Surgido de las filas republicanas, el nativo de Ciénega de Flores Julián Quiroga Villarreal es uno de los villanos juzgados por la Historia de Bronce, brazo derecho de Santiago Vidaurri, juraría lealtad al imperio de Maximiliano, pero habría de caer fusilado por Porfirio Díaz, a quien había vencido en la Batalla de Icamole
Luis Alvarado
Julián Quiroga Villarreal es uno de esos hombres prófugos de la Historia que durante la Guerra de Reforma, la intervención francesa y Rebelión de Tuxtepec porfiriana trasciende por sus habilidades militares.
Es solicitado por el propio gobernador nuevoleonés, el caudillo Santiago Vidaurri en su bando regional proimperialista y también reconocido en la facción contraria por el propio general juarista Ignacio Zaragoza.
El héroe de la Batalla del 5 de Mayo distinguiría al nacido en Ciénega de Flores, Nuevo León con un “Quiroga es la historia viva de nuestra campaña”. Reunía todas las características para ser un prócer de la nación.
Solo que decidió pelear del lado de los invasores en la intervención francesa y reconocer al emperador Maximiliano de Habsburgo.
Su etapa republicana
A diferencia de su rival natural Ruperto Martínez nacido en Higueras, Nuevo León, quien de pertenecer al bando vidaurrista decidió pasarse al lado republicano; Julián haría todo lo contrario, pues deserta de las filas liberales para adherirse a los pro monarquistas.
El norestense Julián Quiroga Villarreal nace en Ciénega de Flores, Nuevo León el 29 de enero de 1829 y muere fusilado a las 4:30 pm en el extremo sur de la calle del Puente Nuevo (actual calle Zuazua) en Monterrey, el 11 de enero de 1877.
Se carece de registros de su infancia aunque existe el rumor de la época que era hijo natural de Santiago Vidaurri. Desde muy joven participa en la defensa contra los ataques de los indios bárbaros.
Luego, registrado en la Guardia Nacional de su pueblo, apoya algunas campañas en la revolución de Ayutla en 1854 y la guerra de Reforma entre 1857 y 1859, año este último
en que el general Ignacio Zaragoza, lo lleva a primeros planos del valor: “Quiroga es la historia viva de nuestra campaña”.
Julián se habría de distinguir en las filas juaristas por su inteligencia y audacia durante la intervención francesa en que es líder del primer regimiento de caballería y por sus méritos en campaña es ascendido a coronel el 10 de enero de 1862.
Abraza el antijuarismo
Vendría la abjuración de Quiroga, cuando fiel al caudillo Vidaurri deserta del bando nacional republicano para seguir la aventura imperialista.
El 16 de agosto de 1864 no es una fecha que presuman los descendientes de Julián: El presidente Benito Juárez se ve obligado a abandonar Monterrey y sale con destino a Viesca, Coahuila y su comitiva es atacada por Julián Quiroga en Santa Catarina, logrando escapar.
En ese año Quiroga es de los pocos jefes fronterizos que sigue fiel a Santiago Vidaurri cuando se dio la ruptura con los principales jefes norteños, debido al rechazo hacia Benito Juárez cuando éste quiso establecer la capital de la República en Monterrey.
Tras los enconos, rivalidad y luego de estar a punto de enfrentar las armas norestenses contra las nacionales, en septiembre de ese 64 Vidaurri y Quiroga se adhieren al imperio en Salinas Victoria enviando una carta al prefecto de Monterrey en la que se someten a la autoridad de Maximiliano y prometen no atacar su monarquía.
Ambos nuevoleoneses pasaban de luchar contra los rebeldes y opositores a la república y ahora habrían de perseguir a las tropas leales a Juárez. Por sus méritos alcanzados en marzo de 1866 Maximiliano nombra a Julián oficial de la Orden de Guadalupe y el 6 de octubre de ese año, jefe de inspectores de las compañías residenciales en Nuevo León y Coahuila.
