MIRADA DE MUJER
Por Luz del Carmen Parra
Nuestro derecho a descansar
¿Cuántas horas trabajas diariamente? ¿Cómo es tu fin de semana? ¿Cuándo fueron las últimas vacaciones que gozaste en familia? Sino te haz dado cuenta, hace mucho tiempo que no haz podido tomar un descanso. ¿Crees que ya te lo mereces?
Aunque parezca mentira, el ocio como sinónimo de pereza, considerada la madre de todos los vicios, también es un derecho humano, es una necesidad de disponer un espacio para hacer lo que nos causa satisfacción, disfrute, goce, que venga a compensar el agotamiento físico y emocional que ocasionan en nuestro organismo, las extenuantes jornadas laborales.
Lo cierto es que no supimos cómo, ni cuándo, llegamos a esta vorágine que nos sumerge en un mundo donde todos tenemos prisa, todo es urgente, todo es correr y las más de las veces sin tener claro hacia dónde. Los compromisos económicos y sociales nos absorben. Vivimos con el futuro empeñado por las deudas acumuladas, y las presiones de pago nos ponen al borde de la histeria. “Las circunstancias se han complicado tanto últimamente que, en verdad tener trabajo, es una bendición”, dice con justa razón Jorge Bucay, que terminamos agradeciendo tenerlo.
Pero exageramos. Ya no son suficientes las tradicionales 8 horas laborales para saldar nuestras cuentas y en ocasiones ni para solventar las necesidades básicas de la familia; cubrimos horas extras, doblamos turnos, buscamos una especialización o de plano, un segundo empleo o realizamos pequeños trabajos por cuenta propia, para cumplir con nuestros requerimientos económicos.
No disponemos de tiempo libre, es más, se considera tiempo muerto cuando dejamos de estar activos, productivos, generando ingresos, llegando incluso al absurdo de conceptualizar las horas de sueño, como un desperdicio y clasificar como “superhombres”, a quienes apenas se dan unas cuantas horas para cerrar los ojos.
Dormir poco, rendir mucho es su lema, se les considera como personas enérgicas, extrovertidas, optimistas y muy ambiciosas. Noctámbulos y madrugadores, apenas si tienen conciencia de la urgente necesidad del organismo de dormir. Viven contra natura. Olvidan que el sueño es vida, necesario para la regeneración neurológica y metabólica, indispensable para el buen desarrollo y funcionamiento del individuo en sociedad.
Estamos sometidos a niveles de ansiedad permanentes y tarde o temprano y más temprano que tarde, harán estragos en nuestra salud, perderemos la capacidad de concentración y empezaremos a olvidar cosas tan elementales como el comer o el dormir, pero nuestro cuerpo nos hará llegar sus facturas. Y sino descansamos por el placer de hacerlo, lo tendremos que hacer obligados por alguna enfermedad o incapacidad derivada de tantos excesos.
Los seres humanos no podemos competir con las máquinas, ni asociarnos con robots que nos obliguen a trabajar a su ritmo, olvidándonos de la parte humana que nos identifica. No podemos enchufarnos y desenchufarnos a una corriente eléctrica que nos recargue la pila. Debemos abastecernos de energía y motivación de otras fuentes, que den sustento a nuestros esfuerzos cotidianos.
El ocio y el tiempo libre son bienes de primera necesidad, fundamentales para el pleno desarrollo y equilibrio personal, que nos permiten hacer un espacio para realizar cualquier actividad por el simple placer de hacerla, sin exigencias ni
compromisos, ni buscando resultados óptimos. La diversión o el descanso, nos ayudarán a relajarnos, a encontrarnos, a cuestionarnos o a reafirmarnos, a pensar.
En el descanso nos permitimos hacer cosas diferentes de las que hacemos todos los días. Tal vez leeremos algún libro del estante, iremos al cine o al teatro, practicaremos algún deporte o disfrutaremos de una caminata en las primeras horas de la mañana; escucharemos música y haremos algunas manualidades o nos tomaremos el tiempo para hacer arreglos en casa.
O quizás aprovechemos esas horas de relajación para buscar esa conversación pendiente con nuestros hijos o para salir a cenar o a bailar con nuestra pareja en una noche especial, visitaremos a nuestros padres o aprovecharemos la ocasión para convivir con los amigos olvidados, pero lo cierto, es que nos daremos la oportunidad de vivir momentos que pasarán a formar parte de recuerdos inolvidables, nuestra fuente inagotable de energía.
“Si quieres trabajadores creativos, dales tiempo suficiente para jugar”, reza una frase de John Marwood Cleese, y parece que hoy en día hasta las grandes empresas empiezan a entender el valor del descanso, de permitir a quienes forman parte de su planta productiva la realización de actividades complementarias, que relajen el ambiente laboral, alienten la convivencia entre compañeros e incrementen la productividad. Aprovecharlo depende de nosotros.
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