MIRADA DE MUJER
Por Luz del Carmen Parra
Vencer la frustración
De verdad, que difícil resulta superar un contratiempo que de pronto, nos confronta con un descuido, una falta de concentración o excesiva confianza en nosotros mismos, y nos exige carácter para continuar con lo que sigue, sin darle tiempo a ese mecanismo de defensa que empieza a auto sabotearnos, y retrasa cualquier acción que nos permite remontar lo sucedido.
Al registrarse el hecho, todo empieza a girar a contrarreloj, impotentes deseamos que no se hubieran presentado las complicaciones que vienen a echar abajo todo un plan de trabajo, un esfuerzo supuestamente bien planeado y para el que teníamos todo bien organizado. Nos llevamos las manos a la cabeza, maldecimos, lloramos y a veces hasta nos deprimimos, pero no sirve de mucho, sino es para desahogarnos.
¿Qué hacer para que de inmediato se nos ocurra la alternativa de solución, como responder de forma espontánea sin que la conciencia se convierta en el principal crítico de cuanta reflexión se nos ocurre, terminando siempre con el consabido si hubiera”?
Miedo, inseguridad, coraje, nublan la razón impidiendo la claridad necesaria para responder adecuadamente ante un reto imprevisto. ¿Cómo asumirlo? ¿Cómo justificar que nos equivocamos, que algo hicimos mal y echamos a perder un trabajo del que se esperaba obtener buenos resultados? ¿Cómo superar el momento sin buscar culpables como cuando éramos niños, y nos refugiábamos en el yo no fui”?
Estamos acostumbrados a que todo salga bien, a disfrutar del éxito y del reconocimiento que éste da, pero aprender a superar la frustración es en verdad una de las mayores pruebas que enfrentamos. La decepción que nos embarga, nos puede generar un círculo vicioso en el que aumenta constantemente el sentimiento de fracaso, la confianza en nosotros mismos decae, y las ganas de volverlo a intentar, se ven amenazadas por el miedo a equivocarnos de nuevo.
A veces, trabajar muy duro para alcanzar un objetivo, no garantiza que se concrete, no siempre conseguimos lo que nos proponemos, porque existen infinidad de situaciones a nuestro alrededor de las que no tenemos el control. No depende de nosotros que todo se armonice si a
diario coincidimos con el accionar de quienes nos rodean y su propia circunstancia.
Pero empezar a reconocer nuestras propias limitaciones no como un defecto, sino como una oportunidad para aceptar que existen cosas que no podemos hacer, sino tenemos antes el tiempo y la dedicación de aprenderlas, nos ayudará para intentarlo de nuevo, eliminando ese sentimiento de represión hacia nosotros mismos, iniciando el proceso de perdonarnos y reconocernos como seres en constante evolución.
Sin caer en la resignación, creo que es necesario aprender a llevar la frustración como parte de la vida misma. Cada vez que la enfrentamos y resolvemos de otra manera lo que en principio resultó equivocado, nos permite incorporar un aprendizaje nuevo, ganar en experiencia y fortalecernos, ir tomando más confianza en nosotros mismos y nuestro cerebro nos ayudará a gestionar soluciones.
Nick Vujicic, en Una vida sin límites” dice: Si en este momento te sientes frustrado, es normal. Tu frustración es prueba de que deseas en la vida algo más de lo que tienes ahora. Y eso es bueno”. Tal vez las cosas no ocurran cómo y cuando nosotros queremos, pero si mantenemos nuestra voluntad de seguir intentándolo, habrá un momento en que todo coincida y el resultado se dé.
Si los sentimientos negativos que nos ocasiona la frustración son temporales, y no dejamos que nos paralicen, pueden llegar a convertirse en una fuente de nuevos aprendizajes que enriquecerán nuestra experiencia de vida. Desarrollaremos la voluntad de continuar perseverando hasta alcanzar lo que nos proponemos, sin darnos por vencidos por las circunstancias adversas que se nos presentan en el camino.
Sin duda es importante mantener la ilusión de trabajar por alcanzar nuestros objetivos; aceptar cuando nos equivocamos y tomar conciencia de que a veces nuestra urgencia no coincide con la necesidad de los demás, habrá que aprender a esperar, sin victimizarnos, desarrollando nuestra creatividad y buscando nuevas alternativas para poder concretarlos.
Recuerdo una frase de un comercial de televisión de Viejo Vergel (Anthony Queen), que decía: «Si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría», pero más importante la de mi padre que nos decía: lo que fácil se adquiere, fácil se pierde”, porque no se valora la forma en que se consigue. Entre más nos esforcemos por
superar nuestras frustraciones, estoy segura que más disfrutaremos de nuestros logros.
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