Combate a las guerrillas en García y Apodaca
Tras servir en la Guerra de Reforma al lado liberal y con Vidaurri en Nuevo León, el general Quiroga sería nombrado comandante de la Guardia Rural con el bando llamado francotraidor con la misión de combatir las guerrillas republicanas.
Así, el 23 de enero de 1866 combate en Villa de García junto con la caballería francesa del comandante Soussier a los mexicanos de las milicias juaristas, en la que les ocasionan 40 muertos, después de ser copados al bloquearse los caminos a Icamole, Nacataz y San José, obligándolos a huir al Cerro del Fraile, donde son alcanzados.
Julián también somete a otra guerrilla republicana cuando ésta ocupa Apodaca en febrero de 1866, saliendo el imperialista de Monterrey para acabar con su líder José María Elizondo y otros 11 son fusilados en Agua Fría, cuando los franceses dominaban Monterrey y sus alrededores.
El inicio de la debacle
Así proseguía la carrera como franco-traidor el cienaguense: El 29 de marzo de 1867 le es expedido el grado de general de brigada por el Ministro de Guerra del Imperio, Nicolás de la Portilla y como en ese momento no podía operar militarmente en Nuevo León, Quiroga se refugia en Laredo, Texas en casa de Santos Benavides.
Benavides había sido el oficial hispano mexicano de más alto grado –coronel- que había luchado en la Guerra Civil Norteamericana del lado sureño o confederado, descendiente de tamaulipecos que fundaron la villa de Laredo en el margen norte del río Bravo.
Mientras Vidaurri acudía hasta la ciudad de México para asistir a Maximiliano. En Nuevo León esto trajo una antipatía general hacia los dos jefes norteños, pues fueron de los pocos que sirvieron a los traidores en la región, por lo que fueron catalogados como desertores y opositores al régimen republicano.
Vidaurri sería apresado en la capital del país en julio de 1867 a la caída del emperador Maximiliano y fusilado de espaldas el 8 de julio de ese año por las tropas al mando del coronel Porfirio Díaz.
Porfirio no olvidaría Icamole y Quiroga
Tras el derrumbe de la aventura monárquica, en 1870 el general Quiroga se acoge a la amnistía decretada por el presidente Benito Juárez, cuestión que le permite salvar la vida cuando diversos mandos militares pedían su cabeza por los delitos cometidos contra la nación y por atentar contra el presidente oaxaqueño
Posteriormente, en 1871 apoya al nuevo caudillo nuevoleonés Jerónimo Treviño en su levantamiento contra Benito Juárez durante la revolución de la Noria. Fiel al gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, Julián lucha contra el Plan de Tuxtepec de Porfirio Díaz en 1876.
En terrenos de Nuevo León, el 20 de mayo de 1876 las fuerzas lerdistas comandadas por Julián Quiroga y Carlos Fuero vencen a Porfirio Díaz en Icamole, García, derrota en la que se dice que Díaz llora de coraje, por lo que le apodarían el «Llorón de Icamole». Fracaso en tierras nuevoleonesas que Porfirio no olvidaría.
De esta caída en Icamole surge la anécdota en la que Díaz le reclama a los generales nuevoleoneses Treviño y Naranjo: “No decían que los de Nuevo León no pierden”, a lo que ellos contestaron: “¿A poco cree que Quiroga es de Oaxaca?”
Las cosas no vendrían bien para Quiroga en 1877 pues es acusado por el gobierno, ya de Díaz, de apoyar a Lerdo de Tejada y de la muerte de Fermín Gutiérrez en Coahuila, por lo que es juzgado por un tribunal presidido por el coronel José María Mier, condenado a muerte y fusilado el 11 de enero de ese año en el extremo sur de la calle Zuazua de Monterrey. Está sepultado en el Rancho de «El Barranco», en Salinas Victoria.
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