Vía obligada de paso entre la Mesa o Altiplano Central y la ciudad de Monterrey, la carretera Saltillo-Monterrey y en particular la Cuesta de los Muertos reviste una mezcla de historias desde la Colonia, el acta de anexión de Coahuila a Nuevo León, ataques indios, tragedias y leyendas.
Luis Alvarado
También es sede del primer mesón para hospedar a viajeros entre las capitales del Nuevo Reino de León y la Nueva Vizcaya, en la Hacienda de los Muertos, propiedad de Alonso Diez Camuño, zacatecano que llega a la región aproximadamente en 1621.
Camino que simboliza la comunicación entre los estados de Nuevo León y Coahuila, ha sido escenario de importantes acontecimientos para la vida de ambos estados, pues es aquí donde se jura la Independencia del Nuevo Reino de León y el plebiscito legitimador de la anexión de Coahuila a Nuevo León el 19 de febrero de 1856.
Pero también ha sido escenario de innumerables tragedias al ocurrir aquí, desde hace siglos, fatales accidentes en la que han caído a profundos barrancos desde antiguas carretas y carruajes de tracción animal, hasta vehículos de motor de todo tamaño y capacidades causadas por lo espeso de la niebla, lo abrupto de la vía y la falta de experiencia de los conductores.
Y esto ha dado origen a la invención de las consecuentes leyendas de fantasmas que se aparecen en la carreteras que –como en otras del país- son subidos a tráileres o autos por incautos choferes que al percatarse de su estado espectral sufren espantos que les causan el despeñadero al abismo.
Desde el siglo XVII
Se conoce que hace más de 400 años el camino se encontraba lleno de cruces en señal de numerosas personas que eran asesinadas por los indios gavilanes y tobosos que por ahí se recorrían durante los siglo XVII y XVIII pues eran muy dados a robar y a matar a sus víctimas, refiere el historiador Antonio Guerrero Aguilar.
“La Cuesta de los Muertos fue lugar de frontera entre la Nueva Vizcaya y el Nuevo Reino de León y el punto limítrofe entre Saltillo y Monterrey. Ahí se juró la Independencia del Nuevo Reino de León; el entorno de las montañas más o menos está igual”.
Y observa: “Una cruz en el camino se coloca para que el difunto alcance consuelo ante Dios y evitar que su espíritu se pierda cuando camina rumbo al más allá. Por eso el difunto aguarda la resurrección de los muertos en dos sitios: en el panteón y el lugar donde perdió la vida”.
Añade que “para la Iglesia no es necesario colocar una cruz en el lugar donde murió la persona. Aunque los familiares o conocidos lo hacen con el deseo noble de que su difunto se encuentre al amparo de Dios”.
Pero algunos la consideran una mala costumbre que provoca más dolor y sufrimiento a los familiares sobrevivientes. Este tipo de cruces religiosas son marcas funerarias colocadas como tributo a la memoria de quienes han muerto de manera inesperada, costumbre que data desde la imposición del catolicismo hasta la época actual.

El Convenio de la Cuesta de los Muertos
Escribe el historiador Antonio Guerrero Aguilar: “en 1824 los cuatro estados del Noreste debieron formar el Estado Interno de Oriente, pero las aspiraciones de Tamaulipas, así como la rivalidad entre Saltillo y Monterrey por ser la capital mandaron al traste el proyecto.
Fue así como luego quedan unidas Coahuila y Texas en una sola entidad, hasta que ésta se separa para convertirse en República en 1836, pasando Saltillo a reclamar el derecho de ser capital en lugar de Monclova, lo cual ocurre por sólo dos décadas pues el 19 de febrero de 1856 el gobernador Santiago Vidaurri anuncia la anexión de Coahuila a Nuevo León.
Esta anexión fue consultada a las villas, siendo aprobada por la mayoría, salvo Saltillo y Ramos Arizpe y en consecuencia el presidente Ignacio Comonfort ordena a Vidaurri su renuncia del gobierno, éste se rebela y luego el jefe nacional ordena al tamaulipeco general Juan José de la Garza someterlo con las armas.
Vidaurri y Zuazua marchan sobre Camargo en septiembre de 1856 y luego a Mier. Las fuerzas tamaulipecas derrotan al entonces vidaurrista Mariano Escobedo cerca de Cadereyta y avanzan sobre Monterrey, donde estuvieron a punto de ocupar la Ciudadela defendida por Ignacio Zaragoza, también vidaurrista.
Zuazua llega a Monterrey el 3 de noviembre de 1856, obligando a de la Garza a retirarse para incorporarse a la división del general Rosas Landa, quien llega a Coahuila para someter a Vidaurri. Zuazua y de la Garza acordaron en esta fecha el “Convenio de la Cuesta de los Muertos”, con el que el neolonés obedecía al poder central, renunciando a la gubernatura del nuevo Estado mientras se realizaba un plebiscito para tratar el asunto de la anexión de Coahuila: con el que 4,056 coahuilenses aceptaban unirse a Nuevo León, contra 260 votos.
