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No sin nosotras, una ley de protección

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No sin nosotras, una ley de protección

Por Lucía Lagunes Huerta

Cuando desde mediados de 2019 se tiene un diagnóstico que da una ruta clara de fortalecimiento del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de derechos Humanos y Periodistas y perfila el camino para construir una Política Integral de Protección, tres años después se dan cuenta que el Mecanismo estaba rebasado y que le hacía falta cambios.

Diagnóstico, que hay que decir, fue solicitado por la propia Secretaría de Gobernación (Segob), con el ánimo de corregir lo necesario, se dijo, pero que se perdió en el marasmo institucional y quedó abandonado en el incumplimiento.

La ruta de la construcción de la nueva Ley General de protección de Personas Defensoras y Periodistas, que impulsa la Subsecretaria de Derechos Humanos de Gobernación, sigue estando nebulosa. Hasta ahora se desconoce de dónde se parte, cuál es el análisis que lleva a la conclusión de que la actual ley que dio vida al Mecanismo de Protección no funciona cuando el propio diagnóstico solicitado por la Segob señala que “la actual ley ha demostrado ofrecer un marco legal suficientemente flexible para facilitar el desarrollo de las tareas del mecanismo”.

Cómo se llegó a la conclusión que la Ley General de Protección de Personas Defensoras y Periodistas es la mejor vía para revertir el grave problema de violencia contra periodistas y personas defensoras que no cede.

Cómo y de qué manera se participará, especialmente las personas beneficiarias del mecanismo que suman mil 504, mil 11 son defensoras (543 mujeres y 468 hombres) y 493 periodistas (135 mujeres y 358 hombres).

Las personas defensoras y periodistas que están lejos de las ciudades, que no tienen conectividad, que probablemente ni saben que existe un Mecanismo de Protección y mucho menos que se hará una nueva Ley, porque esto salió público hace dos días, ellas quedarán excluidas de este proceso, quienes son las que enfrentan los mayores riesgos.

Las organizaciones que por años hemos hechos el registro, la documentación y el acompañamiento a periodistas y defensoras y defensores, quienes hemos insistido en fortalecer el Mecanismo buscando mejorar los análisis de riesgos y los planes de protección idóneos, estaremos, como muchas más, sin tener la certeza de si lograremos ser verdaderamente escuchadas porque una cosa es que se pueda hablar y otra que se construya de manera conjunta, pues hasta ahora no se ha dicho cómo se recuperan las propuestas para lograr llegar a marzo con una ley estructurada para presentar en el legislativo.

Ojo, no estoy ni a favor de una u otra, lo que no encuentro son las razones que justifiquen que hoy es necesaria la construcción de una ley, cuando las personas beneficiarias del Mecanismo aún enfrentan deficiencias básicas, como son verdaderos análisis de riesgo que no recaigan sólo en una entrevista, sino contextuales, con una verdadera perspectiva de género e interseccional.

Se dice que si las autoridades dejaran de agredir a periodistas y personas defensoras habría un gran avance, y no sólo estoy de acuerdo, lo hemos señalado y reiterado desde 2010. Cómo logrará una nueva ley evitar que las autoridades que son 45 por ciento de los agresores de quienes están bajo el cobijo del Mecanismo, dejen de hacerlo.

Porque las acciones preventivas que se intentan implementar se estrellan ahí, en el autoritarismo, por ello el riesgo no desaparece.

Y ni hablemos de las mujeres, si bien se ha logrado incorporar algunas preguntas sobre violencia de género contra las mujeres en la nueva metodología, no hay una verdadera comprensión de las condiciones de desigualdad y discriminación que viven defensoras y periodistas que sumadas a los peligros que enfrentan por defender derechos humanos y ejercer el periodismo elevan sus riesgos.

Bueno, ni siquiera hay la garantía de que las escoltas e incluso los vigilantes de los refugios no las hostiguen, ni qué decir que se piense en sus necesidades si son de comunidades indígenas.

Pero los foros van y arrancan este lunes 17.

“Sin un enfoque de prevención combinado con acciones dirigidas a anular las causas del riesgo no se va a disminuir la necesidad de protección y finalmente el Mecanismo se volverá ineficaz e insostenible”, lo advirtió el diagnóstico elaborado por la oficina en México de la Alta Comisionada de los derechos Humanos, y se cumplió.

Por esta razón aumenta el número de personas que han solicitado su incorporación al Mecanismo, incluso comunidades completas han tocado la puerta de la institución, porque con todas las deficiencias que puede haber en el Mecanismo es lo único que tienen ante una realidad que no cambia.

Por eso el mecanismo esta rebasado, lo dijo el diagnóstico, no habrá presupuesto que alcance si no se atiende de fondo el origen del problema. La nueva Ley, si se logra, irá al fondo, cómo y de qué manera.

Que hay que acompañar el proceso sí, desde nuestro lugar y con la exigencia clara, de entrada, no sin nosotras, en la era de la paridad, por lo menos la mitad de las participantes tendremos que ser mujeres.

Se deben garantizar las condiciones para que realmente seamos escuchadas, seamos parte del proceso y no sólo público.

Llevamos una década evidenciando la discriminación y estigma que viven las mujeres periodistas y defensoras que levantan la voz y cómo ello las aleja de la proyección y ni se diga de la justicia.

Ninguna ley que busque proteger periodistas estará completa si las periodistas y sus derechos quedan a un lado.

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