¿Cómo empezó todo?. Se estima que la fundación definitiva de “la ciudad metropolitana de nuestra señora de Monterrey” tiene lugar el 20 de septiembre de 1596. Vendrían los asentamientos de las 12 familias españolas fundadoras dirigidas por Diego de Montemayor.
Por Luis Alvarado
Al observar desde una montaña alta o desde el aire el valle de Monterrey y su metrópoli no deja de producirse el desencanto por el crecimiento desordenado donde millones de personas quieren vivir dentro de esa garganta, apretujados con una pobre movilidad y una rica polución.
Pero, ¿cómo empezó todo? Se estima que la fundación definitiva de “la ciudad metropolitana de nuestra señora de Monterrey” tiene lugar el 20 de septiembre de 1596. Vendrían los asentamientos de las 12 familias españolas fundadoras dirigidas por Diego de Montemayor.
Son en total 34 personas, incluidos niños y algo de ganado menor. Ubican la villa donde estaban los manantiales de Santa Lucía, ya ubicados en anteriores poblamientos.
Diego se sujeta a las «Ordenanzas de Poblaciones Nuevas» promulgadas por Felipe II en 1573 y en un cuadro geográfico de 15 leguas da forma a la ciudad. Construyen casas de adobe, que 15 años después son arrasadas por las inundaciones de 1611, tan propias de la región.
Luego viene la reconstrucción de la ciudad, ahora en lo que es la Plaza Zaragoza, sitio un poco más alto donde además estaban los silos de granos y alimentos para los habitantes. Para 1626, siglo XVII, ya se contaba con un templo, el de San Andrés, que tenía su propio cementerio, donde luego se edificaría la catedral citadina.
Surge el de La Catedral
Esto mientras que las campañas supuestas de evangelización y pacificación de los indios naturales eran en realidad de captura para usarlos en el trabajo, trayéndose bozalos de Matehuala; gualaguises del actual Hualahuises y janambres de San Antonio de los Llanos, hoy Hidalgo, Tamaulipas.
Al entrar el siglo XVIII se inicia la construcción de la Catedral de Monterrey, que al empezarla en 1705 es terminada hasta 1791 y con ella el primer barrio, cuyos habitantes generalmente de clase media y alta se enorgullecían de ser “del barrio de la Catedral”.
Con ese correr de las décadas y los siglos, los barrios adquirían una subdivisión con identidad propia dentro de una misma ciudad, según la definición árabe hispánica integrada con los vocablos barri, ´exterior´ y arabesco ´salvaje´.
Los del siglo XVIII y XIX
Tras años de lento crecimiento, a fines del siglo XVIII se aprecia el avance urbano de Monterrey que es reflejado en un plano de la ciudad (1798) por el arquitecto Juan Bautista Crouset, donde destaca el desarrollo de asentamientos al poniente de la ciudad, ya con más calles y manzanas.
Ya en el siglo XIX los poblamientos o subdivisiones se ubicaron en los límites de la ciudad, ampliando la mancha urbana, mencionándose entre otros: Barrio de la Federación, sobre el cerro de la Loma Larga; de la Ciudadela, al norte; de las Tenerías, al oriente, por las calles de Juan I. Ramón y Héroes del 47.
Del Fortín Independencia, por la Loma Larga; San Luisito, actual colonia Independencia y parte de la Nuevo Repueblo; del Roble, alrededores de la Basílica del Roble; de La Purísima; del Nijayote, Naranjo, entre Abasolo y Mina; de la Rata Ahogada, Casa del Obrero.
Asimismo, el de Santa Rita, Barrio de Catedral; el de la Plaza Degollado, Garibaldi e Hidalgo; de San Francisco, por donde se ubica el Círculo Mercantil Mutualista.
El “boom” migratorio a inicios del XX
El crecimiento de Monterrey marcaría un ritmo acelerado a fines del siglo XIX e inicios del XX al convertirse en asiento norteño de la industria pesada, atrayendo con ello a pobladores de otros municipios de Nuevo León, de los estados de San Luis Potosí, Zacatecas, Tamaulipas, Coahuila y otros.
