LA OTRA ÓPTICA
Por Juan Carlos Flores Turrubiates
Una oposición perdida
Es lamentable ver, que a tres años del gobierno lopezobradorista, la oposición encabezada por el, ahora sí, orgulloso PRIAN, no tenga ni la menor idea de como hacerle para poder ganar la confianza del electorado.
Y es que toda la oposición en el país está desconectada de la realidad que viven millones de mexicanos.
Basta con ver la campaña fallida de Ricardo Anaya, recorriendo todo el país, así tal cual lo hizo AMLO desde hace décadas, según el denunciando y haciendo corajes tras ser testigo de las condiciones en las que viven millones de mexicanos en todo el país.
O las declaraciones clasistas y racistas de personajes opositores, generalmente del PAN, como lo fueron las de María Elena Pérez-Jaen Zermeño, candidata suplente a una diputación por representación proporcional contra la analista política Viridiana Ríos.
También tenemos personajes impresentables como la ex morenista, hoy Panista, Lilly Téllez, quien a falta de ideas inteligentes, lo único que le alcanza es para discriminar el aspecto físico de personas como la senadora Citlali Hernández.
Tenemos el curioso caso de los analistas, pensadores e intelectuales, claramente ligados a la derecha más recalcitrante que nos advierten que estamos viviendo una dictadura encabezada por un tirano que amenaza la libertad de expresión, que reprime a sus adversarios y que persigue a los que piensan diferente a él.
Todo esto nos lo cuentan en columnas publicadas en los principales diarios de circulación nacional, en libros de política ficción que se venden en todas las librerías, y en programas de debates y análisis en cadena nacional, incluso en canales de gobierno.
Y no, no es que Morena tenga los mejores cuadros políticos en el país, es que el PRIAN ha hecho tan mal las cosas en los últimos 30 años que no hay manera de que hoy en día puedan hacerle frente al movimiento encabezado por AMLO.
La oposición de este país deberá ser primero, autocrítica, reconocer los errores que ellos mismos cometieron en el pasado, depurar sus cuadros, invertir de mejor manera su capital, cambiar su discurso que es rancio y digno de la guerra fría en los años cincuentas y entonces sí, enfocarse en el 2024 o tal vez el 2027.
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