Hombre nacido en Lampazos, Nuevo León en marzo de 1879 y muerto el 4 de marzo de 1950, Pablo González Garza es el revolucionario de claro oscuros que para muchos es héroe y para otros villano. Está sepultado en la Explanada de los Héroes en la Macroplaza de Monterrey.
Luis Alvarado
Hombre de su tiempo y circunstancias al nuevoleonés le toca ascender y declinar en medio de avatares que darían la forma y fondo a la revolución mexicana y su posterior Constitución federal. Fue el segundo al mando con Venustiano Carranza y el primero en el Ejército del Noreste.
El historiador y diplomático Isidro Fabela recuerda así a Pablo en plena revolución: “Don Pablo González era ni alto ni muy bajo, de anchas espaldas, cargado de hombros, tez morena, bigote muy espeso y recortado hasta el borde de los labios, cejas hirsutas, oscuras y harto pobladas. Usaba espejuelos ahumados que medio velaban los ojos, negros y grandes. De andar lento, pausado, voz opaca, un tanto ronca”.
Escribe Fabela que Pablo era parco al hablar; “las palabras necesarias y nada más. Sus voces de mando eran lacónicas y terminantes. Me pareció paciente al escuchar y discreto en sus maneras que no denotaban ni orgullo ni altivez, sino al contrario, una personalidad modesta y serena que no trataba de llamar la atención con su alto cargo”.
La primera acción armada de importancia del revolucionario es contra la dictadura el 22 de enero de 1911 cuando con 60 voluntarios oriundos San Buenaventura y de Sacramento, Coahuila combate contra tropas porfiristas desde enero hasta mayo de 1911.
Captura las plazas de Cuatro Ciénegas y Monclova, Coahuila. El 7 de junio licencia sus tropas por disposición de Francisco I. Madero y obtiene el grado de teniente coronel de caballería.
En la rebelión de Pascual Orozco, Pablo vuelve a tomar las armas, ya con el grado de teniente coronel combatió, en abril de 1912, a José Inés Salazar en los Divisaderos, Coahuila, así como a otros jefes militares.
El lustre, con Carranza
Ya en marcha la rebelión constitucionalista, González pasa a Coahuila el 26 de febrero y se presenta ante Venustiano Carranza con su regimiento, con lo que a partir del 7 de marzo emprende la campaña al norte de Nuevo León sobre Lampazos, Villaldama y Bustamante, con el fin de avanzar sobre Monterrey.
Libra un encuentro en Espinazo y el 8 de julio de 1913 toma la población de Candela, fechas en que es ascendido a general brigadier.
Revira sobre Monclova y Río Grande, contra las fuerzas federales de Joaquín Mass, movilizándose hacia Lampazos para lograr en octubre el grado de general de brigada y el mando de la División del Noreste, avanzando sobre su gran objetivo que era Monterrey.
Después de muchos plantes, el 23 y 24 de octubre de 1913 ataca Monterrey, ciudad que era defendida por los generales Rodolfo Iberri, Fernando Carranza, Ricardo Peña y Miguel Quiroga, quienes obligan a González Garza a retirase hacia Tamaulipas.
Poco tiempo después sostiene encuentros en General Terán y Montemorelos y desde su cuartel general, en la población de Jiménez, Tamaulipas se moviliza hacia Ciudad Victoria, logrando capturar esta capital que es muy defendida por los huertistas.
La toma de Monterrey en abril de 1914
Luego avanza sobre Tampico para replegarse hasta Matamoros con el objetivo de bloquear la capital nuevoleonesa. Así, ocupa Salinas Victoria el 17 de abril de 1914 y marcha sobre Monterrey, defendida por el general Wigfredo Masieu, logrando tomar la plaza el 24 de abril, para ser ascendido a general de división.
Con Venustiano Carranza
Esta etapa revolucionaria en Nuevo León no fue fácil para la población pues confluyen en combates desde el norte por Topo Chico hasta el centro citadino, los ejércitos carrancista al mando de Jesús Carranza, el huertista federal que ocupaba la ciudad y el constitucionalista al mando de Pablo González.
