En los primeros 10 años del Tamaulipas independiente la lucha por el poder también se reflejó en la joven entidad, siendo de lo más representativo el encono entre los próceres Manuel Mier y Terán y Felipe de la Garza
Por Luis Alvarado
La primera década de vida independiente en Tamaulipas no estuvo exenta de luchas políticas por el poder en una época en que las confrontaciones e insurrecciones fueron lo cotidiano, aún entre los mismos representantes de las instituciones nacionales y de los Poderes de la joven entidad.
Concluido el dominio español en 1821 con la consumación de la independencia, en 1824 nace el estado de Las Tamaulipas en medio de rivalidades que emergen en el mismo seno del Congreso y que habrían de manifestarse por años en Ciudad Victoria bajo el dominio de la estirpe llamada Los Fernández.
En ese mismo año 24 es fusilado en Padilla el ex emperador Agustín de Iturbide. Al año siguiente se impone el nombre de Ciudad Victoria a la villa de Aguayo e igual renuncia el primer gobernador constitucional Bernardo Gutiérrez de Lara víctima de las intrigas fernandistas.
En 1826 se efectúan las primeras elecciones en los seis partidos –distritos- en que se dividió la entidad en las que resulta electo Lucas Fernández. Otro Fernández, Francisco Vital es el inspector de las Milicias Cívicas creadas en 1827 por el gobierno local para la protección ciudadana.
Entre 1826 y 1828 Anastasio Bustamante es comandante de los Estados Internos de Oriente, quien enfrenta las incursiones indias y la avanzada expansionista gringa cuando Guadalupe Victoria es el primer presidente del país.
Bustamante, futuro presidente de 1830 a 1832, recibe al responsable de la Comisión de Límites federal, general Manuel Mier y Terán, quien a su paso por la entidad debía establecer con criterios científicos los límites de la joven nación con respecto a los Estados Unidos.
En 1829, Mier y Terán, Antonio López de Santa Anna y el marsoteño Felipe de la Garza encabezan la triunfal resistencia contra la invasión Barradas, último intento español por recuperar su colonia azteca independizada.
Antiguos aliados, ahora eran enemigos
El segundo presidente de la nación, Vicente Guerrero había asumido el cargo el 1 de abril de 1829 para abandonarlo en diciembre del mismo año a raíz de la rebelión conservadora de Jalapa, dirigida por el vicepresidente Bustamante y que toma eco en Tamaulipas cuando Vital Fernández, ocupa la capital victorense y se designa gobernador por dos semanas hasta que es nombrado Camilo Suárez en enero de 1830.
Vital se percata que en Soto La Marina, Felipe de la Garza igualmente se había pronunciado por el plan de Jalapa, mientras que Mier y Terán ya estaba estacionado en Tamaulipas como comandante de los Estados Internos de Oriente tras cumplir con la Comisión de Límites.
“Mier era además, jefe de la división encargada de expedicionar por Texas. Interesado este comandante en que se reconociera la estabilidad política de la república ante la inminente
amenaza angloamericana, se vio obligado a reconocer el Plan del vicepresidente (Bustamante), pero se disgustó por el curso que habían tomado las cosas en el escenario político de Tamaulipas”, escriben Zorrilla y coautores en Tamaulipas, una Historia compartida I (Cd. Victoria, UAT, 1993, p. 98).
Antiguos defensores de la Patria al rechazar la invasión española, ahora Mier y Terán y Felipe se verían en posiciones antagónicas al defender el primero al gobierno legítimo de Guerrero y el segundo a los antiliberales.
Esta primera década en la vida independiente del país y del estado de Las Tamaulipas en particular se sobrellevó bajo severos desequilibrios económicos que tenían su base en el contrabando y que en mayor o menor medida afectaron al primer gobernador Gutiérrez de Lara.
“…Los contrabandistas formaban un conjunto bien organizado, con todos los servicios necesarios y dependiendo de dinero suficiente para ablandar voluntades,”, agrega Gabriel Saldívar en su Historia Compendiada de Tamaulipas.
Pero los contrabandistas no radicaban en el estado, escribe Saldívar, ‘Bustamante aclara perfectamente que eran ricos comerciantes de la ciudad de México o altos funcionarios del gobierno’.
Para combatir a los dueños del matute, el gobierno nacional apoyó al tamaulipeco y a partir de marzo de 1826 se ubicaron en la entidad tres compañías presidiales, cuya operación se reforma a partir de enero de 1836, cuando a pesar de todos los esfuerzos la introducción de mercancías angloamericanas y europeas cubrían una buena parte de la economía regional.
Los desafíos de Felipe a Manuel
Bajo los anteriores antecedentes económicos, Mier y Terán parte de Matamoros hacia Victoria para restablecer sus funciones a las autoridades destituidas pero es en el camino a Casas cuando le sale al paso Felipe de la Garza, quien lo amaga con un enfrentamiento si no reconocía la convulsiva situación política ocurrida en la zona centro, a lo cual accede Manuel.
Los problemas para Mier aumentaban; por un lado el lío victorense obstruía la finalidad principal nacional que era la de expedicionar por Texas para reafirmar la soberanía nacional amenazada por la invasión silenciosa de los ‘mojados’ colonos angloamericanos.
Y por otro lado, con Bustamante ya ubicado como presidente se opone a que Mier concentrara el nivel de fuerza que tenía en el noreste, por lo que le impone como contrapeso a Felipe de la Garza como segundo comandante de los Estados Internos de Oriente, quien no solo se niega a acatar las órdenes de Manuel, sino que desde Victoria se confabulaba o contradecía sus instrucciones.
