VICTORIA Y ANEXAS
Por Ambrocio López Gutiérrez
Don Juan, Rey del Piedras Negras
Toda ciudad tiene sus personajes célebres que se convierten en símbolos que están unidos inexorablemente a su imagen, sería difícil concebir espacios sin la presencia de estos individuos, que, por sus actividades, personalidad o logros académicos, participación en la comunidad, los distinguen y hacen resaltar de entre la masa popular. Este es el caso de Juan Nepomuceno Guerra Cárdenas que, junto con Agapito González Cavazos, fueron los símbolos de Matamoros durante el siglo XX, quienes fueron figuras claves en todos los ámbitos de la ciudad, en el caso de Don Agapito, líder obrero, no había empresa que no tuviera que negociar primero con Don Agapito los contratos colectivos su famosa frase: “Si se quieren ir, que se vayan, ya llegaran otros” hacían que los consorcios lo pensaran dos veces antes de abusar de más de la clase obrera.
Roboam Martín Rodríguez comparte lo siguiente: El caso de Don Juan es diferente, siempre fue muy reservado con su vida personal, por lo que en el Diccionario Biográfico de Matamoros no aparece su figura, envuelta en un velo de leyenda, lo hacen una de las figuras más controvertidas de la fecunda historia de la ciudad. Para unos un héroe, un benefactor, un comerciante que siempre fue muy generoso, protector de los pobres, padrino de muchos que gracias a su apoyo hoy son profesionistas, como es el caso del ex gobernador de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma, quien recibió una generosa beca para estudiar en el Tecnológico de Monterrey al ser un alumno brillante, si Don Juan solo hubiera sido comerciante filántropo, muy bien podría pasar a ocupar su lugar en la historia como tal y este pequeño escrito podría llegar a su fin y podríamos irnos a tomar un café con un bisquete con mantequilla, muy buenos, decían, que se servían en el “Piedras Negras”, hogar de Don Juan en la última fase de su vida.
Pero está su otra “cara”, para otros, no fue más que un contrabandista, líder de la delincuencia organizada y que sembró una semilla maligna que hoy azota nuestro estado, su descendencia hoy continúa activa en los círculos mercantiles locales con una gran influencia en los corrillos de la presidencia municipal, dueños de innumerables terrenos (algunos adquiridos legalmente, otros más, según dicen “legalmente a fuerza”), esto se puede comprobar en los rollos de catastro. Pero, en fin, antes de que nos decidamos “elegir” con cual versión quedarnos, debemos primero, escuchar lo que Don Juan tiene que decirnos, a pesar de que dejó este plano terrenal hace ya 23 años. Nació el 18 de julio de 1915 a las cinco de la tarde (así mismo lo declara el mismo Don Juan) en el rancho “El Tahuachal” originalmente “Tlahuachal” según nos dicen las fuentes coloniales que datan del año de 1803 y que significa, según el diccionario de náhuatl: “Cabeza de Chiquihuite”, murió un 11 de julio del 2001, a siete días de los 86 años.
SU FAMILIA estaba compuesta por su padre Don Plácido Guerra Lerma y su madre Doña Eloísa “Locha” Cárdenas Benavides que vino de Nuevo León junto con sus hijos Roberto, Pablo, Ernesto y Arturo. Con los ahorros familiares compraron un rancho cerca de matamoros, pero a finales de la década de 1920 con el “crack” de la bolsa de valores en Nueva York hubo una crisis terrible en todo el mundo, Matamoros no fue la excepción y es por ello que Doña “Locha” recomendó a sus hijos con su hermano que se dedicaba al contrabando de mezcal en San Carlos, coincidía con “Ley Seca” en Estados Unidos, por lo cual, Don Juan, en sus mocedades en los años 30 comenzó a contrabandear whisky, mezcal y cigarros además de aparatos electrodomésticos. Es de notar que el contrabando se puede rastrear desde tiempos coloniales pues los habitantes de las tierras que hoy son Matamoros comerciaban según se dice, con el pirata Jean Laffite, Manuel Payno también describiría esta situación en sus apuntes cuando estuvo de escribiente en la Aduana, es por ello en que el profesor Andrés Cuéllar tuviera la siguiente frase: “El matamorense que esté libre de contrabando, que tire la primera piedra”.
LOS HERMANOS GUERRA Cárdenas (nos sigue contando el investigador Rodríguez Arellano) tuvieron mucha habilidad en controlar el tráfico de alcohol y pronto se convirtieron en los virtuales jefes del mismo en el río Bravo, pero Juan Nepomuceno contribuyó con un talento que los impulsó hasta niveles insospechados: la facilidad de cultivar la amistad de los políticos. En aquel entonces, el joven comerciante Juan N. Guerra dicen que lo conocieron y trataron era muy parco en palabras, de esmerada cortesía…y con unos ataques de ira que hacían temblar hasta el más valiente, era un aficionado a la lectura y tenía el hábito de cultivarse. Cuando tenía 25 años se casó con Gloria Landeros cantante de extraordinaria belleza en una de esas veces en que las famosas “carpas” o circos llegaban de cuando en cuando a Matamoros, tuvieron tres hijos: Juan Nepomuceno Jr., Gloria y Lázaro, uno de ellos murió ahogado.
