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Maki sigue sin definir su posición en Morena

CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
Maki sigue sin definir su posición en Morena 

En los diferentes momentos de su actual ejercicio de poder, el presidente AMLO ha reclamado a sus colaboradores, y a quienes se identifican con MORENA, una absoluta lealtad hacia la Cuarta Transformación. Pero este bagaje conceptual del cambio, es hora que no aparece en el discurso de la alcaldesa reynosense Maki Ortiz.  

De ahí que surjan las suspicacias y las crecientes dudas: ¿Maki pertenece aun al PAN? ¿Coquetea con la opción morenista, solo mientras crea que puede darse por ese lado una eventual candidatura a gobernadora?  

¿En caso de que finalmente, no se le dé su proyecto con la marca color guinda, amenazará con retirarle al obradorismo el apoyo del ayuntamiento que, para efectos formales, estará en manos de su hijo, a partir de octubre?  

Mientras tanto, en lo que constituye un claro contrasentido, Maki busca a través de encuestas, aparecer bien posicionada en MORENA. Pero sin definir públicamente su posición en esa membresía política.  

¿A qué se debe su decisión de alargar su premeditado compás de espera y su estudiado silencio, en el actual proceso interno que vive el obradorismo tamaulipeco?  

Decimos esto, porque en Chihuahua María Eugenia Campos, (Maru) Gobernadora electa, pese a las presiones del gobernador Corral, jamás renunció al PAN.   

Mientras tanto aquí en Tamaulipas, Maki  le está apostando a una estrategia de cálculo político, (con el pie izquierdo tratando de treparse a la coyuntura morenista, pero sin comprometerse con el partido de Andrés Manuel López Obrador. Y con un pie derecho que no puede borrar el pasado de sus huellas, como figura pública importante, en el gabinete calderonista.  

Desde mi punto de vista, Maki debe transparentar su actual ubicación partidista. Si ya ha decidido participar como candidata a gobernadora por MORENA, pues lo más honesto es que salga y lo diga públicamente.  

Porque a estas alturas, en el Movimiento de Regeneración Nacional, ya hay una larga fila de aspirantes. Se trata de cuadros que se han ganado su derecho a levantar la mano. Y no creemos que la dejen formarse adelante, sino que tal vez le pidan que se vaya a la cola. Y respete el orden de quienes ya desde hace tiempo, están formados y están trabajando en ese mismo proyecto.  

Lo anterior viene a propósito de que esta columna ha recibido algunos mansajes por parte de ciudadanos tamaulipecos, que están pidiéndole a Maki que ya se defina en su posición política, ideológica y partidista.  

—En días pasados envié mi carta de renuncia al dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, y todavía no se me notifica nada, declaró la alcaldesa de Reynosa Maki Ortiz, el jueves primero de julio, adelantándose un día al anuncio oficial de su expulsión, realizada por el PAN cabecista en Tamaulipas.   

 Lo que siguió fue el silencio por parte del CEN blanquiazul, de lo cual se deduce que, en la cúpula panista del país, la siguen considerando de los suyos.   

 Lo cierto es que hay una ambigüedad terrible en el caso de Maki, pues así pareciera convenir a sus intereses seguir ahí en esa imprecisión ideológica, política y partidista. Todo ello, al menos mientras se define el proceso interno a la gubernatura en MORENA, partido al cual Maki no pertenece y hacia el cual no ha emitido una definición clara de su militancia.    

A partir de aquí, es del todo absurdo o incongruente que Maki esté avalando o impulsando encuestas a la gubernatura dentro de MORENA, pues ella, que se sepa, jamás se ha afiliado al Movimiento de Regeneración Nacional. A la luz de las precisiones formales, Maki  sigue siendo la versión femenina de Joan Manuel Serrat, pues ni es de aquí, ni es de allá.  

 Sería una pena que llegado el momento, Maki condicionara   su formal afiliación a MORENA,  siempre y cuando le diesen la candidatura a gobernadora.  

 Pero también es probable que Maki busque mantener esa estrategia de indefinición morenista, y brincar a la candidatura a gobernadora desde una posición externa, solo usando como cascarón a las siglas del partido guinda, tal y como lo hizo su hijo Carlos Peña Ortiz.  

 Es decir, bajo ese manto de confusión y de ausencia de claridad,  Maki trataría de colarse con el argumento de cobrarle al presidente AMLO la factura por haber derrotado al cabecismo en Reynosa. Aunque lo anterior no se apega a la verdad, tomando en cuenta que, MORENA se impuso en los principales municipios, lo cual habla de que, sin subestimar a la maquinaria municipal en Reynosa, lo que realmente operó este seis de junio, fue un anti cabecismo y un voto pro AMLO.  

  Una reflexión adicional sería la siguiente:  

 De cuajar la actual estrategia de Maki,  tal vez en Reynosa con el apoyo del alcalde, (su hijo), Maki sacaría muchos votos en la elección constitucional, pero en el resto de estado, el voto duro del morenismo y grandes segmentos ciudadanos, podrían rechazarla en la medida que la considerarían como gente del PAN, y mucho muy ligada al sexenio del ex presidente Felipe Calderon y de su esposa Margarita Zavala.  

  Este último un periodo de poder donde se desempeñó como Subsecretaria de Salud, y avaló en su momento los grandes negocios con los medicamentos que se hicieron desde el calderonato.  

 En el PAN cabecista están catalogando a Maki de traidora. No les inspira confianza. Pero dadas las circunstancias, eso a  Maki,  pareciese beneficiarle.  

Sin embargo, que va a pasar con un obradorismo que tiene como premisa no mentir, no robar y no traicionar?  

¿Pasará Maki está aduana? 

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