CABRITO NEWS
Por Homero Hinojosa
Estimular a los empleadores
La crítica mayor que ha recibido el Gobierno mexicano de parte de la opinión pública tiene que ver con las recientes conductas de acercamiento social que ha tenido Andrés Manuel López Obrador con los ciudadanos.
Sin embargo, los señalamientos van más allá y están relacionados con la falta de acciones de apoyo social y económico para enfrentar de manera más directa la crisis del Coronavirus.
Se comenta, por ejemplo, que mientras Estados Unidos ha movilizado a todo su sistema empresarial, farmaceutico y financiero para sumarse al plan de contingencia, acá en México se toman las cosas a la ligera.
Se dice que allá si se están contabilizando los casos de contagio de una manera más válida. Acá en nuestro país no. Allá sí se están haciendo pruebas confiables. Acá no.
Solo el tiempo dirá si la curva de aceleramiento de contagios seguirá una verticalidad tenebrosa como la que se observa en Estados Unidos, Italia y España.
De que se pondrá más difícil la situación en abril y mayo nadie duda de ello. Es buen momento para que nuestro Gobierno aliste de manera paralela un plan de rescate para las empresas y empleados quienes se verán afectados en sus ingresos. El desempleo, sin duda, será evidente antes de que llegue el verano.
Y es que mientras en Estados Unidos el Senado aprobó un histórico paquete de ayuda por 2 billones de dólares, de los que 864 mil millones de dólares son para empresas, en México aún no hay una estrategia integral. Hasta el momento los programas oficiales anunciados dejan fuera a las empresas, que son las principales generadoras de empleo.
Los únicos beneficiados hasta el momento han sido el Insabi en los estados, a los cuales se les han destinado recursos por 25 mil 300 millones de pesos. La Marina y la Defensa recibirán 4 mil 500 millones de pesos como apoyo extra.
Hoteles, restaurantes, agencias automotrices y comercio del sector PYMES en general se verán afectados. Y aún cuando sus dueños tengan algunos ahorros para sobrevivir y —eventualmente— relanzar operaciones, el grueso de sus empleados corre el riesgo de ver descuentos en su salario y padecer despidos.
Para el sector de la construcción esto representa un golpe mayúsculo, sobre todo porque es un rubro en donde las operaciones se manejan con sistemas de pago entre proveedores y clientes de varios meses. La falta de liquidez obligará a patrones a dejar sin empleo a tantos trabajadores de este sector, un riesgo inmenso para el país.
Como bien dice el dicho, “el hambre es canija”, y los sectores populares no dudarían en recurrir a saqueos contra tiendas y supermercados, situación que ya se ve en algunos estados, como Puebla.
Los incentivos de parte del Gobierno no deben esperar al final. Es hora de actuar con señales más claras para apoyar al sector productivo nacional que finalmente es el que con mantiene en paz y estabilidad social al País ofreciendo empleo y salarios a los mexicanos
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