Uno de los episodios envueltos en misterio acerca de la vida de Don Juan fue la muerte de su esposa, ya que siempre se le acusó de haberla matado, él siempre lo negó. No obstante, a raíz de la digitalización del Archivo Histórico Municipal, se ha encontrado el documento que transcribimos: Consignando parte de Policía. Al C. Agente del M. Público. Presente. La Comandancia de Policía, me ha rendido el siguiente parte: “JUAN N. GUERRA CARDENAS, de 32 años, cdo. (Casado) sabe leer, comerciante, originario y vecino de esta Cd. Se presentó voluntariamente a esta Com. (Comandancia) de Pol. (Policía) a las 15:45 hs. por manifestar que en esos momentos acababa de matar en su casa habitación a su señora esposa Gloria Landeros, habiéndose trasladado al domicilio de las calles General González entre 11 y 12 el C. Agente del Ministerio Público en compañía del Cabo 2do No. 6 y Policía No. 11 de servicio en vigilancia, encontraron lesionada a Gloria al parecer ya sin vida, ordenando el C. Agente del M. Público, sea trasladada al Hospital Civil para su autopsia de Ley.
Paso el detenido a la Cárcel, haciendo entrega de su pistola calibre .45, con seis cartuchos útiles la que le fue entregada al C. Agente del M. Público.” H. Matamoros, Tamps, a 14 de julio de 1947. El presidente en funciones de la Junta de Admón. Civil. Regidor 2do Pedro P. Sánchez. En este parte de policía se probaría presuntamente que Don Juan si mató a su esposa. Un año después, mediante una modesta y muy discreta esquela se invitó a misa en el primer aniversario de la muerte de Gloria Landeros en el periódico “La Voz de la Frontera”. También se le achacó la muerte de un padre de un fiscal de Corpus Christi en el “Yellow Bar” en 1952 porque este “gringo” andaba de necio queriendo bailar con una mesera la cual estaba acompañando a Don Juan, quien no tenía carácter para lidiar con gente terca y menos con anglosajones, sacó una pistola y lo mató, según un extenso reportaje del periódico “La Voz de la Frontera”.
SOLAMENTE UNA VEZ ocupó un cargo como director de limpieza pública en la polémica y odiosa administración de Juan B. García (1952-1954). Ya convertido en el jefe de la “plaza” Don Juan se convirtió en uno de los ciudadanos más prominentes, no por su posición económica, sino por su posición de poder y en ese tenor sus hermanos se dedicaron a atender empresas propias dejándolo a él a cargo de toda la operación de contrabando. Además del “Tahuachal” donde construyó un hipódromo donde se hacían cuantiosas apuestas (gringos incluidos) también era dueño de los ranchos “Paso del Norte” y “El Norteño” en San Carlos y “El Carrizo en Matamoros”. Una de sus muertes más sonadas fue la del comandante de la Aduana, el teniente coronel Octavio Villa, hijo del mítico Pancho Villa, pero que, según la crónica hemerográfica, al final quien se “echó la culpa” fue Carlos García “La Máquina”, empleado de Don Juan.
O como aquel episodio donde un agente de tránsito con “muchos pantalones” se atrevió a quitarle la placa al carro de Don Juan por estar mal estacionado, se dice que Don Juan salió hecho una furia del “Piedras Negras” y mientras el agente se encontraba agachado quitando la placa, Don Juan le dio un balazo en la cabeza. “El Piedras Negras” hoy día está abandonado. En una ocasión en que un reportero le preguntó que si el anduvo con Al Capone (ya que se dice como leyenda popular que este capo italoamericano tenía una bodega en “El Soliseño”) Don Juan saltó muy molesto de su asiento en el Piedras Negras y le respondió (ya se imaginarán como): “Óigame, óigame, si apenas tenía ocho años cuando la era de Al Capone, lo que pregunta es una estupidez”. Cuando el reportero insistió en sus preguntas relativo a que siempre se le acusaba de negocios ilícitos y matar gente Don Juan replicó: “A mí me han acusado de todo, pero siempre he trabajado y nunca he pertenecido ni he encabezado ninguna banda”.
