Nuevo León

Liberan a NL de cárcel del Topo Chico

Escenario de los más brutales capítulos de violencia en México y una asignatura pendiente para decenas de Gobiernos, el Penal del Topo Chico cerrará definitivamente hoy para convertirse en un espacio público sede del Archivo Histórico del Estado.

La clausura definitiva de la penitenciaria inaugurada el 3 de octubre de 1943 es parte de la estrategia de seguridad del Gobernador Jaime Rodríguez Calderón, tras el reordenamiento del sistema penitenciario de Nuevo León, la creación de una cárcel certificada exclusiva para mujeres y una inversión millonaria para la ampliación del Penal de Apodaca.

Durante sus 76 años de historia el Penal del Topo Chico fue sede de masacres, motines, incendios, epidemias y disputas del crimen organizado. El terror de sus celdas tuvo su máxima expresión en febrero del 2016, cuando un enfrentamiento de internos dejo un saldo de 49 muertos, la mayor masacre en un centro penitenciario en México en la historia moderna.

Tras décadas de abandono, sobrepoblación e ingobernabilidad, el punto de inflexión del Topo Chico inició en el 2009, durante la peor la de violencia en la historia de Nuevo León, con grupos del crimen organizado que se disputaron el control al interior del penal en medio del vacío de autoridad.

Fue en estos años cuando la población del penal inaugurado por el entonces Gobernador Bonifacio Salinas con una capacidad para 600 internos alcanzó los 6 mil reos, quienes purgaban su condena en condiciones de hacinamiento e insalubridad.

El tráfico de alcohol, armas, drogas, celdas con privilegios, un sistema de cuotas a las familias de los internos y el impacto en la actividad criminal al exterior fueron algunas de las prácticas documentadas que detonaron una estrategia de la actual Administración estatal para recuperar el control del penal, despresurizarlo y trasladar a sus 2 mil 782 internos al Penal de Apodaca.

El Gobernador Jaime Rodríguez Calderón convocó a un grupo de penitenciaristas liderados por Eduardo Guerrero, ex comisionado de Prevención y Readaptación Social a nivel nacional, para implementar una estrategia que pusiera fin a 76 años de terror e inseguridad.

El plan incluyó la remoción de los titulares de las áreas principales de los penales, la reubicación de reos de alta peligrosidad en centros federales y la capacitación y reclutamiento de personal y custodios.

En apenas poco más de tres años, la estrategia del Gobierno del Estado para recuperar el control del penal, despresurizarlo y reordenar el sistema penitenciario rindió frutos.

El Penal del Topo Chico dejará atrás una era de terror para convertirse en un espacio público que resguardará la historia de Nuevo León.

En los días posteriores a su cierre y antes de su demolición, el que fuera ícono de la violencia se convertirá temporalmente en un museo de sitio en el que el Gobierno del Estado permitirá el acceso a los ciudadanos.

Con su cierre definitivo, Nuevo León cierra uno de los capítulos más cruentos de su historia, transforma el inmueble y su alrededor en un lugar donde convergen nuestras raíces con los cimientos de un mejor futuro y convierte al Estado en modelo a seguir en sistemas penitenciarios.

Please follow and like us:

Comment here

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial
A %d blogueros les gusta esto: