MONTEVIDEO, Uruguay | Las disensiones son más fuertes que nunca en el Mercosur a pocas horas de la cumbre, la primera presencial desde la pandemia de Covid-19. Las tensiones son más palpables entre Argentina y Uruguay. La manzana de la discordia es el acuerdo de libre comercio que Uruguay quiere concluir con China y que levanta muchos recelos en la vecina Argentina, preocupada por el impacto del acuerdo en su economía.
El tema ya había cristalizado las tensiones en cumbres pasadas. En marzo de 2021, el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou había advertido que el bloque tenía que abrirse al mundo para no convertirse en una carga. Un comentario que había provocado la exasperación de su homólogo argentino, Alberto Fernández, que no dudo en decirle que Uruguay era libre de salir del Mercosur si así lo deseaba.
A pesar de la oposición frontal de Argentina y de la tradición de que todas las decisiones comerciales se tomen por unanimidad, el presidente uruguayo anunció la semana pasada que su país iba a iniciar oficialmente las negociaciones con el gigante asiático.
Al mismo tiempo que destacaba su apego al Mercosur e invitaba a los otros miembros del bloque a unirse a las discusiones, Lacalle Pou también advirtió que si no obtenía el apoyo de sus socios estaba dispuesto a jugar en solitario y avanzar en un acuerdo bilateral con China, que ya es su principal socio comercial.
Uruguay, el caballo de Troya chino
Para Pekín este acuerdo de libre comercio con Uruguay, un pequeño país de apenas 3,5 millones de habitantes, representa la puerta de entrada al Mercosur con 265 millones de personas.
Por supuesto que lo que le interesa a China son los mercados brasileño y argentino. Para evitar justamente que Uruguay no se convierta en un caballo de Troya que permita que los productos chinos entren en sus merados sin pagar impuestos en la aduana, Brasil, Argentina y Paraguay tendrían que aislar a Montevideo, incluso excluir a Uruguay del mercado común.
¿Saldrá Uruguay del Mercosur?
A estas alturas aún es muy pronto para imaginar una ruptura total. Primero porque Uruguay se apresta a asumir la presidencia rotatoria del bloque económico por seis meses y siempre se ha mostrado a favor de continuar en el Mercosur.
Uruguay considera que está en su derecho de negociar individualmente con China y para ello saca como precedente la fecha de 2003 cuando fue autorizado a firmar un acuerdo de libre comercio bilateral con México.
No sería de extrañar tampoco que Brasil, mucho menos inflexible que Argentina sobre una flexibilización del bloque, apoye la causa uruguaya. El país dirigido por Jair Bolsonaro defiende desde hace meses que se bajen los impuestos aduaneros en un 20% para los productos que entran en el Mercosur, pero se ha topado una y otra vez con la negativa argentina.
Si Montevideo apoya la iniciativa brasileña podría encontrar a cambio un apoyo de peso para reequilibrar las fuerzas a su favor.
*Con información de RFI.
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