Y aunque los antecedentes de estos enfrentamientos por la plaza databan de un año atrás, lo vivido por la población del 18 al 24 de abril ocasionó muchas bajas civiles y propiedades comerciales e industriales al sufrir los efectos del cañoneo y metralla de decenas de armas pesadas.
Es el 23 de abril cuando se dan los ataques más fuertes, con puntos de encuentro de cientos de combatientes en lo que ahora es Centrika, Cervecería, Fundidora, la estación del Golfo y por la zona del Obispado al poniente, lo que provoca la derrota a los federales y el triunfo de los carrancistas.
Cumplida su gran ambición de ocupar la urbe regia, González emprendería la campaña sobre San Luis Potosí, Hidalgo, Guanajuato y otros estados.
Vendría la ruptura del villismo y el carrancismo, en la que Pablo no simpatiza con la Convención de Aguascalientes y se establece en Tampico desde donde reintenta, de nuevo sin lograrlo, la captura de Monterrey, capital defendida por el general Felipe Angeles en febrero de 1915.
La Batalla de Ebano
Pero habría otras plazas que ganar y la batalla del Ébano fue su segundo triunfo más importante que logra con el apoyo económico y de armas que le suministra Carranza para controlar amplias zonas de explotación de carbón.
Ya encarrilado sobre la apropiación de materias primas y con algunos avances en Tamaulipas logra controlar varios campos petroleros que le traen ganancias para poder financiar las acciones de su ejército, aunque también se apodera de grandes cantidades de dinero que le permitirían emprender audaces negocios en el futuro, según sus detractores.
Pero desde el punto de vista militar, la estrategia de Pablo González surte efectos en esta batalla que dura más de 70 días y las efectivas acciones coordinadas por el general Jacinto Treviño hacen que el bando contrario de Francisco Villa fracase en todas las intentonas que ejecutó a un alto costo, pues las pérdidas de vidas y armamento fueron cuantiosas.
El significado de Ebano era muy importante, dada la producción de petróleo en la región, la cercanía con el puerto y aduana de Tampico, así como la posición estratégica para controlar el paso hacia la región centro y golfo del país.
Esta batalla fue una de las más simbólicas de la revolución mexicana que dura del 21 de marzo al 31 de mayo de 1915, en la que los 20 mil convencionistas de Villa fracasan en todos sus intentos de ataque sobre los 15 mil constitucionalistas de Pablo González, el brazo armado de Venustiano Carranza.
Los villistas pierden poco más de cuatro mil hombres y los carrancistas unos mil 500.
Con los pozos petroleros en producción en su poder, Pablo González sostiene otro tipo de batallas, al resistir los embates de los yanquis y sus pretensiones de apoderarse del oro negro
Controla las pretensiones de los gringos sobre el petróleo que tenía en su poder en momentos en que Estados Unidos se preparaba para entrar a la I Guerra Mundial.
González Garza también sufre más derrotas, cuando trata de tomar la ciudad de Saltillo, Coahuila sin éxito al ser vencido por las fuerzas huertistas. Sin embargo, meses después la División del Norte toma dicha ciudad y puede avanzar a Zacatecas.
Los baños de sangre en Morelos
El de Lampazos es llamado por Carranza para recuperar la ciudad de México que había sido atacada por los villistas después de la derrota de éstos en Celaya. González logra tomar la capital el 2 de agosto de 1915 y luego es enviado por Carranza para aplacar el estado de Morelos, donde se había rebelado Emiliano Zapata.
Los constitucionalistas emprenden una guerra sucia con sus 30 mil soldados al mando de general González Garza quien ordena saqueos y baños de sangre en el estado de Morelos, donde amenazaba que “O los pueblos cooperaban con los comandantes constitucionalistas o sufrirían penas sumarias sin apelación de ninguna especie”.
