Aunque no se distinguió por alguna abundante producción de plata o plomo y sí por sus contínuos accidentes entre sus mineros, las vetas de esta montaña produjeron en pocos lustros metales que eran beneficiados en Torreón. El mineral extraído bajaba por góndolas hasta un almacén que se ubicaba donde ahora está un centro comercial en la colonia Colonial Cumbres
Luis Alvarado
Ubicado al poniente de Monterrey, el cerro de Las Mitras es uno de los atractivos de mediana montaña que a lo largo de las décadas ha sido explorado o subido hasta sus diferentes cimas por cientos o miles de alpinistas locales y foráneos.
Algunos han quedado en el intento al sufrir desbarrancadas o caídas mortales al vacío en algunas de sus paredes que requieren algo de escalamiento en sus verticales taludes, con esa especial emoción que significa conquistar una prominencia con obstáculos y trampas diversas.
El que escribe subió en dos ocasiones a la cima cuando tenía 18 años, en un reto que llamábamos la Trilogía, algo que entonces pocos realizaban: subir desde la falda y bajar el cerro y sus tres picos más altos Perico, Piloto y Pirámide en menos de 18 horas. Ahora, otros pocos más locos recorren todas las crestas de todos los picos en un día, de poniente a oriente.
Actualmente rodeado por decenas de colonias y avenidas de cuatro municipios metropolitanos, el Cerro de las Mitras guarda una historia desconocida para la gran mayoría de los nuevoleoneses, vestigios mineros que relatan un pasado de conquista por arrancarle los minerales y metales semipreciosos.
Un tiempo pretérito moderno que se remonta a finales del siglo XIX e inicios del XX del que nada queda, pues el paso inexorable del tiempo y el crecimiento urbano han terminado por borrar toda huella de las bocas de minas.
Igual han desaparecido sus vías férreas que llegaban hasta el depósito ferroviario donde ahora está la colonia Colonial Cumbres, aproximadamente donde se ubica la tienda Soriana Cumbres, quedando solo en el cerro los peligrosos tiros y perforaciones profundas en el interior de la montaña.
Sacaban plata de La Voladora
Aunque es creencia de que el cerro de La Silla es el más alto de la región con sus mil 821 metros de altitud, en realidad el Mitras es el de mayor altura sobre el nivel del mar al llegar a dos mil 58 metros de altitud y debe su nombre a que así fue bautizado por Alberto del Canto, el mismo que dio el nombre a La Silla en su fundación no oficial de Monterrey en 1577.
Y le llamó Mitras porque semeja el tocado usado en la cabeza por prelados religiosos como obispos, cardenales o papas.
El historiador de Santa Catarina, Antonio Guerrero Aguilar señala que de La Voladora se extrajeron metales plomosos mezclados “con algo de plata”, pero que nunca tuvieron el auge deseado debido a lo difícil de su acceso y a las constantes inundaciones que sufrían sus tiros y túneles producto de los veneros internos de la montaña.
Señala que en 1626 el entonces Gobernador del Nuevo Reino de León, Martín de Zavala, acudió a las minas del Cerro de las Mitras para cerciorarse de sus vetas argentíferas. Luego surgirían otros bretes: los mineros se quejaban de que constantemente los indios de la nación “tetecuara” los molestaban y se llevaban sus ganancias.
Los derrumbes y accidentes eran una constante, “como cuando el regidor del ayuntamiento de Monterrey, el capitán Rodrigo de Ochoa cayó en 1688 a uno de sus precipicios. A finales del siglo XIX, una mina se derrumbó ocasionando la muerte de tres personas, observa Guerrero.
En 1647, Diego de Montemayor; nieto del fundador de Monterrey, participa en el descubrimiento de una mina en el cerro de las Mitras, siendo bautizada como La Voladora.
Llegó a tener 250 mineros
Según los registros encontrados; el periodo de explotación del complejo fue aproximadamente de 1900 a 1918, aparece en el registro histórico como parte de la Compañía Metalúrgica de Torreón (fundada en 1900 por Ernesto Madero) con 40 empleados, quienes extraía plomo y plata, con una producción de mil 840 toneladas sin separar metal del mineral.
Lo sacado al Mitras era trasladado en ferrocarril hasta la Compañía Metalúrgica de Torreón para su procesamiento final.
Para 1904 producía plomo, plata y hierro, con una producción de 22 mil 400 toneladas por un valor de 168 mil pesos, con 250 obreros. Para el periodo 1906-1907, aparece como la mina con mayor cantidad de accidentes entre seis empresas mineras.
Ya para 1919 figura un registro de minas abandonadas de la región hasta que en 1920 la Metalúrgica de Torreón fue absorbida por la empresa Peñoles.
