Previo a la etapa fundacional del norte de Tamaulipas, el colonizador José de Escandón se apoya en los servicios de un reinero llamado Blas María de la Garza Falcón, originario de Salinas Victoria, NL, que localizaría los puntos donde se asentarían las principales villas y ranchos a ambos lados del Río Bravo, pero sin que los actuales gobiernos tamaulipeco, nuevoleonés o mexicano le reconozcan, mientras en Texas simboliza la Hispanidad
Por Luis Alvarado
Ese actor es el capitán Blas María de la Garza Falcón, sujeto intrépido y aventurero del que se vale el conde Escandón para explorar los territorios al norte y sur del afluente en el año de 1747, acción que permitiría al colonizador la erección de Laredo, Revilla, Dolores, Camargo, Mier y Reynosa.
Y del punto ahora norteamericano, de la Garza Falcón habría de fundar Carnestolenda –actual Río Grande -, el rancho Chilpitín y la villa de Corpus Christi, en el actual Texas. A la fecha solamente en el lado gringo es reconocido, mientras que en Nuevo León y Tamaulipas no hay institución que lo haga.

Más aún, los restos de Blas María se encuentran sepultados en las ruinas de la Misión Franciscana San Agustín de Laredo, en el cruce de las calles Libertad y Juárez en el centro de Camargo, pero no solo no han sido identificados, tampoco ha sido restaurado el histórico sitio, donde también está enterrada su hija Gertrudis.
Es el cronista camarguense Víctor Sáenz Ramírez quien aseguró en entrevista que en esta antigua misión se localizan los restos de Garza Falcón y su hija y que a pesar de haber solicitado hace más de 20 años a la delegación Tamaulipas del INAH el estudio e identificación de las tumbas, a la fecha nada se ha avanzado.
“Sería una vergüenza que vinieran del lado texano a hacer el trabajo que le corresponde a las autoridades federales o estatales, porque del lado municipal nomás no hay recursos para una investigación de este tipo”, observa el escritor.
Hijo de apodaquense gobernador de Coahuila
¿Y quién es Blas María de la Garza Falcón? Este hombre nace en Real de las Salinas –actual Salinas Victoria, Nuevo León- en 1712, uno más de las seis hermanas y cinco hermanos que pasaron su infancia en la hacienda de la Pesquería Chica –actual Villa de García, N. L.-
Es hijo del general Blas de la Garza Falcón, dos veces gobernador de Coahuila, nacido en Apodaca, N. L. y de Beatriz Villarreal, quien a los 22 años ya era capitán en el presidio (cuartel) de San Gregorio de Cerralvo en el entonces Nuevo Reino de León, habiendo casado tres años antes con Catarina Gómez de Castro en Boca de Leones, actual Villaldama, N. L.
El militar casa por segunda vez con Josefa de los Santos Coy, hija de Nicolás de los Santos Coy, alcalde de Cerralvo, y de Ana María Guerra, sin tener descendencia aquí.
El vínculo con Escandón el colonizador del Nuevo Santander se establece en 1749, quien elige a Garza Falcón para explorar la ribera sur del Río Bravo, quien al mando de un contingente de 50 hombres del presidio de Cerralvo recorre toda la Rivera hasta la desembocadura del río en la Costa del Seno Mexicano, como entonces se llamaba.
La estrategia colonizadora del conde era establecer siete asentamientos a lo largo del río Grande, como así se hizo con las villas de Revilla, Camargo, Mier, Dolores, Reynosa y Laredo.
Para el efecto, el 5 de marzo de 1749 Garza Falcón organizó a 40 familias de Nuevo León y las ubica en el ahora Camargo, a orillas del río Grande. Fundando así la villa de Camargo bajo la advocación de Santa Anna, un presidio para el escuadrón militar y la Misión de Indios San Agustín de Laredo –actualmente abandonada y en ruinas-.
Camargo, primero en el norte
Posteriormente Escandón lo nombra capitán y justicia mayor de Camargo, el primer asentamiento fundado en el río Grande del lado de lo que sería el Nuevo Santander.