Con motivo del 54 aniversario del Piedras Negras se le entrevistó y Don Juan nos cuenta brevemente su historia: “El salón “Piedras Negras” se fundó un 15 de mayo de 1945, aunque no tenía nombre, fue mi compadre Leandro Onas quien le puso “Piedras Negras Polka” y apadrinado por Don Ernesto Elizondo, expresidente municipal de Matamoros. En la prensa nacional se le conocía como “El Padrino”, una figura parecida a la de “Don Corleone” quien lo consideraba como el líder del Cártel del Golfo, él siempre contestaba que si tanto le decían y acusaban que se lo demostraran, “el único Golfo que conozco es el que queda al Este, replicaba”. “Yo soy un agricultor exitoso porque todos los días atiendo a mis ranchos, si fuera cierto lo que dicen de mí, los gringos ya me hubieran arrestado, pero mucho dicen y nada prueban, solía señalar a los reporteros que lo visitaban”. “El que viene a Matamoros y no visita el restaurante “Piedras Negras” a ver a Juan N. Guerra se va sin conocer Matamoros”, decía él cuando las personas lo iban a visitar en las décadas de los 1960´s y 1970´s.
(DESPUÉS ESTA FRASE cambiaría después del 2000 cuando era común escuchar: “Si cuando vayas a Matamoros no fuiste a tomar un café lechero al Café “París”, no fuiste a Matamoros”). “No tengo pistoleros ¿o vio alguno aquí? Soy un hombre como cualquier otro y quiero que me traten por lo que soy. Tengo a mi familia, pero vivo solo. Visito mis ranchos en la camioneta y ando en ella todo el día. Llego al restaurante a las 9 de la mañana. Pasado el mediodía salgo a ver qué hace falta en los ranchos y regreso a comer aquí. A las 5 o 6 de la tarde me voy para mi casa. Alguna vez, un corrido en el que no se lo mencionaba directamente, pero se hacía referencia a su persona, cantó: “resultó que era texano, no lo han podido agarrar”. Era muy amigo del tío del que fuera el presidente Carlos Salinas de Gortari con quien apareció en 1989 en la inauguración del parque industrial de Valle Hermoso, así de influyente era en México y Estados Unidos.
“Pensé tener muchos amigos, ahora tengo muchos conocidos y malos, pocos amigos y buenos”. En los últimos años, a raíz de su enfermedad pues hacia finales de la década de los ochenta sufrió una embolia (y es ahí cuando le pasa el mando a su sobrino Juan García Abrego) entre 1998 y 1999 le amputaron ambas piernas y tras la muerte de su esposa, Don Juan cambió de residencia de Brownsville, estableciéndose en apartamento en los altos de su restaurant bar “Piedras Negras”. “Para ser un buen político, debe tener el hombre dos cosas esenciales: Dinero y facilidad de palabra para que se comunique con sus compañeros, además, que sepa escuchar, que sea trabajador y honrado, y que sea buen administrado para cuando se vaya lo recuerden con cariño y no odio”. Falleció de un paro cardiaco en la clínica AME, recibió misa de cuerpo presente en la Catedral de Nuestra Señora del Refugio y fue sepultado en el rancho “El Tahuachal”.
Cuando entrevistaron a Cuéllar acerca del fallecimiento de Don Juan este dijo: “La muerte de Don Juan N. Guerra y el reciente fallecimiento de Don Agapito González podríamos decir que simbolizan el fin del siglo XX en Matamoros”. Su figura bien se podría comparar con la de un cacique sin llegar a destacar como figura pública, entre sus únicos actos públicos está la celebración de su santo los días 24 de junio, fiestas que la gente recuerda por la presencia de personalidades de todas tallas, desde el Sheriff de San Antonio hasta el comandante de la PGR en Tamaulipas.
El joven Rodríguez Arellano, quien estudia Historia y Gestión del Patrimonio Cultural en la FCEH de la UAT, concluye: Se le relacionó con narcos, pistoleros, negocios al margen de la ley e inversiones en restaurantes y la crianza de ganado doméstico, era también gran aficionado a las carreras de caballos y las peleas de gallos y muy a pesar de que hay quienes cuentan excesos en sus formas de actuar, la verdad de las cosas es que no hay quien habla mal de Don Juan. Fuentes: AHM/Revistas/Caja No. 1/Justicia/Números de 1996 a 2001. AHM/Hemeroteca/La Voz de la Frontera/Julio a septiembre/23 de julio de 1948. AHM/Hemeroteca/El Bravo/2001/Julio. Archivo privado de Juan N. García. AHM/Fondo Prof. Eustacio Sauceda/Caja No. 2/Exp. 2/Revista Ilustrada de Matamoros 1936. AHM/Presidencia/Caja No. 142/1986-1986/Exp. 2547/Invitaciones recibidas para el año de 1986. AHM/Justicia/Caja No. 104/1947-1947/Exp. 13/-Partes de policía.
Correo: amlogtz@gmail.com
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