“Mier y Terán continuamente se quejó de De la Garza ante el gobierno federal, sin recibir respuesta a sus denuncias y debiendo aceptar que a su marcha rumbo a Texas, De la Garza se situara al frente de la comandancia general”, añaden Zorrilla y coautores en su obra (p. 98).
La colisión
El choque entre los antiguos aliados se dibuja cuando Felipe se niega a asistir a la ciudad de Matamoros a recibir el mando de subcomandante por parecerle más adecuado a sus intereses el manejo de la política en el centro del estado; “y aún quiso disponer de las fuerzas federales estacionadas en Victoria y Tula, desatándose francamente el enfrentamiento entre ambos jefes…”, detallan los coautores tamaulipecos.
Producto de ese encuentro, Mier destituye a de la Garza de la segunda comandancia el 29 de abril de 1830. Pero como el mando de Manuel era regional, designa como jefe en Tamaulipas al coronel Mariano Guerra Manzanares y en Nuevo León al coronel José María Arlegui.
Por un lado Mier fijaba su posición como comandante general de los estados de Oriente ante la Legislatura tamaulipeca, pero un dictamen del Congreso lo ignora y en cambio otorga su respaldo a Felipe de la Garza, reiterando además ante el gobierno nacional su demanda de que Manuel fuera retirado de la frontera como jefe norestense.
Al tensionarse las fuerzas de Mier y de la Garza, agravadas por la protección que el ministro de Guerra Antonio Facio otorgaba al marsoteño, el comandante tuvo que revirar en la destitución de su segundo. Por su parte, Mier era ratificado por el gobierno central en su cargo regional y en la misión internacional en la fijación de los límites.
Más revueltas en Tampico y Matamoros
Por su parte, la Legislatura había impedido a Antonio Fernández la gubernatura a finales del 29 y reconoce a José M. Zozaya, quien se separa del cargo al siguiente año tras una débil gestión, lo cual coincide a nivel nacional con la salida de Vicente Guerrero en la presidencia del país, relevado por Bustamante.
Bustamante se rodeó de activos ministros como Lucas Alamán y durante su administración se notaron algunos avances en la economía nacional y a la hacienda pública, recuperando México el crédito internacional, reduciéndose el gasto y pagándose la deuda, aparejado con un incremento al comercio e industria.
Pero a inicios de 1832, Bustamante cae del poder y sufre lo que él también hizo, al rebelarse Santa Anna en Veracruz quien pedía la reinstalación del ex presidente Manuel Gómez Pedraza. Dicha rebelión es apoyada en Tampico en enero del 32 por el capitán D. N. Rodríguez, observan Zorrilla y coautores (o. c. p. 101).
Para entonces Felipe de la Garza sufría los efectos de la tuberculosis, la cual no tenía cura.
Al tener conocimiento de la asonada de Tampico, Mier y Terán, ya reintegrado como comandante regional de las fuerzas armadas se alista para aplacar a los insurrectos y casi al partir del puerto de Brazos de Santiago –al sur de la Isla del Padre- es informado de que otra revuelta se gestaba en Matamoros, por lo que decide ir a éste punto, apresando a los mayores Surbarán y Villasana.
Y para acabarla …
Para entonces el gobierno nacional envía negociadores con los insurgentes de Tampico y al no lograrlo manda al general Esteban Moctezuma para sitiar el puerto pero el militar acaba por rebelarse a la cabeza de los alzados jaibos y Pueblo Viejo, en tanto el gobernador Vital Fernández se rebela contra Bustamante y decreta medidas que lesionan los ingresos federales.
Mier y Terán ordena a Mariano Paredes controlar al gobernador Fernández, quien huye de Victoria al sur y al ser alcanzado en la Hacienda El Pretil es dispersado sin que pudiera juntar los mil hombres que se proponía, por lo que el Congreso lo desconoce nombrando sustituto a Honorato de la Garza.
“Bustamante respondió con un decreto que califica la inconstitucionalidad de los actos asumidos en marzo por el Congreso tamaulipeco, mediante los cuales se sustraían de la obediencia del gobierno de la unión”, escribe por su lado Tomás Reséndez González en su libro Francisco Vital Fernández, un tamaulipeco del siglo XIX (Cd. Victoria, prograf. 2010, p.34.
Con Mier avanzando hacia Tampico, Moctezuma ordena que Vital y Mejía se embarcaran a Matamoros y Texas, a donde llegan a fines de junio entre Brazos y Boca del Río a bordo de un bergantín, dos goletas y 250 hombres armados, temiéndose que ocuparan Matamoros en ese año 32.
Ambos mueren en 1832, Mier por suicidio
En fecha imprecisa, en 1832 fallece por tuberculosis Felipe de la Garza en su natal Soto la Marina, “dejando una fortuna estimada en 150 mil pesos en terrenos, ganado y créditos” (Diccionario Biográfico Tamaulipeco, p. 171-172). Otra versión refiere que muere el 3 de julio, el mismo día y año en que fallece su rival Mier y Terán.
Las fuerzas de Mier y Terán, en tanto, son vencidas en Fuerte Landero, cerca de Villerías (Altamira). En Tula la ciudad es tomada por los rebeldes al abandonarla el gobierno, mientras que el gobernador insurrecto Vital merodeaba las costas a la espera de tomar puerto.
El comandante en Tamaulipas Ignacio de la Mora se quejaba de la carencia de tropas y del avance rebelde, advirtiendo que se perdería el control del Estado.
“El 3 de julio a las 7:30 horas -1832- en la localidad de Padilla, el general Manuel Mier y Terán, militar de múltiples batallas y episodios trascendentes de la vida nacional, se suicidó frente a la iglesia. De acuerdo a la versión de Lucas Alemán, la causa de esta determinación…era la convicción de que la nación terminaría irremediablemente por disolverse”, concluye Reséndez en su obra (p. 38).
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