Después de estar intubado 14 días , el anestesiólogo cuenta cómo sufrió para ganarle la batalla al coronavirus, del que dice, es un virus real y no cosas de política, como aseguran algunos grupos.
Por Francisco Cuéllar Cardona
MONTERREY, NL.| «Cuando me iban a intubar y mis pulmones funcionaban al 30 por ciento, pensé que iba a morir. Ya solo esperaba la bendición de mi mamá. Es un milagro, yo creo en los milagros», así narra su experiencia cerca de la muerte, el anestesiólogo Victor Escamilla Vega, quien venció al Covid-19 y afirmó que éste es real, existe, y no es mentira o cosas de política, como algunos grupos aseguran.
Egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Doctor Escamilla cuenta que estuvo más de 30 días en un hospital privado luego de contraer, «no sabe dónde» el coronavirus. Estuvo 15 días intubado, 14 días en terapia intensiva y una semana en piso.
Su testimonio, dice, durante la conferencia de prensa que ofreció junto con el secretario de Salud, Manuel de la O, es para concientizar a la gente de que esta enfermedad para la que no hay cura, es verdadera «y lo que yo viví, no se lo deseo a nadie. Estuve con sondas, catéter; mis manos y mis piernas no se movían. Por fortuna me puse en manos de gente que sabe, gracias a Dios y las oraciones de mucha gente hacia mí y mi familia».
Recuerda que empezó con un cuadro diarréico que el mismo se trató, con antibióticos que se auto recetó. Pero cuando empezó con dificultad respiratoria y a perder el sabor de la comida optó por hacerse la prueba del Covid-19 dando positivo. Se internó en un hospital privado, el cual pagó con un seguro médico que compró para su familia. El costo total de esta enfermedad fue de casi 2 millones de pesos, que cubrió el seguro.
-«Llegué con muchas preocupaciones y mucha incertidumbre al hospital. Estuve una semana en observación, pues la posibilidad de morir, es real. Es muy complicado, y más cuando ves las estadísticas de mortalidad que son muy altas, más cuando tienes problemas de obesidad, y glucemia elevada como yo. Aquí entras por una puerta y sales por otra. Me preocupaba no volver a ver a mi familia».
Cuando supo que lo iban a intubar le preguntó al anestesiólogo del Hospital si tenían todos los elementos para proceder, » y me respondió: usted no se preocupe, tenemos hasta para una intubación difícil». Confiadamente, dice, me puse en sus manos.
- ¿Y tu familia?, le preguntan.
«Mi familia estaba preocupada y con angustia. A ellos los mandaron a la casa donde mi esposa y mis hijos, fueron confinados».
- Pudo despedirse de su familia antes de que fuera intubado?
“Físicamente ya no podía verlos, solo a través del celular, le dije a mi esposa, ya no puedo respirar, me va a intubar, después de eso ya no tuvieron contacto conmigo. Una vez en terapia ya no te permiten el acceso a familiares”
«Mi idea de estar aquí, es decirle a la gente, que sí existe el virus, que es real. Me ha tocado ver y oír a grupos de gentes que dicen que esto es política, que esto es falso. No, esto es realidad. Ahorita, otro médico compañero, está enfermo de lo mismo y está ocupando mi cama».
«Estoy ocupando tu cama, ingresé hoy», me dijo ahora que hablé con él.
«Esto es real. Yo veía las estadísticas a nivel nacional y el 80 por ciento contagiado es personal de enfermería que tiene el virus. Mis felicitaciones a quienes están en la trinchera. Estar en la trinchera, es estar como un soldado ahí, peleando».
El doctor Escamilla confiesa que estar vivo, es un milagro.
- «Yo soy creyente y doy a gracias a Dios y a las miles de gentes que hicieron oración por mi y mi familia. Yo creo en los milagros, y este es uno, porque después de esto regresan poquitos».
Insistió en que hagan caso a las recomendaciones de la autoridad, que no echen en saco roto las recomendaciones, «más vale exagerar en las medidas, pero no adquirir esta enfermedad».
Recuerda el momento más critico de la enfermedad.
«Llegó un momento, cuando estaba intubado, que pensé que iba a morir. Yo la verdad ya estaba esperando la bendición de mi mamá, porque llegué a una saturación, incluso llegué a un 30 por ciento de la función pulmonar. Mis pulmones se veían blancos totalmente. El mismo personal decía que es muy difícil que sobrevivas a esto, más sin embargo empecé a tener mejoría. Estoy muy agradecido con todos, médicos y enfermeras».
Agradeció al doctor Héctor Hugo González, neumólogo intensivista, a la doctora Rincón y al doctor Salas, y a todo el personal médico y enfermeras, a su familia, a su esposa y sus hijos que lo ayudan a superar esta enfermedad.
El Dr. Víctor Escamilla, es uno de los pacientes que fue tratado con plasma, y tras expresar su agradecimiento a su donador, asegura que en cuanto se recupere también donará a quien lo necesite.
Comment here