Pero el crecimiento en esa mitad del siglo 18 ya se contemplaba hacia el norte, en el actual Texas, como una forma de irla colonizando para evitar que llegaran a asentarse los franceses o ingleses, por lo que en 1752 Garza Falcón establece el rancho Carnestolendas, actualmente Río Grande City.
Cinco años más tarde, en 1757, la villa contaba con 637 habitantes, gobernados en lo político y militar por Blas María de la Garza y en lo espiritual por un religioso del Colegio de Guadalupe.
Luego vendría la aventura de Blas María al rebasar las indicaciones de explorar y fundar poblados en las inmediaciones del río Bravo y luego de dos intentos fallidos para asentarse y colonizar la tierra cerca del río Nueces.
Diecisiete años después de iniciada la exploración de ambas márgenes del río Grande, en 1766 Garza Falcón establece un puesto de avanzada ganadero llamado Santa Petronila a cinco leguas del río Nueces, en lo que hoy es el Condado de Nueces, Texas, según el sitio de la Asociación de Historia del Estado de Texas.
El capitán Blas María lleva a su familia y empleados e inicia una empresa ganadera que sirve como campamento para los soldados españoles del Presidio de Nuestra Señora de Loreto, que exploraban la vecindad mientras patrullaban en 1767, rancho ubicado a ocho millas al este del río Nueces que además sirve de estación de descanso en ruta.
Para 1767 Garza Falcón regresa a Camargo donde muere y es enterrado en su capilla privada, Nuestra Señora de Guadalupe. Después de su muerte, las concesiones de tierras son distribuidas a los colonos y su familia recibe las grandes extensiones de tierra comprendidas desde el río Grande hasta el río Nueces en el sur de Texas, algo correspondiente a la tercera parte del territorio original de Tamaulipas y que es arrebatado por Estados Unidos en la invasión de 1848.
Los méritos
Su experiencia en la región del Bravo en el noreste le permiten conocer además las diferentes tribus de indios asentados por ahí, algunos de ellos muy belicosos y renuentes a cualquier contacto con extraños, según declara ante el visitador virreinal José Tienda de Cuervo en 1757 en la ejecución de los Autos de la General Visita, que oficialmente dan lugar a la propiedad privada.
Declara en ese encuentro en Camargo que el río Grande pasa a dos leguas de la villa, prosigue por Reynosa y ‘girando hacia el mar en las llanuras y playas de igual paralelo con el mar se contienen sus corrientes y haciendo grandes y extendidas lagunas desaguan por fin en el pie lago’.
Describiéndose él mismo, se refiere como el que ‘ha sido quien descubrió aquella costa y se precia de haber reconocido muchas naciones a indios de mucha multitud’, cita el historiador Víctor Sáenz Ramírez, en su libro Los protocolos de la Villa de Nuestra Señora de Santa Anna de Camargo (Bloomington.

Además de ello recorre el río Nueces, límite norte entonces del territorio de la Costa del Seno, por el lado sur de la Bahía de Espíritu Santo, por donde fundaría rancherías. ‘Desde su enclave favorito en el rancho Carnestolendas de su propiedad, explora sin cesar todo el septentrión que será llamado el Nuevo Santander’, añade Sáenz.
Blas María declara que ‘solo él puede dar razón de su tránsito –por el Nueces-, por haberlo penetrado y reconocido, teniendo por seguro que ningún otro haya hecho igual diligencia’.
Pero es hasta 1767 con los Autos de la General Visita que la jurisdicción de Camargo se amplía hasta el Río Nueces, con el repartimiento de las porciones y sitios ya demarcados con mojoneras y señales’, añade Sáenz.
Dueños de la Franja del Nueces
En su declaración ante Tienda de Cuervo, Blas María dice ser casado con Doña María Josepha de los Santos Coy, con quien tiene dos hijos, todas armas, 150 caballos, 45 burros y 55 burras, además de 103 sirvientes de ambos sexos, y contar 17 ranchos en la jurisdicción de Camargo, entre ellos el paraje Paso del Azúcar (cerca de la actual presa El Azúcar).
Las comunicaciones desde Camargo se tenían hacia El Saltillo, San Miguel el Grande, San Luis Potosí, Monterrey y otras del centro, mientras que es la ganadería la que le da sustento económico, así como el mejoramiento de la raza vacuna.
Es el misionero franciscano fray Juan Bautista García Resuárez quien tiene 250 indios de los grupos Quemados, Pajaritos, Tareguanos, Venados y Tejones, agrupados en su congregación desde que él llega en 1750 en la Misión de San Agustín de Laredo, en lo que viene a ser el centro de Camargo actual, en el cruce de las calles Libertad con Mercado Juárez.

Los hijos de Garza Falcón en 1750 son Gertrudis de 16 años de edad, Joseph Antonio de 12 y Juan Joseph de 9, procreados en el primer matrimonio con Catarina Gómez de Castro. A la muerte del capitán Blas María en 1767 toma el mando su hijo mayor, para entonces de 33 años de edad, recibiendo la familia grandes extensiones de tierra desde el Río Grande al Río Nueces.
Por su parte, Gertrudis, su hija, es la que desarrolla gran actividad emprendedora y al decir del investigador Sáenz Ramírez, en honor a ella se impone su nombre al poblado de Santa Gertrudis, en cuyas tierras ocurre la batalla de Santa Gertrudis, en la que los republicanos vencen a las fuerzas imperialistas en 1866.
Como la hija se convierte en ganadera se dedica al mejoramiento de la raza vacuna. ‘No vacilo en opinar que el ganado tejano llamado Santa Gertrudis es en honor de esa dama, ya camarguense, pues llegó al paraje del Llano de las Flores’ (P. 29).
Presa Falcoó en honor al hermano Miguel
Al morir en 1789, los restos de Gertrudis de la Garza son sepultados al lado de los de su padre en la capilla Guadalupe de la familia. Para el historiador camarguense Sáenz Ramírez, los restos de padre de hija se encuentran en la Misión de los Indios, en el cruce de las calles Libertad y Juárez, donde estuvo por años un bar llamado Tenampa en décadas recientes y donde actualmente opera un comercio de abarrotes.
Pide a las autoridades del INAH investigar, identificar y rescatar los restos de Blas María y Gertrudis porque forman parte muy importante de la historia fundacional del norte de Tamaulipas y el sur de Texas.
En cuanto a Miguel de la Garza Falcón, hermano de Blas María, también explorador en las tierras al norte y sur del Bravo, es reconocido igualmente en Tejas y es en su honor que la presa Falcón lleve su nombre.
Es probable que haya sido una de las personas que más exploraron el río Grande. El poblado de Falcón, Texas, fue nombrado así en su honor, así como el paso en el río Bravo, cercano a Nuevo Laredo, de Don Miguel.
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