Los nuevos migrantes pasarían a ser la mano de obra de las fábricas y negocios, asentándose y creando nuevas familias en las nacientes “colonias” de la ciudad, otros más se irían a la periferia de la ciudad y otros a los alrededores de las zonas fabriles, como Fundidora, Vidriera, Cervecería, Altos Hornos y otras.
Estos barrios modernos ya se diferenciaban de los antiguos poblamientos y vendrían a constituirse como colonias populares, habitados en su mayoría por trabajadores y empleados de la esfera baja, mientras que empleados medios y altos ocupaban los antiguos barrios, que vendrían a etiquetarse como residenciales o en sí, nuevos fraccionamientos más caros de adquirir.
A continuación algunos de esos barrios, que a la fecha perduran, algunos llamados “bravos” en décadas pasadas:
Barrio de la colonia Hidalgo
Emplazado al norte de la ciudad se inició en 1915, los vecinos construyeron su primera escuela en febrero de 1924 nombrándola Miguel Hidalgo. Contaba con estación de ferrocarril en Martín Carrera y prolongación Cuauhtémoc. Igualmente los vecinos construyeron la plaza organizando rifas, bailes, la cual tiene su kiosko.
El Barrio del Mediterráneo: Zona brava a inicios del siglo XX, pero actualmente su gente es pacífica y trabajadora. Muy distintivo era el muro construido en 1910 para proteger a la ciudad de las fuertes avenidas del río Santa Catarina, desde la calle Serafín Peña, antes Calle de las Flores, hasta la Nicolás Bravo, donde había un gran terreno, hoy Pulga Río.
Barrio de la Medalla: ubicado entre las calles Colón, Miguel Nieto, Aramberri y la avenida Urdiales, adquiere su nombre por la parroquia de la Medalla Milagrosa ubicado en Edison, entre Treviño e Isaac Garza.
Barrio del Obispado: En 1787 el obispo José Verger toma posesión de la Loma de la Chepe Vera, concedida por el Ayuntamiento regiomontano por su intención de cambiar la ciudad al poniente debido a las inundaciones, construyendo en ese sitio un palacio en honor de la virgen de Guadalupe, que posteriormente fue llamado del Obispado. Es hasta 1920 que inicia su poblamiento con una colonia residencial.
Lo distintivo de El Obispado fueron sus fábricas, los panteones municipales y el cementerio privado de El Carmen, siendo sus primeras factorías la cerillera El Fénix, la fábrica de muebles La Malinche y la Galletera Mexicana.
Este barrio es atravesado por la calle Hidalgo, antiguamente la Real, salida a Saltillo por la cual viajaron personajes importantes a lo largo de la historia de Monterrey como el virrey Félix M. Calleja, el general Mariano Jiménez, el coronel Juan I. Ramón, Fray Servando Teresa de Mier, el invasor yanqui Taylor, Santiago Vidaurri, Porfirio Díaz, Francisco Villa, entre otros.
Barrios Tijerina y Talleres: Ubicados en los alrededores de los talleres del Ferrocarril de Monterrey en las calles Roble, Urdiales y Ruiz Cortines por los años 30´s, llena de pequeños sembradíos y acequias, con sus escuelas Talleres, Héroes de Nacozari, la secundaria No. 6 Centenario de la Constitución, la primaria Sofía Cavazos, el templo de Nuestra Señora del Refugio, el cine Colonial.
El Nacional, donde está la Central de Autobuses
Barrio El Nacional: Nace por 1920, netamente comercial al instarse la Estación Unión, hoy Central de Autobuses, y la Estación del Golfo, hoy Casa de la Cultura, entre Madero y la calle Colón, siendo las contiguas Reforma, Rayón, Jiménez y Pino Suárez. Los barrios cercanos a este eran El Matehuala (hoy colonia Sarabia), el barrio de la estación del Golfo al oriente, y al sur, barrios residenciales de clase media, en donde destacaba la Plaza de Toros.