A inicios del siglo XX se abandonan las viejas técnicas de perforación manual y para 1903 se utiliza la dinamita para buscar nuevas vetas y al iniciar 1925 el cerro empieza a ser perforado para explotar otros recursos minerales y yacimientos de mármol, yeso y metales plomosos.
Ya para la década de los 50´s el cerro sufre más explosiones en su exterior, ahora para arrancarle la piedra que sería utilizada por las empresas de las llamadas pedreras a fin de molerla y conseguir la materia prima para la industria cementera y para la consecución de arena para construcción.
Demasiados accidentes en las minas
En el lado norte del Mitras, en la cara que mira hacia las colonias Valle Verde, Cumbres y otras, se llegó a ubicar la mina La Voladora a mil 570 metros de altitud, la cual fue emprendida por regiomontanos y coahuilenses asociados a la referida empresa de Torreón, Coahuila.
De acuerdo a los datos surgieron otras minas como “La Voladora”, “La Luz”, “La Virgen de Guadalupe” y la “Azteca”.
De acuerdo a estadísticas oficiales, para 1904 arrojaba plomo, plata y fierro, con una producción de más 22 mil toneladas, piedra en su mayor parte, por un valor de 168,000 pesos en lo que trabajaban los más de 200 obreros cuyos salarios fluctúan entre 1.50 pesos y 62 centavos.
Sin embargo, por lo elevado de la mina, lo inaccesible en algunas áreas y lo peligroso de trabajar a más de mil 500 metros de altitud, entre 1906 y 1907 aparece como la veta con mayor cantidad de accidentes entre seis empresas mineras. Aun actualmente hay quienes han descendido a los profundos y oscuros tiros en cuyo fondo han apreciado restos de huesos humanos.
Abandonada en 1919
Así era el trajín en La Voladora, los mineros laboraban, perforando los taludes y para 1919 figura en una lista de minas abandonadas, en 1920 la Compañía Metalúrgica de Torreón fue absorbida por Peñoles.
Según los registros encontrados, el periodo de explotación del complejo minero de La Voladora y anexas fue aproximadamente entre 1900 a 1918, pues para que una mina se considerara abandonada necesitaba al menos un año sin uso.
Existen muy pocas fotografías sobre la actividad minera, tres sin fecha, tomadas por el Jesús R. Sandoval, artista de la lenta que abrió su estudio en 1896, pero muestran diversos aspectos de la explotación del complejo minero.
La primera fotografía se cree que fue tomada donde ahora está el centro comercial Soriana Cumbres en calle Alejandro de Rodas, apreciándose varias cañadas en el cerro, algunas en explotación, de donde bajaban con cable las góndolas cargadas con mineral y a su derecha varias cañadas donde se aprecia el escurrimiento de material de desecho.
En otra se observan dos edificios de madera tipo barracas para los mineros o almacenes, vías y vagones para el transporte mineral en góndolas suspendidas en cables, que erran llevados hasta el edificio que se ubicaba a pocos kilómetros en lo que ahora es la colonia Puerta de Hierro.
Sus caminos ahora los usan deportistas de montaña
Cerca de la cañada más grande y sobresaliente se encuentra un camino que hará más de 117 años fue hecho a mano y con explosivos para poder transitar por ella a pie por parte de los trabajadores y por las mulas utilizadas para la carga de herramientas, alimentos y equipo de mantenimiento de la maquinaria.
Ese camino ahora es utilizado por montañistas que gustan de subir hasta la llamada mina de agua o hasta las cimas de los diferentes picos.
Cuando toda la piedra fragmentada era transportada por las góndolas hasta el depósito temporal, luego se trasladaba por la ramal que se conectaba a la vía a Torreón, que finalmente lo llevaría a la Compañía Metalúrgica de Torreón para su separación final.
Dicha cañada principal era utilizada para el despeñadero de piedras sacadas en la perforación del cerro. (Recuerdo como este tramo de unos 300 metros de caída en ángulo de 43 grados lo utilizábamos como vía rápida de bajada deslizándonos con las botas sobre el pedregal como si surfearamos sobre el mar).
Aunque no se conocen los registros extractivos de la antigüedad en los siglos XVII y XVIII en la época de la colonia, donde a decir del historiador Mario Treviño Villarreal era difícil tener los reportes exactos porque los regenteadores de las minas los alteraban para evitar pagar mayores impuestos, a finales del XIX e inicios del XX se calcula que su lapso de trabajo efectivo fue de menos de 20 años, abandonándose por agotamiento e inundaciones frecuentes de las minas.
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