El investigador José Sarukhán, el escritor Sergio Ramírez y el actor Ignacio López Tarso, recibieron del Rector Rogelio Garza el reconocimiento por su trayectoria y contribución al desarrollo científico, cultural y humanístico.
Monterrey, NL | En el marco de su 85 aniversario, la Universidad Autónoma de Nuevo León entregó tres doctorados honoris causa a personajes que han destacado por sus contribuciones a la ciencia, tecnología, cultura y las artes.
Las distinciones se otorgaron al investigador José Sarukhán, al escritor Sergio Ramírez y el primer actor Ignacio López Tarso. Los nombres de los tres galardonados quedaron inmortalizados en placas en las paredes del Teatro Universitario del campus Mederos.
José Sarukhán, ex rector de la UNAM de 1989 a 1997, pidió hacer especial hincapié en el «sentido de la historia», pues cada cierto periodo de tiempo, surgen movimientos sociales y juzgó el papel actual de las universidades en dichas manifestaciones.
«Cada seis años (hay un movimiento), en este país que no ha logrado entender para qué diantres son las universidades. No hay ningún cuidado, ninguna preocupación por lo que sucede con la educación superior», afirmó.
«No se ha logrado entender que la herramienta de cambio social de un país, está desde luego en la educación, pero no en los chicos de la primaria y los de la secundaria, si no en los que salen de la universidad, que tienen la capacidad de diseñar y entender al país. No nada más producir gente que salen con un título universitario para conseguir una chamba. Creo que eso tiene que cambiar», expuso previo a la imposición de la estola y el birrete.
Durante su alocución, Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, rememoró sus días de estudiante universitario, cuando cursó la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de León, en su natal Nicaragua.
Ramírez, quien fue vicepresidente del país centroamericano entre 1985 y 1990, relató que debido al tamaño de los grupos le tocó una educación más personal, llegando a visitar a los profesores en sus hogares, expresando que la «universidad es el universo».
Destacó que esto provocó un ambiente de «intimidad académica y mucha curiosidad juvenil» lo cual desbordaba el estudio de la ciencia jurídica en otros campos del saber. Esas situaciones desembocaron en que sus clases de derecho penal, las pudiera usar en su vocación literaria y posteriormente en su novela Castigo Divino, citando como ejemplo trabajos como Rojo y Negro y Crimen y Castigo. Castigo Divino, se lleva a cabo en la misma ciudad de León y está basada en un caso real de un envenenador serial.
Recordó que en 1959 fue testigo de una masacre perpetrada por la familia Somoza, dictadores del país, donde murieron dos compañeros suyos. Ese acercamiento a la muerte, a los 17 años, señala como punto de inflexión en su vida, y apuntó que la situación actual en Nicaragua es similar, pero multiplicada por 10.
El primer actor Ignacio López Tarso, al recibir el grado de doctor por la Secretaria de Extensión y Cultura de la UANL, declaró que visitó Monterrey por primera vez en 1963, para inaugurar el Teatro del Seguro Social, en medio d duna gira impulsada por el presidente Adolfo López Mateos.
Consideró como un honor el nombramiento, pues narró que de joven soñaba con interpretar los personajes románticos que leía de autores como Shakespeare y griegos como Euripides.
«Soy un hombre muy feliz, soy un amigo de Monterrey… Este doctorado lo disfrutaré muchísimo, igual que el primero que me dio la Universidad de Guadalajara. Agradezco mucho lo que ustedes han hecho por mí, me han dado la felicidad, que si merezco», dijo con voz entrecortada.
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