LOS HECHOS
Por José Inés Figueroa Vitela
¡Que viva el masiosare!
Así como de niños repetimos el “masiosare” sin comprender a qué nos referíamos, de adultos, que ya lo entendemos, aún sin encontrarle destino, no vemos en el futuro algo distinto que no sea México con toda nuestra mexicanidad.
Mexicanos al grito de ¡guerra!, el acero aprestad y el bridón… y retiemble en sus centros la tierra, al sonoro rugir del cañón”.
La primera estrofa del himno nacional sonó fuerte tras la respuesta que la presidenta CLAUDIA SHEINBAUM PARDO dio a un presunto reportero norteamericano, preguntándole en La Mañana de ayer, si no le tenía miedo a su par del norte, DONALD TRUMP.
El Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, la representación popular tamaulipeca liderada por el diputado HUMBERTO PRIETO HERRERA, entre otras muchas voces desde Tamaulipas, como de las demás entidades del país, han hecho pronunciamientos puntuales de unidad y valor nacional.
Todos, aquí y allá, podemos pensar que el sujeto es estrafalario en sus expresiones, que le anda asaltando la demencia senil, o que son bravuconerías las suyas de efecto doméstico y electorero, pero al final del día no podemos desconocer que tiene el poder público de su nación.
Sabemos que una confrontación bélica en la región sería de consecuencias catastróficas para ambas naciones, dados los niveles de intercambio, sociedad y participación social, en todos los órdenes de la vida cotidiana.
Por sobre la “capacidad de fuego” que pueda presumir la potencia norteamericana, el carácter y condición de nuestra cultura, nos hace entender que no entregaremos el territorio cruzado de brazos y saber que ningún sometimiento, cambiará nuestra idiosincrasia ancestral.
Por eso, cuando la presidenta SHEINBAUM se declara segura y soportada por todo el pueblo mexicano, asistiéndole en hecho y en verdad nos sentimos a su lado, por más descabellada que pueda parecer la confrontación armada entre nuestros pueblos.
Entre el 2010 y el 2014, de alguna forma un sector siniestro del gobierno norteamericano, ya le hizo la guerra al pueblo mexicano, armando y avasallando a los grupos delincuenciales, con numérico y con fuerzas que sacaron de las cárceles, que vinieron a asesinar, asaltar, secuestrar y extorsionar.
Esos grupos que se crecieron al aliento de las fuerzas extrañas, a los que recién dotaron de drones y minas -que no se producen ni se venden en México-, instruyéndolos en su uso contra más mexicanos, incluidas las autoridades locales, ahora buscan declararlos “terroristas”.
La supuesta intención detrás de tales afanes es el de permitir la intromisión en los asuntos de México y los mexicanos, hasta la invasión con sus tropas, bajo el pretexto de combatir a los delincuentes que, en su territorio, tienen manga ancha para distribuir drogas, embrutecer y matar a su pueblo.
Un doble lenguaje que al final del día, puede llevar a sospechar las terceras intenciones.
“Ciña ¡oh! ¡Patria! tus sienes de oliva De la paz el arcángel divino,
Que en el cielo tu eterno destino,
Por
el
dedo
de
Dios
se escribió”, seguiremos cantando el himno nacional.
México tiene presidenta, con “A” mayúscula y en su personalidad nos identificamos todos; en sus acciones y decisiones de política es el pueblo mexicano el que está actuando, con la misma sangre ardiente que corre por las venas de la patria.
Esperamos que no, al amparo del Creador, pero si hay que defender la nación, la tierra, la familia, las futuras generaciones de nuestro pueblo, sigo pensando que no habrá regateos.
“Mas si osare un extraño enemigo,
Profanar con su planta tu suelo,
Piensa ¡oh Patria querida! que el cielo,
Un soldado en cada hijo te dio”.
Con México todo… sin México, nada.
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!
Viva…Viva
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