MANGUA, Nicaragua | La vicepresidenta y primera dama nicaragüense, Rosario Murillo, reiteró la posición del gobierno de que el designado embajador de Estados Unidos, Hugo Rodríguez, «no será admitido» por sus posiciones «injerencistas».
Managua había manifestado su oposición a esa designación el pasado 28 de julio, pero este jueves el Senado estadounidense confirmó su nominación al cargo.
«El señor Hugo Rodríguez, repetimos, no será bajo ninguna circunstancia admitido en nuestra Nicaragua (…) así que lo tienen claro los señores imperialistas: aquí no entra Hugo Rodríguez», afirmó Murillo, al dar lectura a una nota de cancillería en los medios oficiales.
Horas después, el presidente Ortega anunció en un acto oficial que su gobierno no quiere tener relaciones con los Países Bajos, a cuyo gobierno tildó de «intervencionista» e «irrespetuoso».
«Quienes vengan a faltarle el respeto a nuestro pueblo, a nuestra patria, pues que no vuelvan a aparecer por Nicaragua. Y no queremos relaciones con ese gobierno intervencionista», dijo el mandatario en alusión al país europeo.
Ortega reaccionó así a una visita el jueves de la embajadora holandesa para América Central, Christine Pirenne, quien llegó a Managua procedente de Costa Rica, donde tienen su sede, para informar que no financiarían la construcción de un hospital, según el mandatario.
La medida molestó al gobierno de Ortega, quien exclamó: «¡Afuera!… Que vaya a gritar lo que quiera, todas sus miserias… afuera».
En cuanto al nominado como embajador de Estados Unidos en Managua, el gobierno recordó que le retiraron el plácet en julio por las declaraciones «irrespetuosas» que ofreció ante el Senado de su país.
Hugo Rodríguez afirmó entonces que Nicaragua «se está convirtiendo cada vez más en un Estado paria dentro de la región» y calificó al gobierno de Ortega de «dictadura».
Abogó además por sacar a Nicaragua del Cafta (Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos).
Murillo consideró «insólita» la decisión de Estados Unidos de mantener la postulación de Rodríguez, a quien tildó de «irrespetuoso injerencista (y) nada diplomático», y rechazó la llegada del diplomático, quien fue nominado al cargo en mayo pasado por el presidente Joe Biden en sustitución de Kevin Sullivan.
Expulsiones
El pasado miércoles, el gobierno de Ortega pidió la salida de la embajadora de la Unión Europea (UE) en Nicaragua, Bettina Muscheidt, según fuentes diplomáticas y medios locales, por motivos aún no precisados.
La solicitud de salida, que según la prensa sería efectiva este sábado, ocurrió luego de que una delegación de la UE instara el lunes a Nicaragua a «poner fin a la represión» contra opositores, sacerdotes y medios de prensa independientes y a restaurar la «democracia».
Más de 200 opositores están presos en el marco de la crisis política que vive Nicaragua desde las protestas opositoras de 2018, que el gobierno vinculó a un supuesto fallido golpe de Estado promovido por Washington.
Entre los detenidos están siete exaspirantes a la presidencia y al menos siete religiosos, entre ellos el obispo Rolando Álvarez, un crítico del gobierno que está en arresto domiciliario desde el 19 de agosto.
El 15 de septiembre, el parlamento europeo abogó por la liberación del obispo.
En medio de la crisis, el bloque europeo, como venía haciendo Estados Unidos, ha impuesto sanciones a decenas de funcionarios, allegados y familiares del mandatario nicaragüense por violación a los derechos humanos y corrupción.
Ortega es un exguerrillero que ha sido reelegido tres veces desde 2007, la última en 2021, en una elección que se efectuó con sus rivales presos o en el exilio.
En los últimos años, Ortega ha calificado a los europeos de «fascistas», «colonialistas», «descendientes del franquismo» y «hermanos de Hitler».
El rechazo del nuevo embajador estadounidense y la salida de la embajadora europea se suman a la expulsión del nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, en marzo pasado.
En noviembre de 2021 Nicaragua anunció su retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA) y cinco meses después, en abril de este año, cerró la oficina del organismo en Managua y adelantó la salida de sus representantes del país.
Este año también expulsó al delegado residente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Thomas Ess, por razones desconocidas.
En diciembre de 2018, había ordenado la salida de dos misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA que investigaban la violencia ocurrida durante las protestas de ese año.
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