Investigación

¿Qué ha pasado con la escalada de los precios?

En la primera quincena de abril el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró un crecimiento de 0.16 %, por lo que la inflación general anual se situó en 7.72 por ciento 

Por Roberto Gutiérrez Alcalá    

La inflación en México ha tomado un camino al alza que preocupa. De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la primera quincena de abril el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró una inflación de 0.16 por ciento, por lo que la general anual se situó en 7.72 por ciento (en el mismo periodo, pero de 2021, la inflación quincenal fue de 0.06 por ciento y la anual de 6.5 por ciento). 

“Esto se debe a un problema de oferta y demanda de productos. El gobierno actual ha puesto en práctica la llamada austeridad fiscal, es decir, ha hecho recortes presupuestales. Aunado a la falta de empleo, al subempleo, a los bajos salarios y a la creciente desigualdad del ingreso, esto ha disminuido el gasto y contraído la demanda”, explica Arturo Huerta González, profesor de Posgrado de la Facultad de Economía. 

En opinión del universitario, las presiones sobre los precios que enfrenta la población son resultado, ante todo, de los rezagos productivos que vienen de muchos años atrás y del encarecimiento de productos importados, como granos básicos, gasolinas, gas y fertilizantes. 

“La inflación internacional se manifiesta mediante las importaciones caras, pero éstas, repito, son resultado de los rezagos productivos que se han venido acumulando en el país a lo largo de varias décadas y que nos han llevado a depender de las importaciones. Antes, éstas eran baratas porque el dólar lo era; sin embargo, ahora a pesar de que esa moneda sigue siendo barata, estamos importando caro por culpa de la inflación internacional. Si la nación fuera autosuficiente en granos básicos, gasolinas, gas y fertilizantes, ésta no nos afectaría tanto”, añade. 

Estancamiento económico 

Durante la crisis desatada por la pandemia de la Covid-19, los procesos productivos y las cadenas de suministros se frenaron mundialmente, lo que generó presiones sobre los precios a partir de 2021. 

“En 2020 no hubo problemas inflacionarios en México porque la actividad económica estaba contraída, pero en 2021, cuando el confinamiento de la población se redujo y la economía comenzó a abrirse, la demanda se incorporó de nuevo al mercado y desencadenó presiones inflacionarias ante la escasez de productos internacionales propiciada por la paralización parcial de los procesos productivos y las cadenas de suministro que trajo el confinamiento en otras partes del mundo”, dice Huerta González. 

Por si fuera poco, a fines de febrero del presente año Rusia invadió Ucrania y, de esta manera, estalló una grave crisis político-militar en esa región del planeta. 

“Como estos países son dos de los graneros más grandes del mundo, el conflicto armado entre ellos ha ocasionado un desabasto de granos básicos (trigo, soya…). Además, Rusia es el principal abastecedor de petróleo, gasolinas y gas a Europa y el principal productor de fertilizantes, y estos productos no están fluyendo como antes a ese continente y a otros lugares. Todo esto ha acelerado un proceso inflacionario mundial”, puntualiza el economista. 

Subsidios a las gasolinas 

Con todo, la inflación en México es más baja que la que padecen hoy en día varios países. Según Huerta González, este fenómeno se debe a que, en nuestra nación, la demanda está contraída, o sea, no hay presiones de demanda sobre los precios, porque el gobierno sigue sin gastar y la falta de empleo, el subempleo, los bajos salarios y la creciente desigualdad del ingreso persisten. 

“Otro factor que ha coadyuvado para que la inflación no se dispare son los subsidios que el gobierno otorga a las gasolinas. No olvidemos que las gasolinas se relacionan con todo el proceso productivo y de distribución de los productos… Con esta medida, el gobierno puede controlar no sólo el proceso inflacionario, sino también el alza de la tasa de interés que el Banco de México ha venido instrumentando. Y es que, mientras menos aumente la tasa de interés, menos contracción económica tendrá la economía. Ahora bien, si el Banco de México sube la tasa de interés, la inflación no bajará porque se contraerá la inversión. De este modo, seguirá la escasez de productos y el alza de precios.” 

No pocos analistas han criticado esta política de subsidios a las gasolinas porque argumentan que ejerce fuertes presiones sobre las finanzas públicas. 

Al respecto, el economista afirma: “No importa: está frenando la inflación y eso contribuye a que no se contraiga más la actividad económica. Y al haber cierto crecimiento de la actividad económica, el gobierno terminará recaudando más; y al recaudar más, podrá subsanar el subsidio que le está dando a las gasolinas.” 

