ZONA DE REFLEXIÓN
Por Lucía Lagunes Huerta
Vientos de Cambio
Las mexicanas llegamos al proceso electoral con nuevas reglas que buscan saldar la deuda con la que la democracia nació al excluir a la mitad de la población por ser mujeres. Lograr incluirnos en ella, con todo nuestros derechos, ha sido un camino largo en el que hemos ido ganando terreno.
Somos ciudadanas jóvenes con apenas 68 años en el ejercicio político electoral, entramos en él, con todo en contra, desde la falta de baños en las sedes de los congresos hasta las condiciones parejas para poder participar en igualdad de condiciones.
El piso de la participación no sólo ha sido disparejo sino que ha estado rodeado de innumerables obstáculos para superarlos, y como buenas resilientes hemos aprendido a sortear las peores tragedias para seguir adelante.
La presencia de mujeres feministas han marcado la diferencia para empujar y construir las condiciones que cierren esas discriminaciones y desigualdades.
Llegamos a la contienda electoral más grande de la historia mexicana con nuevas reglas para que las mujeres dejen de ser excepciones en el campo electoral y sean participantes con todos los derechos.
Estas nuevas reglas que son una obligación han dado un salto cuantitativo en la representación electoral de las mujeres desde que en 1953 conquistamos el derecho a votar y ser electas. Las mujeres somos protagonistas principales en este proceso.
De entrada, el número de candidatas que están contendiendo en esta jornada electoral es la más grande en la historia de nuestro país desde que en 1953 se reconoce el derecho de las mujeres a la ciudadanía plena.
Estamos en la mitad de las 26 mil candidaturas, somos 48 por ciento de la lista nominal y estaremos presentes en las más de 162 mil casillas que se instalarán en nuestro país. De las 11 personas que integran el Consejo General del Instituto Nacional Electoral cinco son mujeres y a lo largo de la historia, desde la ciudadanización de la institución electoral, han participado 16 mujeres como Consejeras Electorales.
La causa de las mujeres hoy trae nuevos vientos de cambio. Especialmente en el terreno de las gubernaturas tendremos por primera vez candidatas en las 15 entidades federativas donde habrá cambio de gobierno. Lo cual ya implica romper con la acaparación masculina de estos puestos.
Esta presencia tan fuerte de las mujeres en términos simbólicos y reales viene a darle un giro a la exclusión que durante 68 años hemos vivido las mexicanas y repara parte de la deuda que la democracia de nuestro país tenía con sus ciudadanas.
Las nuevas reglas con las que se juegan nos van a dar mucho de qué hablar y aquí los medios de comunicación tienen un enorme reto para poder acompañar este proceso sin narraciones sexistas ni misóginas.
Como parte de estos vientos de cambio el INE supervisará que el compromiso firmado por candidatos de no haber sido sancionados por violencia sexual o por violencia en el ámbito familiar, ni ser deudor alimentario, sea verdad.
Si bien no van a revisar todas las candidaturas registradas, sí se hará una revisión muestral. Lo cual, busca romper con la simulación o falsedad de declaraciones.
El otro gran cambio será la presencia de las candidatas en los medios de comunicación, quienes deben estar en por lo menos 40 por ciento de los anuncios contratados para la promoción de las candidaturas.
Recordemos que en el proceso de 2018, las candidatas a diputadas y senadoras sólo lograron 20 por ciento de los spots publicitarios. Ahora tendremos la oportunidad de escuchar las propuestas de las candidatas y medirlas a partir de ello.
Esta medida también es un cambio sustancial en busca de equilibrar la balanza que antes estaba cargada hacia los candidatos.
Lo mismo ocurre con los recursos que deberán entregar los partidos políticos a las candidatas para desarrollar sus campañas quienes también tendrán que recibir por lo menos 40 por ciento de los recursos globales destinados a este fin.
Todo ello no sólo hace inédita esta jornada electoral, sino que construye un escenario más parejo en la competencia y muestra las enormes desigualdades con las cuales han jugado las mujeres a lo lardo de estos años.
Estos cambios nos darán nuevas lecturas de la democracia mexicana, seguramente, y también nos mostraran las resistencias machistas que ya en algunos casos están a todo lo que dan.
Seguramente también vamos a atestiguar nuevas formas de participación de las mujeres quienes a lo largo de los años han afianzado su presencia en el mundo público, como es el anuncio del autogobierno feminista que se ha propuesta en Guerrero y la candidatura independiente no registrada de la defensora Yolitzin Jaimes, como un acto de protesta y en el que se está llamando a colocar su nombre en la boleta electoral.
Sin duda después de estas elecciones nada será igual y para las nuevas generaciones la equidad y la igualdad será una forma de vida.
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