MIRADA DE MUJER
Por Luz del Carmen Parra
Envejecer con responsabilidad
En un mundo que sobrevalora la belleza, la juventud, y las exigencias laborales consumen la mayor parte nuestro tiempo y esfuerzo, considero que aprender a envejecer con responsabilidad, exige de mi voluntad consciente para planificar con detenimiento, cómo quiero vivir mis últimos años, para no dejar en manos de mis hijos o familiares cercanos, la solución de los problemas económicos y de salud, que con toda seguridad habrán de llegar.
Nadie me ha preparado para enfrentarme a la que sin duda será una etapa llena de retos, principalmente porque día a día veré cómo mis capacidades físicas e intelectuales se irán mermando. Hay quienes aseguran que los viejos volveremos a ser como niños. No será así. Empezaré a vivir mis pérdidas con mi duelo, sabedora de lo que pude ser y hacer, de mis habilidades y fortalezas y, aun cuando se me pasen desapercibidos los primeros síntomas, poco a poco se irán acumulando malestares que terminarán encadenándome.
Caminaré más despacio, de pronto me faltará el aliento y mis piernas empezarán a sentir que les falta fuerza para terminar el día. Mis hijos iniciarán su propio camino y concentrarán sus fuerzas en sacar adelante sus proyectos, su familia. Pasare´ a ser espectadora de sus triunfos y acompañaré sin lugar a dudas sus momentos difíciles, viéndolos resolver, a su manera, sus propios desafíos.
Creo que es momento de hacerme cargo de mí misma, de continuar con mi vida con dignidad y fortaleza, viviendo con entereza lo que me resta del camino. Sosteniéndome, principalmente emocional y mentalmente, buscando nuevos horizontes que se adapten a mis condiciones físicas e intelectuales y, tratando siempre de conservarlas el mayor tiempo posible.
Mientras permanezca activa, productiva y con ganas de vivir, no me daré cuenta del pasar de los años, porque estaré ocupada cumpliendo con mis labores cotidianas. De ahí la importancia de planificar que haré en los años venideros donde tendré mucho tiempo libre, para hacer cosas para mí misma; ya no habrá hijos que reclamen de toda mi atención, ni una jornada laboral que me obligue a levantarme todos los días con prisa, seré el centro de mi propia motivación. Ya no viviré para otros, sino para cuidar de mí misma.
Me pregunto, ¿Cuántas cosas he dejado de hacer por atender mis responsabilidades, por cumplir con las exigencias de un empleo?, ¿cuántos sueños permanecieron adormilados, esperando que me diera un poco de tiempo para tomar forma y hacerse realidad? He visto pasar mis mejores años haciendo miles de tareas, desarrollando infinidad de oficios, alejada de mis propias necesidades, corriendo solo para sacar adelante los compromisos inmediatos.
Según los pronósticos, la esperanza de vida en México en el año 2019 era de 75.1 años en promedio y para 2030 se estima que será de 76.7 años, considerando, además, que en las mujeres será superior a la de los hombres, con una brecha aproximada de casi seis años. ¿Cómo
enfrentaré esta posibilidad de continuar viviendo?, ¿seré proactiva y mantendré el compromiso conmigo misma de caminar de frente con mi propia vida, con un proyecto consciente de seguir siendo una persona en evolución y aprendizaje, adaptándome a mis limitaciones y asumiéndolas como parte de mi naturaleza humana, para no verme convertida en una anciana prematura, depresiva, enfermiza y chantajista o manipuladora, ante el miedo que me producirá la soledad?
Es importante aprender a cuidarme desde ahora y desde todos los ángulos, no sólo física sino emocionalmente, porque sin duda será una parte muy importante para permanecer fiel a mi misión de vida. ¿Seré capaz de visualizar la sustancia de mis pensamientos y en que labores mantendré ocupadas mis manos? Mucho de ello dependerá que mi estado de ánimo, sea el motor que aliente mis amaneceres y me mantenga lúcida y motivada, sin necesidad de distraer a mis hijos de sus responsabilidades.
¿Seré capaz de alcanzar la autosuficiencia económica y la independencia emocional que me prepare un futuro más cómodo, sin sobresaltos? Creo que es fundamental que en adelante me mantenga ocupada, haciendo lo que siempre me hubiera gustado hacer, recuperando de mis baúles esos sueños que quedaron almacenados en espera de tener tiempo. Ahora me sobrará y será uno de mis mayores retos el mantenerme ocupada, para seguir sintiéndome útil, para darle sentido a mi existencia hasta el final.
Estoy cierta, he de pensar desde ahora cómo quiero vivir mis últimos años, ahora que todavía puedo tomar decisiones conscientes y responsables; que estoy en pleno uso de mis facultades, y puedo elegir que quiero hacer cuando sea mayor. Viajar, leer, convivir con mis amigas, con mis hijos, con mis nietos. Aprenderé a sostenerme sobre mis pies, sin descansar en los hombros de mis seres queridos, porque de no hacerlo, terminaré obstruyendo su caminar.
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