LA OTRA OPTICA
Por Juan Carlos Flores Turrubiates
Revalorar y dignificar a nuestros migrantes
El 16 de junio se conmemoró el Día Internacional de las Remesas Familiares, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En este día se conmemora la contribución de los más de 200 millones de mujeres y hombres trabajadores migrantes que envían dinero a sus más de 800 millones de familiares en sus países de origen.
También se pone de relieve la gran resiliencia de esos trabajadores migrantes ante las inseguridades económicas, los desastres naturales y climáticos y la pandemia mundial.
El Día Internacional de las Remesas Familiares ahora se celebra en todo el mundo y se considera una iniciativa clave para poner en práctica el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular.
Las remesas, o pagos transfronterizos interpersonales de valor relativamente bajo, son un salvavidas esencial para el mundo en desarrollo.
Sin embargo, el COVID-19 ha sido una prueba de fuego para las remesas mundiales. De hecho, las primeras previsiones de fuertes caídas subestimaron en gran medida la resiliencia de los flujos de remesas.
Un informe del Banco Mundial publicado en mayo de 2021 revela una disminución de las remesas de solo un 1,6 %, al pasar de los USD 548 000 millones en 2019 a los USD 540 000 millones en 2020.
Tan solo en México, durante el mes de marzo de 2020, en medio de la Pandemia se registraron entradas de remesas al país por 4 mil 152 millones de dólares, cifra que superó ampliamente las expectativas de 3 mil 650 millones y que constituyó un récord histórico
Este récord continuó, ya durante el año de la pandemia, el país recibió 40,606 millones de dólares en remesas, lo que representó el 3.8% del PIB.
Es por eso que en el marco del Día Internacional de las Remesas Familiares debemos de revalorar la determinación y la resiliencia del espíritu humano personificado en los trabajadores migrantes, quienes arriesgan sus vidas y su integridad para poder darles una vida más digna a sus familias.
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