a todas las mujeres que hoy en día, todavía tienen que soportar la lacra del acoso, el hostigamiento, la discriminación, la violencia laboral, simbólica y política en razón de género.

Este tipo de violencias, son un grave problema social en Tamaulipas y en todo México.

El mismo INE, ha recibido 393 quejas por violencia política de género del 2020 a la fecha en nuestro país.  Esto evidencia la magnitud del problema, generado específicamente por las desigualdades sociales del sistema patriarcal y las creencias y actitudes misóginas que enfrentan las mujeres en todos los espacios, tanto públicos como privados.

El patriarcado es una estructura que utiliza y justifica la violencia contra las mujeres, las subordina, las invisibiliza, o las desacredita, como una manera de mantener el poder, el control y así asegurar que cada cual permanezca en su sitio.

Si bien ha habido avances en cuanto a la participación de las mujeres en los espacios de decisión y poder público, todavía hay muchas resistencias por vencer y privilegios por erradicar.

Nuestro estado, necesita a más Lucías Aimé en los puestos de decisión para lograr la transformación de Tamaulipas con igualdad plena de oportunidades para las mujeres.

Es tiempo de las mujeres.

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