OPINIÓN PÚBLICA
Por Por Felipe Martínez Chávez
Industria de los doctorados “patito”
CD. VICTORIA, Tam.| En los últimos cuatro años nació y creció en esta tierra una granja de “doctorados patitos” honoris causa, títulos sin valor que apantallan a tontos o sirven para inflar currículas de políticos y ególatras.
Oficialmente no tienen validez oficial. Sin embargo, es una industria sin chimeneas en pleno crecimiento no solo en la región sino a nivel México. Sirven para engordar egos, creerse más allá de lo que natura no da.
Nos informan de una escuelita particular -regional- que expide títulos HC como si fueran volantes comerciales. Más de cien de ellos invaden el mercado de Tamaulipas.
Se entiende que los claustros universitarios pueden otorgar ese tipo de reconocimientos a personas que, sin cursos universitarios, producto del autodidactismo, han destacado por sus aportaciones a la ciencia, arte o desarrollo social de su país o el mundo.
Sin embargo, no pocos sospechan que tal escuelita -concesión de Secretaría de Educación- explota los eventos con fines comerciales.
Por lo menos van tres comaladas de “doctores” entregadas sin rubor alguno y, los protagonistas, exhiben y se firman con tales títulos aprovechando huecos en la legislación en la materia.
La “granjita” tiene varias sedes en la entidad, pero ha extendido sus fronteras por otros rincones de la Patria.
A continuación, daremos algunos nombres de los beneficiados y, usted amable lector, podrá hacer evaluación si tienen los merecimientos por su capacidad y honorabilidad o algún acto heroico para la Patria misma.
Para comenzar se estrena como “doctora” Doña Maricela Rodríguez González, caciquilla del municipio de Bustamante, política que chupulineó del PRI a PAN y considera ese territorio de hambre como de su propiedad.
Presume su “posgrado” el joven Gastón Herrera Arredondo, neolaredense aspirante a la presidencia del pueblo, despedido en fecha reciente de la representación de Bienestar Social por atacar a las instituciones de la 4T. Es ciego partidario del JR Gómez Leal, otro que cree que los títulos hacen al funcionario.
José Luis Martínez Cabriales, un estuche de monerías en El Mante, excandidato a primer regidor en la planilla de su esposa Roxana González Chavira. Ha chaupulineado en varios partidos.
Don Alejandro Rojas Díaz Durán, un chilango que, en arranques esquizofrénicos quiso ser Gobernador de Tamaulipas. Es el mismo que fue “hueveado” en la plaza Juárez -ciudad Victoria- en una manifestación en que pedía ser candidato de Morena. Ya presume su título de “doctorcito”.
Susana Prieto Terrazas, abogada, muy conocida en las historias del cabecismo por haber sido expulsada de esta tierra. Cobra como diputada.
Saúl Rivera Caballero, exregidor, ex candidato del PES a la presidencia de Tampico, acusado de golpeador de ancianos según versiones periodísticas.
Guillermo de Anda Rodríguez, director del Tecnológico de Reynosa (no tenía necesidad de pedir favores, si su trayectoria es académica).
Santos Francisco Hernández Aguilar, exregidor en Nuevo Laredo, dirigente de un sindicato de maquiladoras, pidió favor de un papelito de esos.
De allá mismo engrosa la lista de “doctor”, Hermenegildo Manuel González Elizondo, agente aduanal.
Se suma al centenar Martín Edgardo Huerta Hernández, excandidato a diputado por Fuerza por México, distrito local 17, lo mismo que Elsa María Martínez Cisneros, ex jefa de la SET en El Mante, y Andrés Ponce Martínez, director de un Cebetis en la misma zona caliente.
Parece que la engorda es abundante en la región más dulce. Aparecen en la lista de doctorcitos José Manuel Salce Sánchez, director de la escuela Manuel Avila Camacho, y Gerardo Montes Vega, exaspirante a la presidencia de allá mismo, por el PRI. Ahorra busca debutar por Morena.
En la lista Don Joaquín Eliud Pérez Sánchez, galeno y político que sueña con ser alcalde de Jaumave por el PAN ¿ahora por Morena?
Igual se firma como “doctora” Doña Estela Chavira Martínez, ex secretaria del Trabajo en los tiempos cabecistas. La corrieron cuando Alejandro Rojas recibió su papelito.
Son muchos más ¿no habrá forma que lo regule la Ley de Educación? Por lo menos que al título se le agregue Honoris Causa (HC).
Solo como dato, hemos de comentar que instituciones como la UAT tiene un Reglamento al Mérito Universitario y son muy pocos los HC concedidos, uno de ellos a favor (autodoctorcito) de Humberto Filizola Haces cuando fue Rector. Se lo concedió.
Bueno, también a otros con méritos suficientes como Ruy Pérez Tamayo, Víctor Manuel Vázquez Zárate y Manuel Fraga Iribarne.
La enfermedad de “doctorcitis” se da en otras regiones del país, donde la voz popular considera que los títulos se venden hasta en cien mil varos, “según el sapo la pedrada” ¿pasa lo mismo con la escuelita de Tamaulipas? No hay pruebas, nadie ha denunciado.
Hay más pero el espacio se terminó. Uno de los últimos en “estrenar” cuero de cerdo en ese grado es un secretario de ayuntamiento del centro del estado. Nos reservamos el nombre de la escuelita. Si usted sabe no diga que nosotros lo dijimos.
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