Especuladores 

Por lo que se refiere al aumento de los precios de diversos artículos de la canasta básica, Huerta González tiene muy claro quiénes son los que lo han “patrocinado”: los especuladores. 

“Muchos analistas se oponen al control de precios, pero el gobierno debe meter en cintura a los especuladores, que en este caso no son los productores, sino los que les compran los productos, esto es, las grandes empresas comercializadoras nacionales e internacionales, las cuales están lucrando a costa de quebrar el nivel de vida de la población.” 

Finalmente, el experto piensa que, como en el pasado se dio prioridad a la importación de granos básicos, gasolinas, gas y fertilizantes, se requiere un incremento en la inversión pública, así como una política agrícola y una política industrial para lograr la autosuficiencia en estos productos que en la actualidad desempeñan un papel fundamental en la inflación, porque la mayor parte de ellos es traída del exterior. 

Incrementos importantes 

De acuerdo con José Manuel Márquez, del Instituto de Investigaciones Económicas, a pesar de que los precios de los energéticos en México han subido menos que en Estados Unidos y los países de la Unión Europea, los de algunos productos, en especial de la canasta básica, sí han tenido incrementos relevantes. 

Hay dos razones por las cuales está pasando esto. Una, recalca, es que los precios de los energéticos, granos y algunos suministros importantes de las cadenas de producción han aumentado por el conflicto armado en Ucrania y las complicaciones derivadas de las restricciones de las actividades económicas en China ante el nuevo brote de la Covid-19; la otra es que el comportamiento de la economía a nivel local está relacionado con el ciclo económico de la inflación, ya que al inicio de año los precios suben relativamente poco, luego bajan y en el periodo que va de abril a junio vuelven a subir aún más debido a un aumento en la demanda de bienes y servicios. 

“Después de Semana Santa las tarifas de ciertos servicios y la demanda de algunos productos aumentaron, lo que contribuyó al incremento de la inflación. Este fenómeno, conocido como inflación estacional, es esperado. Pero lo que sí nos preocupa a los analistas económicos es que el componente subyacente de la inflación está muy por encima de la inflación total y está jalando a ésta al alza. Esto sí es una mala noticia.” 

Para el investigador universitario, que el componente subyacente de la inflación nacional esté por encima de la global obedece a otra característica particular de la economía mexicana, consistente en que muchas empresas e intermediarios quieren maximizar sus ganancias y, tomando como pretexto el aumento de la inflación global, ofrecen sus productos a precios por encima de los del mercado. 

“Esos precios deberían de estar hasta 30 por ciento por debajo; sin embargo, dichas empresas e intermediarios están aprovechando la inestabilidad mundial de los precios para ofrecer sus productos más caros y de esta forma tener más ganancias. Así, la inflación actual en México también está impulsada por los altos precios impuestos por muchas empresas e intermediarios.” 

En opinión de Márquez el acuerdo nacional para el control de precios del gobierno es muy positivo, pues permitirá que el elemento estacionario de la inflación no tenga un efecto más grave sobre ésta y, al mismo tiempo, regulará los márgenes de ganancia de las empresas y los intermediarios. 

“Tenemos estimaciones de que si se permite que la inflación continúe libremente su camino podría llegar a 8 u 8.5 por ciento. Con la aplicación del control de precios se obtendrán buenos resultados en el corto plazo, al menos en lo que se refiere a los productos de la canasta básica. Esta medida ayudará, en los próximos dos meses, a que el elemento estacionario de la inflación tenga un impacto mucho menor y a que, por lo tanto, ésta no experimente una subida tan alta.” 

Asimismo, señala que adoptar una medida como ésa es necesario porque gran parte de los componentes de la inflación no están en nuestras manos, es decir, la política monetaria en este contexto de alta inflación en el ámbito global no conduce a reducirla localmente porque a este nivel tiene mucho que ver con lo que sucede en el exterior y, entonces, subir la tasa de interés y recortar el flujo de efectivo sólo beneficiaría marginalmente.

“Por eso, en este contexto, se deben tomar medidas pragmáticas como el control de precios, que en el mediano plazo contribuirá a frenar la inflación. Aunque es una medida viable y prudente, no puede ser de largo plazo. En caso de un aumento de la inflación de largo plazo se tendrán que considerar otras opciones”, concluye.

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