El 15 de septiembre sentencia que las familias rurales del estado fueran concentradas en las ciudades principales para ser deportadas y para el 30 de ese mes el coronel subalterno Jesús Guajardo, fusila a 180 habitantes de Tlaltizapán por no pagar un impuesto y por ser zapatistas.
Meses después al tomar las fuerzas de González esa misma población ejecutan a otros 268 personas, hombres, mujeres y niños (Hernández Campos, 1976).
En 1916 los zapatistas volaban el ferrocarril de Cuernavaca y González ordena el fusilamiento sumario de quien ayudara al zapatismo o cualquier otra fracción no constitucionalista. En noviembre, ya con el Constituyente en plena tarea y al no controlar el estado de Morelos, González anuncia un plan para retirarse lo cual permite a inicios de 1917 recuperar el estado a los zapatistas.
Electo presidente en las elecciones del 11 de marzo de 1917, Carranza fue elegido presidente en comicios en que participan como candidatos Álvaro Obregón y el propio Pablo González, proceso en que Emilio Portes Gil afirma que éstos participan contra su voluntad.
Pablo, autor de la muerte de Zapata, ¿Y de Carrera?
Dos años más tarde, el gonzalista Jesús Guajardo hace creer a Emiliano Zapata que estaba descontento con Carranza y que se uniría a él. Zapata pide pruebas y Guajardo con consentimiento de Carranza y Pablo González, hace fusilar a cerca de 50 soldados federales y ofrece al caudillo del sur armamento y municiones, culminando todo el 10 de abril de 1919 cuando asesina a Emiliano en la hacienda de Chinameca, Morelos.
Al general González Garza se le ha atribuido indirectamente el juicio simulado y muerte contra el revolucionario tamaulipeco Alberto Carrera Torres al consentir estos actos para acabar con el líder de la revolución ixtlera por parte de su enemigo, el también general tamaulipeco Luis Caballero, subalterno de Pablo.
En 1919 Pablo es candidato a la presidencia de la República rebelándose contra su jefe Venustiano Carranza quien ya estaba reducido militar, política y socialmente. González, el más cercano a Carranza se levanta contra él sin reconocer el Plan de Agua Prieta.
Posteriormente pretende levantarse contra el presidente Adolfo de la Huerta en Monterrey en 1920, pero es detenido y sometido a consejo de guerra aquí, donde es condenado a muerte, pero es suspendido el fusilamiento y el general González Garza abandona el país rumbo a los Estados Unidos.
Quiebra su banco texano
En el tiempo en que Pablo González residía en Estados Unidos, apareció un artículo que se publicó en la primera plana del periódico El Pueblo, fechada el 19 de enero de 1916, informando el “Manifiesto a los obreros” que expidió el general Pablo González Garza. En dicho documento, González Garza muestra su posición y su ideología revolucionaria, contrastando con las ideas de Villa y Zapata que mediante el Plan de Ayala demandaban la repartición de tierras.
En su vida en Texas, el lampacense operaba un banco de su propiedad, el Mexican American Banking Company, el cual quiebra con motivo del Crac comercial y financiero mundial del año de 1929, sabiéndose que pudiendo González Garza haberse amparado con la ley vigente sobre instituciones bancarias, legalmente podía haber pagado a sus cuenta habientes solamente el 15 por ciento de sus depósitos y no el 100 por ciento, como lo hizo al liquidar su negocio.
El otrora poderoso jefe del ejército del Noreste vuelve a México en 1940, retirado del servicio activo y casi en la miseria por la quiebra de su banco para morir el 4 de marzo de 1950 en Monterrey. Sus restos están depositados en la Explanada de los Héroes, en la Macroplaza regiomontana al pie de la estatua de Miguel Hidalgo y Costilla.
Así lo califica Fabela, también abogado, filólogo y académico en sus Memorias de la Revolución: “El Gral. González fue un personaje desde que recibió el mando del Cuerpo de Ejército del Noreste, siendo meses más tarde uno de los tres primeros Divisionarios de la Revolución, con Álvaro Obregón y Francisco Villa”.
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