CULPA IN VIGILANDO
Por Nohemi Argüello Sosa
Identidad de género: el derecho a vivir con dignidad
Contar con documentos que reflejen su identidad autopercibida es vital para las personas trans. La existencia de un acta con un nombre o género que no coincide con su realidad es cargar con una identidad jurídica impuesta que obstaculiza su vida diaria, las expone a tratos indignos, a discriminación institucional y otras violencias en la comunidad;
De acuerdo con datos del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), las personas transgénero y transexuales encabezan el grupo poblacional que percibe un menor respeto a sus derechos: el 72 por ciento considera que sus derechos se respetan poco o nada. Además, se ubican como el cuarto grupo más rechazado socialmente.
Ante esta realidad, resulta indispensable fortalecer el marco jurídico que garantice su protección efectiva. Reformas como la Ley de Identidad de Género son esenciales para reducir las múltiples formas de violencia y discriminación estructural que enfrentan las personas trans.
Actualmente, 23 entidades federativas han aprobado legislaciones que reconocen el derecho de las personas mayores de edad a la identidad de género autopercibida. Sin embargo, en la región norte del país, únicamente Nuevo León y Tamaulipas permanecen rezagados, sin haber implementado reformas en esta materia.
Las leyes de identidad de género tienen su fundamento en el derecho internacional y derecho interno: desde los tratados internacionales hasta la Constitución mexicana, el derecho al libre desarrollo de la personalidad está garantizado.
Además, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que, en materia de identidad sexual y de género, debe prevalecer el sexo psicosocial sobre el sexo morfológico o biológico, es decir, dar prioridad a la percepción individual y subjetiva que una persona tiene de sí misma.
Esta preeminencia se justifica en la complejidad de la naturaleza humana, donde los aspectos internos y subjetivos son determinantes para la construcción de la personalidad y la proyección social del individuo, toda vez que, la identidad de género constituye un elemento esencial de la identidad personal.
En Tamaulipas, el reconocimiento legal de la identidad de género no es una moda ni un capricho, sino una exigencia de justicia. Cambiar el género en el acta de nacimiento implica dotar de dignidad, inclusión y derechos. No se daña a nadie, sin embargo, su ausencia sí afecta profundamente a quienes lo necesitan.
Si bien, existen sectores de la sociedad que manifiestan posturas transfóbicas y se oponen a este tipo de reformas, dichas opiniones no pueden ni deben condicionar el avance de los derechos humanos. Son, en última instancia, juicios personales carentes de validez jurídica. Si el desarrollo normativo del país se subordinara a prejuicios de esta naturaleza, estaríamos condenando a la sociedad al estancamiento, replicando visiones retrógradas que en su momento también negaron la humanidad y dignidad de personas indígenas o afrodescendientes.
Es por ello por lo que, el marco constitucional mexicano establece con claridad en el artículo 35 que: “No podrán ser objeto de consulta popular la restricción de los derechos humanos reconocidos por esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, ni las garantías para su protección.”
Actualmente, el reconocimiento del derecho a la identidad solo se dirime mediante un juicio, lo que obstaculiza el ejercicio de este derecho humano. En ese sentido, la iniciativa presentada en el Congreso de Tamaulipas por la diputada morenista Lucero Deosdady Martínez López representa un paso fundamental para transformar el procedimiento en un trámite administrativo ágil y, a la par, armonizar la legislación estatal con los principios constitucionales y los estándares internacionales en materia de derechos humanos.
La Ley de Identidad de Género en Tamaulipas es una medida urgente y necesaria para garantizar el derecho a la identidad de género y a una vida digna de las personas trans.
¿Usted qué opina?
Abordando otros temas, la Universidad Autónoma de Tamaulipas será sede del VI Congreso de Investigadoras del SNII y de Iberoamérica 2025, a celebrarse los días 13, 14 y 15 de noviembre en el Centro Universitario Sur, específicamente en la Facultad de Ingeniería Tampico. El rector Dámaso Anaya Alvarado expresó su respaldo al comité organizador, destacando la importancia de promover la investigación con perspectiva inclusiva y el liderazgo de las mujeres en la ciencia. El evento es organizado en conjunto con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Con el lema “Humanizar la investigación en beneficio de la sociedad”, el congreso reunirá a investigadoras del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, científicas de organismos internacionales, docentes y estudiantes de posgrado. Incluirá conferencias magistrales, paneles, mesas de trabajo y presentación de carteles científicos, abordando temas vinculados a disciplinas STEAM y su impacto en las necesidades sociales actuales. La convocatoria para el envío de resúmenes está abierta hasta el 30 de junio de 2025.
En la reunión de planeación participaron autoridades académicas como el director de la Facultad de Ingeniería Tampico, Roberto Pichardo Ramírez, y un equipo multidisciplinario de académicas de diversas facultades de la UAT, quienes integran el comité organizador en áreas clave como coordinación académica, comunicación, administración y vinculación, garantizando una organización sólida y colaborativa del evento.
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