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Medalla con mal sabor de boca 

OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez  
Medalla con mal sabor de boca

CD, VICTORIA, Tamaulipas. | A finales del 2002 el priísta  Enrique Cárdenas del Avellano lideraba la 58 legislatura al Congreso del Estado. 

En la oposición actuaban “fajadores” azules como Juan Angel Ibarra Tamez, Luis Alonso “Loncho” Mejía, Antonio Sampayo y Rodolfo Santos Dávila. 

Nada más por “moler”, los azules presentaron iniciativa de crear la medalla al mérito “Luis García de Arellano”, un presunto personaje histórico del que ni ellos mismos tenían referencia, y que según vendría a sustituir al galardón “Pedro J. Méndez”, el máximo reconocimiento otorgado en tiempos idos por el Gobierno de Tamaulipas a sus hijos más preclaros. 

Cárdenas pidió a su jefe de Prensa, Alejandro Valladares, investigar sobre el señor García para ver si valía la pena legislar. Como el señalado no tenía tiempo, solicitó de favor a quien esto escribe que le hiciera colaboración. 

Me di a la tarea, pero no había información por ningún lado. El único dato surgió de Martín González Filizola, del Instituto de Investigaciones Históricas. Tenía conocimiento que Luis era de Coahuila, donde acababan de publicar una edición. Le mandaron tres ejemplares y uno se lo proporcionó al que escribe. 

Destacaban dos elementos: García de Arellano había perdido elecciones para Gobernador de Tamaulipas al comienzo de la era porfirista, y una de las principales promesas de campaña era convertir el río Pánuco en navegable (un sueño) hasta las ciudades de México. 

Nadie sabía, sabe a ciencia cierta donde nació y falleció, dónde sus restos, y si desempeñó actos heroicos. Más bien se le relacionaba con los conservadores. 

No había comparación con Méndez, el guerrillero de Hidalgo, cuyo galardón fue instituido en 1966 por el Gobernador Praxedis Balboa, y sigue vigente porque el decreto no ha sido anulado por la legislatura. 

Quién sabe por qué motivos, a la iniciativa se le dio “pa´delante” y hoy es el “máximo galardón” que otorga Tamaulipas a sus “hijos más destacados”. 

Más tarde el Poder Legislativo elaboró una edición especial sobre el señor García, solo de “oídas” o teorías, sin elementos para confirmar su vida y sus acciones como diputado. 

Ya pasaron muchas ediciones y el premio se ha prestado por “dedazo” a gente sin merecimientos, como una doctora propietaria de un “centro milagroso” de belleza en Reynosa, al que popularmente se le conoce como “taller de hojalatería” para la vanidad femenina. 

No le dio vergüenza a Edigio escuchar en el Palacio Legislativo que la premiada, es experta “en rejuvenecimiento facial sin cirugía”, habiendo destacado “en congresos estadounidenses, europeos y argentinos sobre toxina botulínica, implantes y/o rellenos y peelings que la posicionan a la vanguardia en esta área cosmética de la Dermatología”. 

Lo anterior, cuando el decreto de la medalla, el 16 de octubre del 2002, claramente estipula que se crea “para honrar a las mujeres y hombres tamaulipecos que se hayan distinguido por sus servicios eminentes prestados al Estado, a la Patria o a la humanidad”. 

Una siguiente orden fue galardonar a un basquetbolista nacido allá por Aldama, que hace 60 años jugó en ligas europeas ¿qué servicios ha prestado a la Patria y a la humanidad? 

Los gobernadores en turno decidían a quien beneficiar con el oro y efectivo, entonces cien mil pesos. 

Hay otros casos que más pena le da a uno comentar de quien se trata, pero que la voz popular lo sabe. 

Uno de los que sí merecen estar en la “pared de los ilustres” del Legislativo, el pintor y escultor Artemio Guerra Garza, de Reynosa, tuvo problemas para cobrar los cien mil. La legislatura panista lo trajo dando vueltas por meses. Le pagaron los morenos al llegar en la 65 legislatura 

A iniciativa de la bancada de Morena, se hicieron cambios en el decreto: El premio en efectivo aumentó a 250 mil y el costo de la medalla en un tope de 150 mil en oro. Ya no lo entregará el Gobernador sino el Congreso. 

Tenemos a la mano la convocatoria para la edición 2023. La lana es suculenta, 289 mil pesillos (2,789 Umas de a 103.74 pesos en el 23´) que pueden generar actos de corrupción. 

Ya no habrá “dedazo” desde Palacio. Ahora es el pleno de los diputados el que decidirá a quien se otorga, por lo que se espera que sean reconocidos quienes verdaderamente lo merecen. 

Pero el asunto final no es ese, sino que el gobierno de la 4T, o sea el de Américo Villarreal, reinstale la medalla “Pedro J. Méndez”, el real máximo héroe al que se rinde homenaje en Tamaulipas desde hace siglos, y que “desapareció” un Gobernador tampiqueño de las actividades cívicas. 

El 25 de enero de 1868 Pedro José fue declarado Benemérito de Tamaulipas por decreto del Congreso. El 16 de noviembre de 1901 se le otorgó un espacio en el paseo de la Reforma de la ciudad de México, cuyo monumento ahí sigue. 

Igual un monumento fue instalado en su honor en 1922, 17 Carrera Torres, y el 27 de abril de 1944, se expidió otro decreto para develar imágenes de PJM en todas las salas de cabildos, “en un lugar visible y para siempre” ¿en dónde están? 

Que se acabe eso de la lana en efectivo, que deja mal sabor de boca, por volver al reconocimiento en homenaje a un auténtico héroe y confirmado que es tamaulipeco. Cualquier diputado puede presentar la iniciativa de “revivir” los decretos. Están vivos. Es todo. 

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