Vidaurri recupera la gubernatura y sus dictados provocan largas discusiones en el seno del Congreso Constituyente que finalmente aprueba la unión de ambos estados por 60 votos contra 20, alimentando un recelo en gran parte de los coahuilenses que a la fecha perdura en algunas zonas.
Finalmente el presidente Benito Juárez separa los dos estados el 26 de febrero de 1864 en el clímax de la rivalidad entre el gobierno separatista vidaurrista y el central.
Las leyendas
En la actualidad las partes bajas han sido dañadas por las tres carreteras; la vieja de 1933, la otra de cuatro carriles construida en la década de 1970 y recientemente por la autopista. Por ahí baja un arroyo desde el cerro de Urbano y durante muchos años hubo una majada y un rancho llamado Los Muertos, añade el investigador.
En el camellón central situado en el cruce de la carretera Saltillo-Monterrey y entronque a Villa de García, había un par de monumentos con sus cruces; uno de ellos correspondía al de un hombre y el otro a una mujer. Cuentan que eran unos novios que perdieron la vida cuando un camión se les atravesó provocando el fatal accidente.
En ese sitio abundaban las casas de citas, moteles, cantinas, vulcanizadoras y macheteros que sabían una historia de amor. Pues la cruz con el nombre del joven tenía siempre unos labios pintados como si fueran un beso. Dicen que la pareja venía discutiendo.
Según lo refiere un despachador de gasolina de la ya desaparecida estación de servicio HT, que en su momento les había llenado el tanque del vehículo, surgió un disgusto entre ellos y que luego del accidente en que pierden la vida, ella venía desde “el más allá” para visitar a su novio o esposo. En referencia a la historia de los besos impresos, supuestamente la gente de los alrededores nunca vieron a alguien por ahí y aunque limpiaran el monumento siempre volvían a aparecer los besos pintados.
Sin embargo, esas cruces desaparecieron cuando hicieron una ampliación de la carretera, siendo la modernidad la que “mata” ese fenómeno del beso y la leyenda oral que poco a poco fue dejando de ser contada por las generaciones que precedieron.

La muerta de la carretera
Y es que sin materia prima se van reduciendo los relatos de fantasmas y aparecidos y van quedando como historias pasadas entre quienes recorren ésta vía, como de aquellos que viven o trabajan cerca de la misma.
Guerrero Aguilar aporta otro relato; “los conductores que transitan por la Cuesta de los Muertos aseguran haber visto a una mujer vestida de blanco que pide aventón con la intención de llegar a su casa situada en el poblado Rinconada”.
Una vez que la mujer sube al camión, platica un rato con el chofer para luego desaparecer, lo que le ha merecido el arreglo de una canción conocida como “El Corrido de la Muerta”. Indudablemente las curvas, las continuas neblinas y lluvias provocan accidentes.
Para quienes conocieron el viejo tramo de la antigua carretera de los años treintas, que afortunadamente aún existe, cuentan que muy apenas cabían dos camiones en su ancho.
Una causa terrenal trae su consecuencia, aunque en este caso corresponda al mundo espectral. Aquí muchas personan han muerto por accidentes automovilísticos. Aparentemente los muertos parecen no darse cuenta que ya han dejado este mundo y siguen regresando al mismo lugar donde murieron y por eso se ven sus fantasmas en la carretera.
Lo extraño comienza cuando…
La persona que murió en ese lugar fue víctima de su imprudencia o de otro que lo afectó al ir conduciendo a alta velocidad y por un descuido cayó a un barranco y murió. “Lo extraño comienza cuando más personas tienen accidentes en ese mismo lugar. Al investigar los testimonios de gente que vive en los alrededores, sabemos que algo misterioso jala a los vehículos por el mismo recorrido fatal”, destaca el historiador.
Otros conductores han estado cerca de sufrir el mismo accidente pero lo han evitado. A partir de estos sucesos comienzan la leyenda acerca del hombre, de la mujer o de la familia que murió en ese lugar. Entonces las leyendas adquieren fama.
Y enfatiza: “Los accidentes son causados por los mismos vehículos pero también advierten que son provocados debido a fantasmas que de pronto de aparecen en medio de la carretera, haciendo que el conductor pierda el control y se salga del asfalto”.
Sin embargo, para muchos existe algo sobrenatural debido a los múltiples accidentes que se han registrado preferentemente en el trayecto entre el entronque a Villa de García, la Cuesta de Carvajal y la Cuesta de los Muertos.
La actividad humana en esta carretera tiene otras singularidades: desde sexoservidoras que ofrecen su trabajo a los chóferes, mecánicos sin taller y al servicio de algún vehículo averiado, fondas en los que se ofrece carne asada a llenar, oferentes que venden las ristras de ajo, los macheteros que ofrecen descargar camiones, entre otros.
Así, la Cuesta de los Muertos se conoce así por ser el tramo más peligroso de la carretera Monterrey-Saltillo y a sus cañadas han caído infinidad de vehículos. Es el punto donde la neblina hace imposible la visibilidad y la lluvia convierte al asfalto en un patinadero.
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