Barrio del fraccionamiento, Buenos Aires: Al oriente, era una continuación de la colonia Buenos Aires, nace por la entrega de viviendas a los trabajadores de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey S. A., en 1950, contó con sus escuelas primaria y secundaria. El parque España y el de Ligas Pequeñas de beis bol son parte de sus atractivos.
Barrio de la Luz: Por el templo de Madre Santísima de la Luz, edificado en 1895 en un terreno comprendido entre la plaza de la Muralla también conocida como la placita de la Luz, ubicada en Ruperto Martínez por Platón Sánchez y Cairo, hoy Carvajal y de la Cueva.
Barrio Garibaldi: Al lado norte del Colegio Civil Militarizado. Al frente, por la calle del mismo nombre, en colindancia con Juárez, Washington y 5 de mayo surge la Plaza Colegio Civil, rodeada de templos como El Roble, San José, Dolores, Sagrado Corazón de Jesús, entre otros.
Barrio Diego de Montemayor: Insertado desde el río Santa Catarina al norte hasta las calles de 5 y 15 de mayo y de Mina a Juárez, de oriente a poniente, considerado el centro de la ciudad, zona tranquila y confortable. Cedió su lugar a la construcción de la Macroplaza pues fueron derrumbados muchas casas, edificios y árboles y una historia del Monterrey fundacional.
Macroplaza acaba con Barrio de la Catedral
Barrio de la Calle Juárez y plaza del Colegio Civil: instalado en las calles de Juárez, Zuazua, 15 de mayo y Ruperto Martínez, comercial, con negocios que aún siguen; el Mercado Juárez, botica la Reynera, panaderías La Superior y La Favorita, el restaurante Galván, Tlapalería Sello Rojo, Casa Villarreal, Casa Moneta, Magazine, Taquería Juárez y muchos más.
La plaza y Colegio Civil situados en este barrio representaron, con sus actividades magisteriales y artísticas, la educación, arte y cultura de Monterrey.
Barrio de la Catedral: Circundante a la catedral y la Macroplaza, en Abasolo, Zuazua, Zaragoza y 15 de mayo. Dentro de él la plaza Zaragoza, Hotel Brístol, Don Diego, Zuazua, Continental, San Antonio Iturbide, Restaurante Flores y Pensilvania, el Círculo Mercantil, Bar Reforma y Carita, Cine Elizondo, Zapatería Marroquín y puestos de lotería. También sucumbió ante la Macroplaza martinez-dominguista.
Barrio La Purísima: Así conocido por rodear el templo de la Purísima, lo constituían familias de empresarios prósperos, grandes comerciantes, prestigiados profesionistas y personalidades distinguidas del ámbito local e internacional, se ubicaba en las calles Hidalgo, Zarco, De las Flores y Simón Bolívar. Lo más típico eran la plaza Llave, la casa de don José Calderón, el tranvía que transitaba por Simón Bolívar y el Colegio Renacimiento.
El Sanluisito en el corrido a Monterrey
Barrio San Jorge: Surgido de la parroquia de Guadalupe y el Colegio Juan Luis Vives, plantel cercano a la actual avenida Lincoln en su cruce con las avenidas Gonzalitos y Rodrigo Gómez. Lo distinguían los sembradíos de maíz, el panteón municipal, la pasteurizadora Nazas y el campo de futbol que se encontraba en el lado sur de la antigua vía a Torreón, hoy Lincoln.
Barrio de San Luisito: se formó en la segunda mitad del siglo XIX a inicios de la industrialización, por ser ocupado por migrantes del estado de San Luis Potosí. En sus inicios, el espacio que hoy ocupa la colonia Independencia y la Nuevo Repueblo se le denominó Repueble del Sur, donde se criaban cabras y ovejas.
Es uno de los más populares e icónicos para Monterrey. En 1910 se le cambió el nombre al barrio, denominándose colonia Independencia en honor al primer centenario de la misma, siendo enaltecido en el Corrido de Monterrey y tenía su puente sobre el río Santa Catarina que lo conectaba a Monterrey, paso de madera incendiado en 1908, reconstruido de concreto hasta que se hizo metálico y dar lugar al Puente del Papa, en recuerdo a su visita en enero de 1979.
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